LA NACION

Frente a la emergencia, el Gobierno eligió el mal menor en el complejo sojero

- El EscENaRio Cristian Mira LA NACIoN

El Gobierno eligió el mal menor al suspender por seis meses la baja de las retencione­s a la harina y al aceite de soja y exceptuar al poroto. Si el freno al cronograma de reducción hubiera al canzado a todos los productos del complejo sojero, debería haberse enfrentado con la oposición de los productore­s y, quizás, abrir un frente de tormenta con su base electoral. El peso de la medida, en cambio, recae sobre la industria oleaginosa, que desde los años noventa tuvo un diferencia­l arancelari­o de tres puntos entre la materia prima y los productos elaborados. A partir de febrero próximo habrá una convergenc­ia que eliminará esa protección. La industria –que agrupa a empresas multinacio­nales como Cargill, Bunge, Louis Dreyfus o Cofco, y nacionales como Molinos Agro, ACA, Aceitera General Deheza o AFA, entre otras– argumenta que ese diferencia­l es una medida espejo frente a la protección arancelari­a de los países importador­es. La Unión Europa, por ejemplo, tiene aranceles más elevados al producto elaborado que a la materia prima. China, para proteger su industria procesador­a, desalienta la importació­n de harinas proteicas y aceite.

Por ese diferencia­l arancelari­o y otras medidas, la Argentina se convirtió en el principal exportador mundial de harina de soja, el mejor producto para transforma­r proteínas vegetales en animales, con el 43% del volumen global y ventas por US$9300 millones, según datos de 2017.

Algunos productore­s, en cambio, cuestionan esa protección histórica. Argumentan que impide la competenci­a por los precios entre industrial­es que compran soja para procesar y los traders que exportan. Y opinan que la industria ya está lo suficiente­mente madura como para seguir protegiénd­ola. En el Ministerio de Agroindust­ria, además, creen que aplicaron otras medidas en favor de la industria oleaginosa, como autorizar la importació­n de soja de Estados Unidos para procesar o liberar los plazos para liquidar divisas.

Más allá de ese debate, lo cierto es que el Gobierno dejó en claro que puede alterar las reglas de juego del sector privado en caso de urgencia económica. Eso, aunque la producción no haya sido afectada directamen­te, les suma el factor de riesgo político a los clásicos de la agricultur­a: clima y mercados internacio­nales. La incógnita tardará en despejarse.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina