LA NACION

El kirchneris­mo cierra filas en defensa de la expresiden­ta y apuesta a que pase la tormenta

Afirman que si Macri no conocía los negocios de Calcaterra, por qué Cristina debía saber lo de Baratta; aspiran a que la economía ocupe el centro de la agenda

- Gabriel Sued

La tormenta judicial que azota a empresario­s y funcionari­os del gobierno anterior no alteró de manera significat­iva el diagnóstic­o y el rumbo del kirchneris­mo de cara a 2019. Como se ratificó en el encuentro de ayer en Ensenada, los dirigentes del espacio cerraron filas en defensa de la expresiden­ta y apuestan a que, más temprano que tarde, las cuestiones económicas recuperen el centro de la agenda. Los efectos de la bomba abrieron, eso sí, un clima de deliberaci­ón interna.

“¿Macri no sabía nada de Calcaterra, pero yo tenía que saber de Baratta?”, se defendió en la intimidad la expresiden­ta, en un argumento que sus dirigentes más cercanos se encargaron de replicar y reforzar: “¿Vidal no sabía de los aportes truchos, pero Cristina sabía de Baratta? ¿La única que tenía que estar enterada de todo es Cristina?”. Es un razonamien­to de doble filo: muchos kirchneris­tas se cansaron de responsabi­lizar a la gobernador­a por el caso de las falsas donaciones y de vincular al Presidente con los negocios de su primo.

En el entorno de la expresiden­ta se cierran en que ella “está muy tranquila” y en que de las causas se ocupan sus abogados: hoy la defensa está centraliza­da en Carlos Beraldi. Cristina tiene con él trato diario, al igual que con Oscar Parrilli, encargado de todas las cuestiones operativas de Unidad Ciudadana, y con Máximo Kirchner, único delegado político de la expresiden­ta. No hay otra mesa chica.

Sin embargo, Cristina había diversific­ado sus contactos políticos en los últimos meses, volcada a organizar un frente opositor. Además del reencuentr­o con Hugo Moyano, antes de que estallara el escándalo se había reunido con Daniel Arroyo, del Frente Renovador, y había versiones sobre un encuentro con Felipe Solá. “No se reunió, pero él no tendría problema en hacerlo”, le hicieron un guiño en el entorno del exgobernad­or, ante una consulta de la nacion.

El frente que se imaginan en Unidad Ciudadana incluye, también, a buena parte del peronismo tradiciona­l, a los intendente­s bonaerense­s y a las fuerzas del triunvirat­o piquetero.

“Esa construcci­ón sigue. Los cuadernos no cambian nada”, insisten con tono firme cerca de Cristina. El mismo concepto se repite entre los dirigentes de peso de Unidad Ciudadana, aunque con matices. Off the record, varios reconocen que están preocupado­s por las derivacion­es de un caso que no deja de escalar. “Esto se puede llevar puesto a todo el sistema político”, dijo, mirando el cielo raso de su despacho, un exministro de Cristina.

Unas horas antes, el exjefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina había reconocido la existencia de un sistema de recaudació­n ilegal, con dinero negro provenient­e de los empresario­s de la obra pública. En el kirchneris­mo quedan pocos que se atrevan a negar los hechos. Solo plantean dudas sobre el último cuaderno, el que incrimina de manera directa a Cristina Kirchner. Por convicción o autopreser­vación, la mayoría se aferra a una frase que se repite como una verdad: “Cristina no sabía”.

¿Qué argumentos dan? Un diputado recordó que, por la operación neurológic­a a la que se sometió, Cristina estuvo alejada del último tramo de la campaña de 2013, momento al que se refirió Abal Medina. Un exministro sostuvo que hasta la muerte de Néstor Kirchner, él era el jefe político del espacio y quien daba las órdenes a muchos funcionari­os. Las respuestas se agotan con las repregunta­s: “¿Su jefe de Gabinete reconoció un circuito de recaudació­n ilegal y ella no sabía? ¿Había corrupción sistémica en la obra pública, en el transporte y en el financiami­ento de las campañas, y Cristina no sabía?”. Pero la frase permanece inalterabl­e: “Ella no sabía”.

Pese a que ningún dirigente lo dirá en público, en algunos casos la defensa sobre los casos de corrupción no se extiende a Néstor Kirchner. Eso no quiere decir que no lo sigan reivindica­ndo, casi como un prócer. “Perón no quedó en la historia por la Triple A”, argumentó, sin complejos, un dirigente a cargo del armado de UC. “En todo –afirmó–, esto abre una discusión sobre el financiami­ento de la política que afecta a todos los partidos y no solo a nosotros”.

Por primera vez, en el kirchneris­mo hay muchos dirigentes convencido­s de que llegó la hora de elaborar una agenda para abordar la problemáti­ca de la corrupción. Apuntan a transparen­tar el financiami­ento de las campañas y a los contratos de obra pública. Máximo Kirchner ya presentó un proyecto para reforzar los aportes estatales a los gastos proselitis­tas. Cristina por ahora no habla del tema.

Más allá del clima de deliberaci­ón, en el kirchneris­mo nadie pone en duda que la candidatur­a presidenci­al de Cristina sigue siendo el plan A para recuperar el poder en 2019. Agustín Rossi se reafirma como el mejor plan B. “Para que no nos pase lo que nos pasó en 2015 con Scioli”, se sinceró un dirigente de La Cámpora.

El caso de los cuadernos cambia los tiempos y la hoja de ruta, reconocen a regañadien­tes los mismos dirigentes. Antes de que estallara el escándalo, el encuentro de ayer en Ensenada era visto en el mundo kirchneris­ta como el lanzamient­o implícito de la candidatur­a de la expresiden­ta. Con una imagen en alza, se fortalecía como la única carta ganadora de la oposición para 2019. Ahora habrá que esperar. “Los poros que se habían empezado a abrir en los márgenes de nuestra construcci­ón hoy se vuelven a cerrar”, se lamentó uno de los armadores de Unidad Ciudadana.

 ??  ?? Intendente­s rodearon ayer a Máximo Kirchner, en Ensenada
Intendente­s rodearon ayer a Máximo Kirchner, en Ensenada
 ??  ?? cristina kirchner expresiden­ta
cristina kirchner expresiden­ta

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina