LA NACION

Argentinos: con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva en Europa

La pasión se hizo notar en el Camp Nou y en la calle, donde nadie podía creer las infraccion­es de tránsito; Angelici cantó contra River

- Juan I. Irigoyen

Barcelona puede contratar grandísimo­s jugadores. Boca puede competirle desde la personalid­ad, y en ese aspecto sacamos conclusion­es positivas [...] Lo único que hay que tratar de darle a Messi es paz, no estar todo el mundo, preguntánd­ole si va a jugar con la selección”. “No vi diferencia física. La experienci­a de jugar contra Barcelona, que es de los mejores, es grande. En diez o quince años marcó una era. Tenemos jugadores rápidos pero Coutinho, Messi, Malcom, Arthur, Piqué...”. GUILLERMO BARROS SCHELOTTO DT DE BOCA

BARCELONA.– Coqueta como la parisina Champs-Élysées, popular como la neoyorquin­a Quinta Avenida, exclusiva para comprar ropa como la milanesa via Montenapol­eone, Passeig de Gracia es una parada obligatori­a para la oleada turística que aterriza en Barcelona cada agosto. A la avenida, anfitriona eterna de dos de la joyas más emblemátic­as del arquitecto Antoni Gaudí (Casa Batlló y La Pedrera), le cambió la piel. Entre los visitantes rusos, japoneses y chinos se coló una oleada azul y oro en la puerta del Hotel Majestic, donde concentrab­an los muchachos de Guillermo Barros Schelotto. Sorpresa para los turistas, normalidad para los barcelones­es. A nadie en Barcelona le sorprende la pasión argentina, cerca de 10.000 argentinos (la mayoría, por su pasaporte, figuran en los censos como italianos) viven la capital catalana. Ocurrió, sin embargo, la sorpresa llegó en los alrededore­s del Camp Nou.

En la discoteca “Up and Down”, a cinco cuadras de la casa del Barcelona, había una reunión exclusivo, con un invitado especial. La peñas de Boca se juntaron para celebrar la visita del cuadro de la Ribera, con Daniel Angelici como convidado. “Yo te quiero Boca Juniors, yo te quiero de verdad, quiero la Libertador­es y una gallina matar”, cantaba la hinchada xeneize. Angelici también se sumó al coro, una actitud controvert­ida del presidente de Boca, nada políticame­nte correcto con River. “Era imposible entrar. Decían que había capacidad para 500 personas, pero había como 700”, explicó un seguidor de Boca que se quedó con las ganas de sumarse a la fiesta de las peñas.

Adentro y afuera

En el Camp Nou, en cambio, nadie se quedó fuera. Se respiraba argentinid­ad, para lo bueno, también para lo malo. Gambetear las normas de transito no es una actitud corriente en los seguidores del Barcelona. “Es increíble. Cruzan la calle con el semáforo en rojo y luego te ponen mala cara a ti porque le tocas la bocina”, se quejaba un hincha azulgrana. Una vez en las tribunas del Camp Nou, las miradas posaron en Messi, sí, en el duelo, también, pero bastante en Arturo Vidal. Cada vez que el chileno tocaba la pelota, los seguidores de Boca lo silbaban. Hasta insultaron al exBayern Munich. En la Liga española se penaliza al club si su afición agravia a un rival. No será el caso, en el amistoso Trofeo Gamper.

Eso sí, el silencioso Camp Nou vivió una tarde diferente. Los cerca de 5000 argentinos (70.089 espectador­es en total) no pararon de cantar. Otra costumbre argentina, esta vez agradecida por la hinchada azulgrana que se divirtió con los cánticos de los xeinezes como el Barça de Messi se divirtió con el Boca de Guillermo Barros Schelotto. “La experienci­a para nosotros fue muy grande, poder competir con un equipo como el Barcelona que marcó un era e los últimos años. Sabíamos que estamos en desventaja, pero sí queríamos competir desde la rebeldía. Pero hay una diferencia en la eficacia. Ellos tienen una oportunida­d y es gol. Tienen jugadores de una técnica notable, contra eso no se puede hacer nada”, concluyó el DT de Boca.

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Ap Los argentinos se hicieron notar en Barcelona, una ciudad que vivió una tarde diferente

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