LA NACION

Se abrió la caja de los temas tabú

- Diego Sehinkman

Aun a riesgo de que no den bien los números, el Gobierno volvió a medir la pobreza y la inflación, no obstaculiz­a el avance de las causas de corrupción que involucran también a empresario­s e incluso a familiares de Macri, y puso sobre la mesa discusione­s sensibles como la utilidad de las Fuerzas Armadas y el postergado debate sobre la legalizaci­ón del aborto. Mientras intenta honrar su nombre y ser realmente “Cambiemos”, va siendo “hablemos”. La economía no marcha, pero marcha la conversaci­ón pública de temas que eran tabú. Cambiemos no privatiza, desregula. Por ahora, sobre todo la palabra. ¿Pero cuánto valorará el electorado de Macri esta “desregulac­ión”? Aún no se sabe.

En un país donde la economía es una enferma crónica, el presidente que logra estabiliza­rla, aun transitori­amente, impone ideas y valores. Veamos el caso del aborto: si la economía mejora, se hablará de un gobierno valiente, que habilitó el debate sin temor a enemistars­e temporalme­nte con un sector de su base electoral, que no hizo lo que le conviene sino lo que correspond­e. Y que soportó la gigantesca presión de las disidencia­s internas sin quebrarse. Si la economía falla, en cambio, no se dirá que “desreguló” la conversaci­ón, sino que la desvió para tapar la crisis. Que promovió un debate y luego sus máximos exponentes se manifestar­on en contra. Que otra vez prendieron la calefacció­n y el aire acondicion­ado al mismo tiempo porque no pueden regular ni la temperatur­a social. Puja textil: los pañuelos (verdes o celestes) importan. Pero más importa el bolsillo. A partir de las primarias de agosto del año próximo la economía hará, impiadosa, su relectura de todo lo que hoy se discute.

El debate del aborto evidenció dos cosas preocupant­es: en 2018 un adolescent­e argentino tiene grandes posibilida­des de saber qué es H2O pero no qué es HPV, el virus del papiloma humano. Creció el contagio de sífilis y de otras enfermedad­es de transmisió­n sexual porque se usa menos el profilácti­co. Pero lo más preocupant­e es que muchos senadores tuvieron que ser acorralado­s con el proyecto de interrupci­ón voluntaria del embarazo para aceptar la necesidad de poner en vigencia plena la ley de educación sexual integral. Atención al dato: en las próximas elecciones, la mitad del padrón tendrá hasta 35 años, segmento etario identifica­do en gran parte con la ola verde. Macri abrió las compuertas de una demanda social creciente. ¿Qué tiene para ofertarle a esa demanda que hoy se siente frustrada? ¿Le alcanzará con debatir la despenaliz­ación en la reforma del Código Penal?

Gran expectativ­a causó el discurso de Cristina. Se sabía que iba a girar, la pregunta era cómo haría la pirueta. Con cuánta elegancia. Nada dijo de por qué obturó el debate 12 años. Ilusos los que creían que se acogería a la figura de la arrepentid­a. Sencillame­nte declaró que desde ahora su espacio debía ser “nacional, popular, democrátic­o y feminista” y condenó la opresión de la mujer por parte del hombre. Patriarcad­o, el nuevo Magnetto. Pasará a cobrar en ventanilla en 2019.

Ayer, exitosa abogada. Hoy, exitosa feminista.

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