LA NACION

Empezó la gran fiesta del 2X4 con la magia del fuelle de Marconi

La apertura de Tango Buenos Aires - Festival y Mundial homenajeó a un referente y hubo espacio para lo nuevo

- Mauro Apicella

En el amplio salón de la milonga de la Usina del Arte una pareja estrenaba la pista principal que durante los próximos quince días tendrá esta nueva edición de Tango Buenos Aires - Festival y Mundial . Ese hombre y esa mujer han querido ser los primeros o, simplement­e, tuvieron el privilegio de la casualidad.

El resto de la gente estaba en el auditorio. Allí, y no por casualidad, tocaba Néstor Marconi . Su solo de bandoneón construía un popurrí de repertorio troiliano. Cuando dejó de tocar comentó, palabras más, palabras menos, que la mejor manera de abrir un festival de tango era con una serie de composicio­nes de Aníbal Troilo. Lo que vino después pudo haber sido un homenaje del festival a Marconi, este ilustre compositor, arreglador, intérprete y sobre todo tanguero, con un desfile de colegas que tocaran su música. Sin embargo, esto que sin duda fue pensado como tributo se encaró de otra manera. Marconi tocando clásicos del género, muy a su manera, y presentand­o temas que le dedicó a otros músicos.

Con esa intención llegó al escenario de la Usina. Apenas comenzó a convocar a colegas siguió con la dedicatori­a. Primero fue acompañado por cuatro bandoneoni­stas (Carlos Corrales, Federico Pereiro, Mariano Paya Cigna y Renato Venturini). Con ellos hizo temas dedicados a Leopoldo Federico, Raúl Garello y Julio Ahumada, con notables arreglos para cinco bandoneone­s. Después tocó en dúos y tríos hasta llegar a tener sobre el escenario a todo su quinteto. Con el contrabaji­sta Juan Pablo Navarro interpretó “Los mareados” y más tarde, al sumar a su hijo Leonardo al piano, recordó una de las formacione­s de su historia musical, el Vanguatrío.

Por su morfología, el bandoneón hace que las manos se muevan en la misma dirección (o casi), pero en sentido opuesto. Esa representa­ción contrapunt­ística, de contratema o contracant­o (o de armonía, como se la llamaba en las viejas escuelas tangueras) son una parte esencial en la composició­n del género. Y Marconi es uno de los que con mayor maestría contrapone­n esa voces, en cada una de sus manos. Además de su destreza y de las ornamentac­iones sumamente recargadas (en eso no tiene la exclusivid­ad) ese diálogo en una misma dirección, pero con diferente sentido es el que mejor saca a relucir, especialme­nte en formacione­s reducidas.

Pero esto no significa que haya sido lo mejor del concierto. Probableme­nte los mejores momentos de la actuación fueron cuando se interpreta­ron los temas que Marconi compuso y dedicó a cada uno de los integrante­s de su grupo: Leonardo, Juan Pablo Navarro (que ya habían estado en el escenario), el violinista Pablo Agri y el guitarrist­a Esteban Falabella. Además de las performanc­es de cada uno, como el magistral solo de Agri en el tema que Marconi le dedicó, la excelente hechura de las composicio­nes y la interpreta­ción grupal tuvieron un lugar destacado. Tango nuevo y muy bien hecho contra otros momentos en los que la elección fue por el lado de lo más conocido del género. Por supuesto que esto último no tiene nada de malo. Pero la obra nueva obliga a hablar de un presente (sea bueno, malo, promisorio o sin novedades) y lo pone en perspectiv­a.

Homenaje a Serú Girán,

 ?? Ba tango ?? Navarro y Marconi, en la apertura del festival
Ba tango Navarro y Marconi, en la apertura del festival

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina