Montserrat del Pozo, la monja que está cambiando el modelo de enseñanza
El trabajo en equipo y el aprendizaje creativo y por proyectos son las claves de la iniciativa que se replicó en el mundo
“Una buena educación es, como decía Nelson Mandela, el arma más importante para transformar nuestro mundo, y un minero puede pasar a ser presidente”, dice Montserrat del Pozo, líder en innovación educativa y superiora general de la congregación Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, que llegó al país para comenzar con los dos primeros módulos de las Jornadas de Formación para la Innovación Educativa de Nazaret Global Education.
El objetivo del proyecto, en el que ya participaron más de 500 directivos de escuelas y docentes del país, es mejorar la calidad educativa a través de un método innovador que Del Pozo impulsa junto con 30 religiosas que se ocupan de los colegios de la congregación. El pilar es que el alumno sea el protagonista de la innovación, y focaliza la enseñanza en el pensamiento crítico y creativo, en el aprendizaje cooperativo y basado en proyectos y en el desarrollo de competencias para reducir el fracaso y el abandono escolar.
“El centro es el estudiante. Alrededor, el grupo cooperativo, el profesor coach y, en torno a ellos, cuatro grandes transformaciones: el programa de estudios; la metodología y la evaluación; el rol del profesor y del alumno; la organización del centro como tal, y los espacios de aprendizajes. Si se dan estas cuatro grandes transformaciones, se da la innovación”, detalla la religiosa que transformó la manera de enseñar en muchas aulas del mundo.
La formación del profesorado es el pilar para poder empezar con el proyecto de innovación educativa. “Un docente se transforma si es un buen profesional”, dice Del Pozo, que brindó el viernes pasado dos cursos a más de 500 docentes y directivos en el Club Ciudad de Buenos Aires.
La innovación educativa que la congregación impulsa en los cinco continentes también se enfrenta con la realidad social, política y económica desfavorable de los países. Esto es lo que sucede en los 16 colegios que dependen de la congregación en Venezuela, país natal de la religiosa, que tiene 63 años. Allí lograron el cambio. “Hemos hecho todo esto en Venezuela para generar una gran esperanza a la comunidad educativa de que, aparte de la situación que puedan tener, merece la pena dar lo mejor a estos estudiantes que van a cambiar y a regenerar todo el país”, dice Del Pozo.
El cambio en la metodología de enseñanza puede generar que muchos de los contenidos que son difíciles de aprender se conviertan en algo tan divertido y apasionante para el alumno que fuera del colegio siga queriendo incorporar contenidos.
Motivada por la inquietud de hacer algo distinto en la enseñanza dentro del aula, Fabiola Ditullio, de 48 años y docente de literatura del colegio Mariano Moreno de Ameghino, provincia de Buenos Aires, lleva adelante dos proyectos en su área. “Lo hice trabajando las inteligencias múltiples, les pregunté a los alumnos cuáles eran sus intereses”, explica.
La idea de apropiarse del conocimiento a través de actividades más descontracturadas se reflejó en el nivel secundario del Instituto Espíritu Santo, de Córdoba, donde enseñan Luciana Rinzudo, psicopedagoga y docente de Formación para la Vida, y Rodrigo Fasulo, licenciado en Relaciones Internacionales y profesor de Economía, y de Ciudadanía y Política. Para implementar lo aprendido en la primera jornada, Fasulo combinó su materia de Economía con teatro y propuso a sus alumnos de 4º año escribir y actuar una obra para abordar las doctrinas económicas de Adam Smith, Marx y Keynes. La consigna también significó que los estudiantes hicieran un trabajo de investigación sobre la economía actual. “El resultado fue muy positivo. Otros años había trabajado los autores más desde la lectura. Este año noté que realmente se apropiaron de los contenidos”, explica.
Cuando asistió al primer módulo que dictó Del Pozo, Rinzudo ya había tomado una evaluación tradicional a sus alumnos, y luego de su experiencia en las jornadas con la religiosa retomó el tema de las dimensiones humanas mediante el trabajo en grupos y relacionándolo con cuestiones artísticas: “En las presentaciones que realizaron los alumnos pude ver cómo en chicos que a lo mejor en la evaluación no tenían todavía el contenido apropiado ahora el conocimiento era diferente”, explica la docente, y señala que el espacio físico de las aulas tampoco es el tradicional de un pupitre detrás del otro. “Eso es algo del siglo XIX y hoy tenemos alumnos del siglo XXI”, concluye la docente.