Tono moderado y falta de confrontación en el primer debate en Brasil
PRESIDENCIALES. El PT fue el gran ausente en el primero de los siete cruces de cara a las elecciones de octubre
RÍO DE JANEIRO.– En el primero de siete debates televisivos que habrá en Brasil antes de las elecciones del 7 de octubre, los principales candidatos presidenciales evitaron anteanoche fuertes confrontaciones para no espantar a un electorado ya muy pulverizado y decepcionado con los políticos en estos tiempos posoperación Lava Jato.
El gran ausente en el encuentro en los estudios de la cadena Bandeirantes en San Pablo fue el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, irónicamente favorito para los comicios –con un 30% de apoyos– aunque desde abril cumple una condena a 12 años de cárcel por corrupción en el marco de la Lava Jato.
Como alternativa, el PT organizó un debate paralelo online con su candidato a vice, el exalcalde de San Pablo Fernando Haddad, quien debe ocupar la titularidad de la fórmula petista cuando el Tribunal Superior Electoral (TSE) impugne el nombre de Lula, a partir del día 15, plazo en que vence el registro de las candidaturas, ya que ningún ciudadano condenado en segunda instancia puede competir por un cargo electivo. Junto a Haddad estuvieron la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, y la joven líder de su aliado Partido Comunista Brasileño (PCDOB) Manuela D’avila, quien pasaría a ser la aspirante a vice de la fórmula petista cuando el exalcalde paulistano quede como candidato a presidente.
Frente a las cámaras de Bandeirantes, durante tres horas y media, se presentaron ocho de los 13 postulantes al Palacio del Planalto: el diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), quien encabeza las intenciones de voto con un 19% en los escenarios sin Lula; la ecologista Marina Silva, de la Red Sustentabilidad (Red), 15%; el exgobernador de Ceará Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), 10%; y el exgobernador de San Pablo Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), 7%; además del senador Alvaro Dias (Podemos), el exministro de Economía Henrique Meirelles (Movimiento Democrático Brasileño), el excoordinador del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) Guilherme Boulos (Partido Socialismo y Libertad), y el diputado Cabo Daciolo (Patriota), estos últimos cuatro con alrededor de un 1% de respaldo cada uno.
A pesar de sus controvertidas posturas en defensa de la dictadura y en contra de las mujeres, los gays, los negros y los indios, Bolsonaro no fue casi blanco de ataques de sus rivales por estos temas, sino que buscaron dejar en evidencia la falta de propuestas serias para enfrentar temas prioritarios. Nervioso, pero sin llegar a irritarse como suele sucederle, el diputado –un exmilitar del ejército– abogó por el porte de armas para la gente común como forma de combatir el crimen, reiteró su inclinación a que el Estado se meta lo menos posible en la economía, citó varias veces a Dios y resaltó que a diferencia de muchos otros políticos jamás fue acusado de corrupción.
“Soy el único que puede cambiar el destino de Brasil”, aseguró en sus consideraciones finales.
Veteranos de otras campañas presidenciales, Silva (2010 y 2014), Gomes (1998 y 2002) y Alckmin (2006), se mostraron más sólidos y efectivos en explicar sus planes de gobierno.
“Para que haya empleo debe haber inversión, y para que haya inversiones debemos recuperar la credibilidad”, apuntó Silva, de la Red, mientras que Gomes aprovechó para criticar la reforma labora impulsada por el gobierno de Michel Temer. “Introdujo mucha inseguridad. Esa salvajada nunca hizo prosperar a ningún país”, afirmó el candidato del PDT.
Aunque defendieron las investigaciones anticorrupción, Gomes cuestionó “excesos” de la Lava Jato y Silva criticó a Alckmin por haber sellado alianzas electorales con los partidos del llamado “centrão”, muy salpicados por denuncias.
“Hay gente buena en todos los partidos”, se defendió el exgobernador socialdemócrata, quien justamente por la coalición alcanzada tiene ahora más chances de crecer. “La Lava Jato es una conquista de la sociedad. Necesitamos profundizarla y acabar con la impunidad. Para eso debemos llevar adelante una reforma de las instituciones, empezando por la reforma política”, ahondó después, en medio de varios ataques de sus rivales.
Como candidatos menores, Meirelles, Dias, Boulos y Daciolo apenas se lucieron con intervenciones coloridas.
“El gran problema que enfrenta Brasil hoy es la falta de amor”, dijo Daciolo.
Geraldo alckim partido de la social democracia brasileña
“La Lava Jato es una conquista de la sociedad. Necesitamos profundizarla y acabar con la impunidad. Debemos hacer una reforma de las instituciones”