LA NACION

¿Qué se siente al llegar al podiodel tenis mundial?

Los argentinos que llegaron al podio de los rankings individual­es de ATP y WTA analizaron lo que implica pertenecer a ese club exclusivo y elogiaron al Nº 3; “tiene el juego, si mentalment­e se lo propone, para ser el Nº 1”, afirmó Gaby

- Texto Sebastián Torok

Ser uno de los tres mejores del mundo en una profesión es para pocos, para muy pocos. Si cada uno trasladara esa estadístic­a a su oficio, al menos por un momento, sentiría cierto escalofrío. Un mes antes de cumplir 30 años y luego de superar la depresión que le provocaron cuatro cirugías en sus muñecas (una en la derecha y tres en la izquierda), Juan Martín del Potro llegó al podio. Alcanzó un sitio encumbrado y de enorme privilegio en el circuito tenístico, y lo hizo tras evaluar seriamente el retiro. Hoy, no antes de las

21.30 de Buenos Aires, por la segunda ronda del Masters 1000 de Cincinnati, el tandilense estrenará esa posición (frente al coreano Hyeon Chung, 25º), que en la Argentina, en el nivel individual de ATP y WTA, obtuvieron apenas Guillermo Vilas (fue 2º en 1975; aunque sigue luchando judicialme­nte por ser reconocido como 1º en esa misma temporada), Gabriela Sabatini (3ª en 1989), Guillermo Coria (3º en 2004) y David Nalbandian (3º en 2006). consultó a cada uno de ellos. ¿Qué valor la nacion tiene llegar al podio? ¿Qué se siente? ¿Existen privilegio­s por alcanzar ese ranking? ¿Son observados de otra manera por sus pares? ¿Ganan más dinero?

“Cuando llegué pensé: «El futuro tiene que ser bueno»” Guillermo Vilas

“Un gran logro. Y el honor de compartirl­o con Federer y Nadal” Gabriela Sabatini

“Lograrlo fue un sueño. Y tiene sus privilegio­s estar ahí” Guillermo Coria

“El podio es simbólico, no hay diferencia entre estar 2 y 4” David Nalbandian

“Hay gente que siente celos, otra siente otra cosa. Cada uno piensa como le gusta. Lo que hacemos los tenistas es hacer nuestras huellas, con nuestro propio estilo. La ausencia de otros campeones no nos hace más grandes; la grandeza está en los títulos que ganás. Según la cantidad de títulos que tenés sos más grande que el otro, entonces no podés tener envidia; vos tenés tu lugar, un lugar que nadie te puede cambiar. Vos tenés un número y todos los que han obtenido ese número están a tu lado en la historia; los que tienen más número están arriba y los que tienen menos, abajo. Y nadie se pelea por lugares que no le correspond­en”, respondió Vilas ante la consulta de la nacion, dejando en evidencia, en parte, por qué todavía a los 65 años se empeña por ser reconocido como el mejor del ranking de 1975 (se comprobó que hubo errores en la puntuación final). Ese honor les correspond­ió a Gisela Dulko y Paola Suárez en dobles, y a Gustavo Fernández en singles adaptado.

Cuando Guillermo Coria, el Mago, llegó al Nº 3, se sintió un privilegia­do. “Fue cumplir un sueño. Cuando uno es chico se pone metas a corto y a largo plazos, y uno de mis sueños a largo plazo era llegar a ser número 1 del mundo en juniors y en profesiona­les. En mi cabeza siempre estaba prepararme, trabajar y hacer lo máximo posible para llegar a ese puesto. Me dio un poco de bronca cuando llegué al podio porque en esa época empecé a sentir una molestia en un hombro que después de Wimbledon [2004] ya casi no me permitió seguir jugando hasta fin de año. La lesión me agarró en uno de mis mejores momentos, llegando a un lugar tan deseado pero sin poder competir. Fue un poco al revés de lo que está pasándole a Delpo. El número 3 lo toma volviendo de sus lesiones, de sus peores momentos”, analizó Coria, ganador de nueve trofeos.

El subcampeón de Roland Garros 2004 explicó que pertenecer a ese pequeñísim­o puñado de raquetas permite ostenta un poder de exclusivid­ad. “Obviamente, tenés muchos privilegio­s cuando estás en ese lugar del ranking. Tenés un chofer disponible en casi todos los torneos, la habitación más grande de los hoteles, la cancha que quieras disponible y el horario que quieras para entrenarte. Yo lo disfruté mucho más y lo valoré más una vez que me retiré, porque en su momento mi meta era el número 1. Estaba en esa vorágine y no quería conformarm­e”, afirmó el santafesin­o.

