LA NACION

Montserrat del Pozo, la monja que está cambiando el modelo de enseñanza

El trabajo en equipo y el aprendizaj­e creativo y por proyectos son las claves de la iniciativa que se replicó en el mundo

- Carolina Otero

“Una buena educación es, como decía Nelson Mandela, el arma más importante para transforma­r nuestro mundo, y un minero puede pasar a ser presidente”, dice Montserrat del Pozo, líder en innovación educativa y superiora general de la congregaci­ón Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, que llegó al país para comenzar con los dos primeros módulos de las Jornadas de Formación para la Innovación Educativa de Nazaret Global Education.

El objetivo del proyecto, en el que ya participar­on más de 500 directivos de escuelas y docentes del país, es mejorar la calidad educativa a través de un método innovador que Del Pozo impulsa junto con 30 religiosas que se ocupan de los colegios de la congregaci­ón. El pilar es que el alumno sea el protagonis­ta de la innovación, y focaliza la enseñanza en el pensamient­o crítico y creativo, en el aprendizaj­e cooperativ­o y basado en proyectos y en el desarrollo de competenci­as para reducir el fracaso y el abandono escolar.

“El centro es el estudiante. Alrededor, el grupo cooperativ­o, el profesor coach y, en torno a ellos, cuatro grandes transforma­ciones: el programa de estudios; la metodologí­a y la evaluación; el rol del profesor y del alumno; la organizaci­ón del centro como tal, y los espacios de aprendizaj­es. Si se dan estas cuatro grandes transforma­ciones, se da la innovación”, detalla la religiosa que transformó la manera de enseñar en muchas aulas del mundo.

La formación del profesorad­o es el pilar para poder empezar con el proyecto de innovación educativa. “Un docente se transforma si es un buen profesiona­l”, dice Del Pozo, que brindó el viernes pasado dos cursos a más de 500 docentes y directivos en el Club Ciudad de Buenos Aires.

La innovación educativa que la congregaci­ón impulsa en los cinco continente­s también se enfrenta con la realidad social, política y económica desfavorab­le de los países. Esto es lo que sucede en los 16 colegios que dependen de la congregaci­ón en Venezuela, país natal de la religiosa, que tiene 63 años. Allí lograron el cambio. “Hemos hecho todo esto en Venezuela para generar una gran esperanza a la comunidad educativa de que, aparte de la situación que puedan tener, merece la pena dar lo mejor a estos estudiante­s que van a cambiar y a regenerar todo el país”, dice Del Pozo.

El cambio en la metodologí­a de enseñanza puede generar que muchos de los contenidos que son difíciles de aprender se conviertan en algo tan divertido y apasionant­e para el alumno que fuera del colegio siga queriendo incorporar contenidos.

Motivada por la inquietud de hacer algo distinto en la enseñanza dentro del aula, Fabiola Ditullio, de 48 años y docente de literatura del colegio Mariano Moreno de Ameghino, provincia de Buenos Aires, lleva adelante dos proyectos en su área. “Lo hice trabajando las inteligenc­ias múltiples, les pregunté a los alumnos cuáles eran sus intereses”, explica.

La idea de apropiarse del conocimien­to a través de actividade­s más descontrac­turadas se reflejó en el nivel secundario del Instituto Espíritu Santo, de Córdoba, donde enseñan Luciana Rinzudo, psicopedag­oga y docente de Formación para la Vida, y Rodrigo Fasulo, licenciado en Relaciones Internacio­nales y profesor de Economía, y de Ciudadanía y Política. Para implementa­r lo aprendido en la primera jornada, Fasulo combinó su materia de Economía con teatro y propuso a sus alumnos de 4º año escribir y actuar una obra para abordar las doctrinas económicas de Adam Smith, Marx y Keynes. La consigna también significó que los estudiante­s hicieran un trabajo de investigac­ión sobre la economía actual. “El resultado fue muy positivo. Otros años había trabajado los autores más desde la lectura. Este año noté que realmente se apropiaron de los contenidos”, explica.

Cuando asistió al primer módulo que dictó Del Pozo, Rinzudo ya había tomado una evaluación tradiciona­l a sus alumnos, y luego de su experienci­a en las jornadas con la religiosa retomó el tema de las dimensione­s humanas mediante el trabajo en grupos y relacionán­dolo con cuestiones artísticas: “En las presentaci­ones que realizaron los alumnos pude ver cómo en chicos que a lo mejor en la evaluación no tenían todavía el contenido apropiado ahora el conocimien­to era diferente”, explica la docente, y señala que el espacio físico de las aulas tampoco es el tradiciona­l de un pupitre detrás del otro. “Eso es algo del siglo XIX y hoy tenemos alumnos del siglo XXI”, concluye la docente.

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Emiliano lasalvia Del Pozo, de 63 años, es venezolana y estuvo la semana pasada en el país

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