Procesión de arrepentidos
Lo que más sacudió a jueces y fiscales fue la declaración de Oyarbide reconociendo presiones
“Bienvenidos sean los arrepentidos, pero ojo, que no se banalicen”. Esta es la máxima que circuló esta semana entre los jueces federales de Comodoro Py 2002 que investigan casos de corrupción vinculados con el kirchnerismo, horrorizados por la increíble imagen de Norberto Oyarbide, uno de los suyos hasta hace dos años, ahora convertido en un delincuente que –entre lágrimas y sin éxito– rogó confesar a cambio de no quedar preso.
Los más veteranos están asistiendo a algo que no vieron nunca en su vida tribunalicia. Empresa- rios haciendo fila para confesar ante el fiscal Carlos Stornelli para no quedar presos, y exfuncionarios que quedan detenidos si no hablan.
No cuestionan a Claudio Bonadio por esta inflexible estrategia que le viene dando resultado y provoca una catarata de actos de contrición, pero advierten que no debe tomarse la figura del arrepentido en vano.
Recuerdan que la ley establece que es necesario comprobar la versión del arrepentido y que debe seguirse este asunto para castigar al que miente amparándose en este beneficio.
También señalan que el nerviosismo eléctrico que se vive entre el tercero y cuarto pisos de los tribunales donde están los jugados, y el quinto, donde están las fiscalías, con una procesión incesante de políticos presos, abogados y empresarios libres con sus abogados, no se vio nunca. Y sostienen que fue posible por un cambio que se viene gestando desde hace tres años.
No les resulta asombroso el relato de Oscar Centeno, porque de hecho esta práctica está mencionada en alguna de sus causas, pero destacan que el “chofer arrepentido” es un recurso que no aparece todos los días.
“Revela una promiscuidad entre lo privado y lo público que no nos asombra, pero es fuerte una prueba así”, señala un magistrado acostumbrado a indagar ministros y presidentes. Y claro, menciona que el dinero de las campañas electorales siempre es el trasfondo de sus investigaciones de lavado de dinero y corrupción.
“Lo que está ocurriendo es positivo, más allá de lo triste que es”, dijo otro juez federal que señaló que este tipo de actitudes puede ser positivo en términos simbólicos y generar un cambio en el futuro a corto plazo.
Hace tres años esto no podría haber ocurrido, cambiaron las cosas en los tribunales, desde el inicio de la investigación del caso Ciccone contra Amado Boudou cuando aún estaba en el poder.
“Los procesos de cambio social y político son más lentos y más largos que las expectativas que todos tenemos”, cuenta otro magistrado que recuerda lo que le costó llegar a elevar a juicio casos que hoy son emblemas anticorrupción.
Los jueces no se asombran de los relatos de esta semana porque las prácticas que investiga Bonadio son parte de la misma maniobra que ellos investigan.
O coimas o retornos o plata de campaña en negro: siempre son contraprestaciones por las obras por las que los propios funcionarios y empresarios son investigados porque fueron otorgadas mediante irregularidades, mayores costos o directamente con sobreprecios.
El cambio principal es que quienes están desfilando por Comodoro Py 2002 esta semana no son la burguesía empresaria que creó el kirchnerismo, sino que es el establishment de los que siempre hicieron negocios con el Estado, no importa su color político.
“Me preocupa que se banalice lo de los arrepentidos. Es una herramienta positiva que suma y que destraba cosas, pero ojo que no terminen todos arrepentidos, si no, nadie paga”, se sinceró otro magistrado.
La imagen de Oyarbide con bastón, pelo platinado y sollozando los horrorizó. Ya lo habían raleado hace tiempo del Olimpo de los jueces federales.
Pero este ángel caído ahora se exhibe mendigando que lo admitan como arrepentido, beneficio que la ley veda a los que fueron funcionarios removibles por juicio político, como es el caso del exjuez.
Se está dando lo mismo que pasó en Brasil con el Lava Jato, se ilusionan en Comodoro Py 2002. Allí tras las delaciones premiadas Lula quedó preso. Acá Cristina Kirchner debe declarar el lunes. Allá los empresarios confesaron y fueron condenados. Acá solo confesaron y bastante poco.
Allá el Poder Judicial se fortaleció y desde la política se lo acusa de buscar derrocar presidentes. Acá el Poder Judicial busca recuperar su confianza y también es señalado como un factor político que busca incidir en el juego electoral.
Son estos tiempos de países espejo donde pocos se animan a afirmar que ambos procesos terminen del mismo modo. Los jueces federales se ilusionan y creen que sí, pero la causa recién comienza.