David Nalbandian, uno de los mayores talentos de la historia del tenis nacional, no está tan de acuerdo con dar un valor extra al podio del tour. “Lo del podio es más simbólico que otra cosa. En el tenis no existe el podio del 1, el 2 y el 3. Eso es para la prensa. Nosotros, o por lo menos yo, no veo mucha diferencia entre estar número 2 del mundo y estar 4. No existe el podio, al menos desde mi punto de vista. Es una estadístic­a y punto”, opinó el cordobés.

Vilas tiene presente el momento de su salto de calidad en el ranking, en 1975. “Yo había logrado superar la barrera del quinto puesto, que ya estaba cansándome desde finales de 1974. De repente pasé al cuarto sin jugar, y a la semana, otra vez quinto. Todo muy loco. Cuando aparecí tercero, y de inmediato estuve segundo ni bien perdí la final de Roland Garros [1975, frente al sueco Björn Borg]. Veía cada vez más cerca a Jimmy Connors. «Si llegué hasta acá, el futuro tiene que ser bueno», imaginé en ese momento”, contó.

Todos coinciden en elogiar la obra de Del Potro, potenciada en la era de Roger Federer y Rafael Nadal. “Es un gran logro que Juan Martín haya alcanzado el número 3 del mundo, y además es un honor para él compartir ese podio con dos leyendas del tenis, Nadal y Federer”, destacó Gaby Sabatini, una de las atletas argentinas más veneradas, por sus condicione­s tenísticas y también por su calidez como persona. La extenista de exquisito revés de una mano conoció a Del Potro cuando este era un adolescent­e y participab­a en la escuela de menores de la Asociación Argentina de Tenis, que funcionaba en el Buenos Aires Lawn Tennis Club y que tenía como director del programa a Gustavo Luza. Ya entonces a Sabatini le llamaron la atención la personalid­ad y el nivel de Del Potro.

“Juan Martín tiene el juego, si mentalment­e se lo propone, como para ser número 1 del mundo. No hay dudas de que ahí tiene que estar. Tiene potencia como nadie y pienso que esta es su gran oportunida­d. El desafío es muy grande, pero creo que sabiendo todo lo que tuvo que pasar con sus lesiones, psicológic­amente esto es una gran motivación”, apuntó la campeona del Abierto de Estados Unidos de 1990, que recuerda con cariño cuando en febrero de 2015, mientras se preparaba para la exhibición que jugaría un mes después con Mónica Seles en el Madison Square Garden, fue invitada por Franco Davin –por entonces entrenador de Del Potro– para pelotear con el tandilense en Key Biscayne.

“Lo de Juan Martín es muy bueno, más que nada porque logra alcanzar el número 3 a esta edad, a los 29, con las lesiones que ha superado, y encima en el nivel alto en que está. Creo que eso es lo más meritorio, más allá de la edad y de que el tenis va sufriendo cambios constantem­ente. Lo más valorable es cómo ha logrado evoluciona­r después de las lesiones”, narró Nalbandian, ganador de 11 títulos, entre ellos la Copa de Maestros en 2005, cuando venció a Federer en la final.

“Lo de Juan Martín es realmente muy meritorio”, dijo Coria, integrante de la conducción de la AAT que gobierna desde mayo. Y prosiguió: “Llegó al 3 del mundo, que lo encuentra con todo el potencial necesario para pelear en lo que queda de este año y encarar con todo el que viene por el número 1, teniendo en cuenta que Rafa y Roger ya tienen su edad. A Juan Martín lo veo con la energía y las condicione­s como para meterse en el 1 o el 2 del mundo, tranquilam­ente. Además, agarra una suerte de cambio de generación. Tiene todo cmo para estar número 1 del ranking, y sería un regalo por nunca bajar los brazos. Es mucho más completo que Alexander Zverev, además”.

Vilas, presente en el Arthur Ashe durante la consagraci­ón más impactante de Del Potro (Estados Unidos 2009), hizo una lectura de la rica escuela de tenis de la ciudad serrana. “En su momento analicé lo que se decía del tenis tandilense. Se habló de los éxitos de tenistas nacidos allí o que se hicieron deportivam­ente en esa ciudad. Hasta se lo conoció como el ‘milagro tandilense’, con mayor fuerza cuando apareció Del Potro, que hasta ganó un torneo de Grand Slam tan complejo. Pero, ¿dónde se generó el germen que fue creciendo y multiplicá­ndose con los años? En Felipe Locícero, alguien muy importante en mi carrera. Raúl Pérez Roldán, el hombre que hizo grande la escuela de Tandil, se formó con él”, detalló el marplatens­e.

No por nada Vilas, Sabatini, Coria y Nalbandian saben lo que Del Potro está sintiendo en el podio.

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Twitter.com/sabatiniga­byok Del potro y sabatini, dos grandes del tenis argentino unidos por el nº 3

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