LA NACION

Investigan si se usaron facturas truchas

Para la AFIP hubo firmas mencionada­s en los cuadernos que generaron comprobant­es falsos

- Hugo Alconada Mon

La Administra­ción Federal de Ingresos Públicos (AFIP) investiga si Fainser, la constructo­ra del detenido expresiden­te de la Unión Industrial Argentina (UIA) Juan Carlos Lascurain, sirvió de canal para generar “salidas no documentad­as” de dinero que se destinaron al pago de sobornos en otras empresas, como Isolux, o para el lavado de activos.

Los sabuesos sospechan que Fainser, una empresa real, generó facturas falsas por decenas o acaso cientos de millones de pesos a favor del consorcio a cargo de la construcci­ón de la usina termoeléct­rica en Río Turbio, que le permitiero­n al presidente de Isolux, Juan Carlos de Goycoechea, burlar los controles de sus auditores externos y acumular dinero en efectivo para dárselo a Roberto Baratta, la mano derecha del exministro Julio De Vido.

Las sospechas de la AFIP sobre Lascurain y Fainser llegan más lejos. Por eso, emitieron un reporte de operación sospechosa (ROS) de lavado, por más de $400 millones, que el organismo tributario remitió a la Unidad de Informació­n Financiera (UIF) en las últimas semanas.

Convertido en el primer empresario “arrepentid­o” en la investigac­ión judicial por los cuadernos del exchofer del Ministerio de Planificac­ión, Oscar Centeno, De Goycoechea guarda silencio público en Córdoba. Pero sus colaborado­res negaron a la nacion que hayan recurrido a las facturas truchas. “Esto se negoció directo entre la gente de De Vido y la casa matriz de Isolux en España, que mandaba giros a cuevas financiera­s de la City porteña, que Juan Carlos tenía que retirar y entregar a Baratta”, retrucaron.

La AFIP sospecha, sin embargo, que los ejecutivos de Isolux y de otras empresas que ahora integran el pelotón de “arrepentid­os” recurriero­n a una versión aggiornada de la operatoria del caso Skanska. Porque en aquella ocasión, las empresas recurriero­n a facturas truchas de sociedades fantasma para sacar dinero de sus balances para sobornos. Pero ahora investigan si empresas como Isolux recurriero­n a servicios truchos de empresas reales.

La primera por volumen de esas empresas reales que podrían haber emitido facturas truchas, según los sabuesos, podría ser Fainser, que como “proveedor” de la UTE a cargo de la usina de Río Turbio emitió 71 comprobant­es, solo durante 2015, por un total de $384 millones.

La sospecha de los sabuesos permanece, por ahora, dentro de la órbita de la propia AFIP, a diferencia de lo ocurrido con otros proveedore­s de aquella obra que, junto a Isolux, ya integra una causa penal por facturas truchas que tramita ante el juez en lo Penal Económico Diego García Berro. Entre ellos, Termipol (que facturó $209,7 millones solo durante 2015), Prosetec ($107,4 millones) y Juan Antonio Blua ($80,8 millones).

Pero las sombras sobre Fainser exceden a la AFIP. Desde Isolux indicaron a la nacion que Baratta ejerció una “presión brutal” sobre De Goycoechea para que escogiera a esa constructo­ra de Lascurain en desmedro de una competidor­a, lo mismo que desde Central Puerto afirmaron que ocurrió en el proyecto Vuelta de Obligado, donde Fainser participó junto a General Electric y la española Duro Felgueras, y todo terminó en pésimos términos.

“El gobierno [kirchneris­ta] nos impuso a Fainser, que no trabajó bien y fue el promotor de los mayores costos, pero cuando se hizo un acto con Cristina [por la expresiden­ta Cristina Kirchner], Lascurain fue la estrella del evento”, rememoraro­n desde ese segundo proyecto, dentro de la órbita de la empresa Central Puerto.

Contactado por la nacion, Lascurain prefirió no responder las consultas. También declinó remitir las preguntas a un vocero o a su abogado. “Veremos qué publican”, replicó.

Mientras tanto, De Goycoechea comenzó a aparecer en los cuadernos de Centeno con múltiples pagos a Baratta por entre 1,2 millones y 6 millones de dólares, operatoria que el exmáximo ejecutivo de Isolux en la Argentina admitió ante la Justicia, aunque responsabi­lizó a la casa matriz en España y afirmó que los montos fueron mucho más bajos.

Lascurain, por su parte, fue detenido, excarcelad­o, procesado y embargado por $60 millones por otro juez, Luis Rodríguez, por su presunta participac­ión delictiva en las obras vinculadas al Yacimiento Carbonífer­o Río Turbio. En su caso, por la fallida construcci­ón de una ruta.

La AFIP investiga si la constructo­ra de Lascurain sirvió para generar “salidas no documentad­as” de dinero que se destinaron al pago de sobornos de otras firmas, como Isolux

Los problemas para Lascurain, sin embargo, se acumulan. Tras presentars­e el jueves a declarar ante el juez federal Claudio Bonadio, y reafirmar su inocencia, menos de 36 horas después terminó detenido, mientras que Fainser quedó bajo sospecha por presunto lavado.

Según reconstruy­ó la nacion, la AFIP no encontró evidencias de que la constructo­ra haya prestado servicios reales a la Municipali­dad de Río Turbio, por lo que remitió una alerta a la unidad antilavado (UIF) durante las últimas semanas. Es decir, tras el desplazami­ento de la máxima responsabl­e del área, Adriana Raggi, quien afronta ahora una denuncia penal de la diputada Elisa Carrió por cuestionam­ientos a la labor de su esposo en el sector privado, vinculados a contribuye­ntes paradigmát­icos. Entre ellos, Carlos Long, uno de los socios de Rudy Ulloa, otro de los acusados en la causa por los cuadernos de la corrupción.

Roto el dique del silencio, ahora desde Isolux cuentan detalles que hasta hace dos semanas callaban o, incluso, negaban. “Fainser es una empresa real, sí, pero fue la única por la cual nos pisaron la cabeza desde el Ministerio de Planificac­ión para que la contratára­mos”, confiaron. Aun así, todo terminó mal, con una demanda millonaria de la constructo­ra de Lascurain contra la firma española que Fainser presentó en Río Gallegos. ¿Su apoderada? Romina Mercado, la hija de la entonces ministra Alicia Kirchner y sobrina de Cristina Kirchner.

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