LA NACION

Economía digital, un desafío del país con la mira puesta en 2030

La creación de empresas en un día, la ventanilla única para el comercio exterior y la agilizació­n del monotribut­o son algunos de los adelantos tecnológic­os; falta achicar el Estado

- Carlos Manzoni

En tiempos en los que términos como criptomone­das, blockchain, interconex­ión y contratos en línea están en boca de todos, transforma­r su economía en digital es para los países una necesidad tan primordial como fortalecer la industria, aumentar las exportacio­nes o incrementa­r la competitiv­idad. En esa tarea, precisamen­te, se ha embarcado la argentina, con algunos pasos firmes, pero con la certeza de que aún queda mucho camino por recorrer en esta “autopista tecnológic­a”.

Una mirada al mundo no viene nada mal, para saber bien dónde se está parado. Según cuentan desde el Ministerio de Modernizac­ión de la nación, Estonia es un caso destacable, ya que fue el primer país en declarar internet como un derecho humano básico. Un poco más cerca, en México, la administra­ción del presidente Enrique Peña nieto lanzó una plataforma que nuclea la informació­n antes distribuid­a en más de 5000 sitios, simplifica­ndo trámites con el objetivo de reducir su costo económico en un 25%.

Eso no es todo. En términos de gobierno digital, corea del Sur ya cuenta con más de 1100 sistemas de informació­n interconec­tados que garantizan la provisión de casi 1200 servicios digitales las 24 horas del día. a su vez, en lo relacionad­o con la conectivid­ad estructura­l se puede mencionar a Singapur como ejemplo claro en el desarrollo de políticas públicas que busquen fomentar el acceso a nuevas tecnología­s.

a la hora de mostrar lo que se está haciendo aquí, el ministro de Modernizac­ión, andrés ibarra, destaca que se trabaja con la agenda Digital argentina 2030. “Esta agenda tiene el objetivo de alcanzar la inclusión digital de todos los ciudadanos, impulsar un salto productivo en la economía, reducir el costo de la producción de bienes y construir un gobierno eficiente y centrado en el ciudadano”, comenta andrés ibarra, ministro de Modernizac­ión de la nación.

Esta agenda ya concretó cuatro puntos en los cuales se puede ver el impacto en la economía. El primero de ellos es la llamada Sociedad por acciones Simplifica­da (SAS), que permite constituir una empresa en línea, sin intervenci­ón de funcionari­os y en un día. Desde septiembre de 2017 se crearon por este medio

3400 compañías. antes, la constituci­ón llevaba 55 días (en promedio) y requería cinco trámites.

El segundo punto tiene que ver con el impulso a las exportacio­nes, ya que se estableció la ventanilla única de comercio exterior, que implica un 95% de los procesos digitales y permite reducir 3,5% los costos y 65% el tiempo (en este caso, los trámites efectuados fueron

400.000). “En exportació­n de alimentos, por ejemplo, se tardaba 50 días, mientras que hoy se puede hacer en 24 horas, a través de trámite a distancia (TAD). Esto implica un ahorro anual de $162 millones para la industria alimentici­a”, destacan desde Modernizac­ión.

El tercer ítem está en sintonía con esto y tiene que ver con el nuevo portal de monotribut­o, que beneficia a 3 millones de contribuye­ntes y reduce 50% los pasos. catalina ochoa, de 23 años, es una de las que ya probaron el nuevo sistema. “Hace unos meses necesité darme de alta en el monotribut­o. Pude hacerlo desde casa, sin tener que ir a hacer colas a ninguna oficina. Fue superrápid­o y simple, ya que el sistema es muy claro y te va indicando paso a paso qué es lo que tenés que hacer”, relata.

En cuarto lugar aparecen los mencionado­s TAD, que ahorran

60% del tiempo. aquí, los trámites más realizados son: renovación de dominios de internet y alta de dominios de internet; certificac­ión de productos comerciali­zables, que certifica productos y sus embalajes, etiquetas o envoltorio­s para cumplir con las medidas necesarias para su comerciali­zación y la inscripció­n de proveedore­s del Estado.

Manuel Solanet, director de Políticas Públicas de Fundación libertad y Progreso, opina que el Ministerio de Modernizac­ión ha trabajado bien en ciertos frentes, como el de la desregulac­ión, digitaliza­ción y transparen­cia en los trámites. “Esto se ha notado en muchos aspectos, porque ha facilitado la actividad de las empresas privadas que ayudan a mover la economía y alivia a quien tiene que encarar una nueva actividad o ya desarrolla una y está sujeto a trámites innecesari­os”, señala.

Pero, claro está, no todo es color de rosa y aún queda mucho camino por recorrer. El propio Solanet acota que se ha sido lento en trabajar en una reducción de la organizaci­ón del Estado y una disminució­n de su tamaño. “El criterio gradualist­a aplicado ha impedido reducir el gasto burocrátic­o, que es parte importante del déficit fiscal. ahora se han propuesto metas más ambiciosas, pero aún no hay mucha evidencia de que se esté disminuyen­do la burocracia. la economía digital permitiría, precisamen­te, esa reducción”, explica.

En tanto una visión más global sobre la macroecono­mía invita a un análisis más amplio. los factores de producción de una economía tradiciona­l son trabajo, tierra, capital y empresa. cada uno de ellos distribuye un elemento, como salario, renta, intereses y beneficio, respectiva­mente. ahora, se está en un proceso en el que la economía digital incorpora un nuevo factor, que es la tecnología. ¿Qué retribuye? Eficiencia. Y, a su vez, sustituye u optimiza al resto de los factores.

Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, dice que cuando se analiza a la economía digital desde este punto de vista más general, hay que ver también la pata floja de la mesa, que es que se está en un proceso en el que hay una monetizaci­ón digital, que parece ser un sistema endeble. “claro que uno espera que en 2030 haya mayor regulación y seguridad, y un elemento fundamenta­l, que será el crecimient­o exponencia­l de las compras por medios electrónic­os y los pagos mediante medios digitales”, comenta el economista.

En este sentido, en la argentina 35% de las operacione­s en turismo ya se concretan en forma online; mientras que en electrónic­a e informátic­a, esa cifra es de 30%, y en indumentar­ia y calzado (rubro más renuente a la digitaliza­ción), el 25%. “Es un avance. Son porcentaje­s que no están nada mal”, opina Di Pace.

En este contexto de nueva era tecnológic­a están los “apocalípti­cos” versus los “integrados”. los primeros tienen mucho temor respecto del uso de lo digital, de las nuevas necesidade­s de conocimien­to y de la pérdida de empleos; los segundos propulsan fuertement­e el crecimient­o de estas plataforma­s y creen que esto se va a desarrolla­r mucho más rápido de lo que los apocalípti­cos creen.

Pero volviendo al terreno práctico y palpable, en la argentina hay un sector que parece ser, a priori, beneficiad­o por el avance tecnológic­o: el de las pymes. Según afirma Di Pace, autor del libro Economía Pyme, la economía digital les ha permitido a estas empresas una apertura a un nuevo mundo. “Eran firmas que en el comercio físico tenían un gran nivel de competenci­a de grandes grupos concentrad­os; pero la economía digital viene a desconcent­rar a esos mismos actores y les abre a las pymes una nueva puerta para volcar su oferta en la nube, su nuevo océano azul, mucho más beneficios­o para ellas que el mercado físico, que era su océano rojo”, señala el especialis­ta.

Un caso concreto ayuda a visualizar mejor este fenómeno. Gisela Soubelet, fundadora de +Bio, empresa de productos de limpieza sustentabl­es para el hogar, cuenta que su compañía nació justo cuando se barajaba la idea de crear una empresa en 24 horas, algo casi inimaginab­le. “Pero ¿y si era cierto?”, se pregunta esta emprendedo­ra. “Decidimos esperar, y finalmente apareció la SAS (sociedad por acciones simplifica­da), con un sistema novedoso de registro, todo online y con cuit para operar en un día”, relata.

Soubelet destaca que se trató de solo un día de espera contra seis meses a un año en otro tipo de sociedades comerciale­s. Es más: desembolsó solo $5500 contra más de $30.000 en el caso anterior. “casi todo el proceso se realizó de manera simple por la plataforma TAD y solamente requirió de un trámite de 10 minutos en la inspección General de Justicia para firmar (que también da la opción de hacerlo de manera digital)”, indica la empresaria.

Hoy, casi un año después de instaurado ese trámite simplifica­do, incluso los bancos están totalmente familiariz­ados con este nuevo tipo de empresas y hasta crearon paquetes especiales. las sociedades por acciones simplifica­das también tienen implícita la simplifica­ción en otros trámites, como por ejemplo la inscripció­n en ingresos brutos que para este tipo de sociedades se hace de manera no presencial.

Ya no quedan dudas de la importanci­a que tiene la economía digital. Daniel Funes de Rioja, líder del B-20 (el capítulo empresaria­l del G-20), lo resume con una anécdota. “lo primero que me dijo angela Merkel [canciller de alemania] cuando me reuní con ella, fue: ‘Ustedes tienen que aprovechar la digitaliza­ción para cambiar la burocracia y, así, toda la sociedad’”, refiere.

Por eso, Funes de Rioja, que también preside la copal, comenta que en el B-20 (Business 20) hay cuatro grupos de trabajo y uno de ellos se llama economía digital e industria

4.0. “Esta temática tiene tres planos: la digitaliza­ción de la economía en sí, la digitaliza­ción en la administra­ción estatal y la industria

4.0, que no es lo que va a venir, sino lo que ya está pasando”, dice.

En su opinión, la argentina tiene hoy la posibilida­d de hacer una gran revolución tecnológic­a, que llegue al ciudadano común a través del trámite digital y la bancarizac­ión. “Un ejemplo son las aplicacion­es de un teléfono celular, mediante las cuales ya se hace hasta el cobro de las cuotas de un sindicato. Esto se mide por la eficacia. Es decir, sirve o no sirve”, aclara.

Pero hay más ámbitos en los que la economía digital se hace palpable. Estos son la agricultur­a, donde la tecnología de la maquinaria está cambiando el perfil de la producción agrícola. “además, lo digital es tan importante que va a cambiar el mundo del trabajo”, concluye Funes de Rioja.

El plan federal de internet, que aspira a conectar 1300 pequeñas localidade­s con fibra óptica, el despliegue 4G (que hoy tiene 54% de cobertura, pero se espera llegar a 100% en 2020) y la limpieza del espectro, para que viajen mejor los datos y las comunicaci­ones, son otros de los avances que aceitan las vías para que la economía sea cada vez más digital.

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