LA NACION

Los 60 de la Reina del Pop. Juventud eterna y una corona que no abdica

Vanguardis­ta, polémica, ingeniosa, hábil empresaria, Madonna logró reinventar­se en cada etapa de su fructífera trayectori­a y llegar al presente como la suma de todas las partes

- Daniel Gigena

“Es muy simple. Solo quiero hacer feliz a la gente”, declaró Madonna en una entrevista del año 2000. El objetivo de esta artista nacida hace 60 años en Michigan como Madonna Louise Veronica Ciccone, huérfana de madre a los cinco años, alumna aplicada, bailarina formada por el coreógrafo Alvin Ailey y modelo publicitar­ia antes de convertirs­e en ícono global, se cumplió con creces. Su música acompañó victorias individual­es y sociales, en discotecas urbanas improvisad­as en subsuelos tanto como en marchas de activismos de todas las especies.

Madonna se mudó a Nueva York en 1977, adonde llegó con poco más de treinta dólares en el bolsillo. “Ese fue el acto más valiente de mi vida”, declaró. Hoy, cuando pasó de ser una cantante más de la industria musical a un símbolo cultural que adquiere significad­os diversos según pasan los años, es una empresaria que cuenta con un capital único: ella misma. La fortuna de la “chica material” es ilimitada y sus divisas de libertad sexual, libertad a secas, empoderami­ento femenino, creativida­d y juventud eterna inspiraron e inspiran a millones de personas en el mundo.

Desde el comienzo, la carrera de Madonna estuvo emparentad­a con la danza y la expresión de una sexualidad plena.

Formada con Ailey, discípulo de Martha Graham y Hanya Holm, Madonna no abandonó nunca sus clases de baile y gran parte de su producción (discos, conciertos y videos) está atravesada por la reivindica­ción de ese arte, el más físico de todos. Luego de cautivar a un productor de Sire Records con la canción “Everybody”, pudo grabar su primer disco. Madonna fue lanzado en julio de 1983. Un disco de pop rock y música disco con canciones burbujeant­es como “Lucky Star” y “Borderline”, que cruzaron las décadas sin perder frescura. Mientras sus temas alcanzaban los primeros puestos, la joven Ciccone comenzó a trabajar en la primera película de su trayectori­a (tal vez la mejor de todas en las que actuó), Buscando desesperad­amente a Susan, de Susan Seidelman. En simultáneo, componía y producía las canciones de su segundo disco, Like a Virgin, de 1984.

A partir de entonces, el estilo de vida y la obra de Madonna se fusionaron hasta volverse indivisibl­es. Su manera de vestir, de bailar y de cantar (imitada por niñas, niños y jóvenes de todo el mundo), sus actuacione­s provocativ­as en MTV y en conciertos, los anatemas vaticanos y de agrupacion­es católicas que recibió por utilizar símbolos religiosos en videos y portadas de álbumes y su gusto por la explicitud en cuestiones sexuales crearon un personaje tan poderoso como rebelde. Madonna fue una de las primeras artistas femeninas consciente­s del poder de la imagen, del uso en beneficio propio de los medios de comunicaci­ón y también de la importanci­a de elegir buenos colaborado­res. Todos los productore­s que trabajaron con ella, de Nile Rodgers a Mirwais, pasando por Stuart Price y Massive Attack, ayudaron a definir distintos “conceptos sónicos” de la música de Madonna: celebrator­ia, erótica, mística, lasciva, heroica, íntima y arrebatada por un entusiasmo dionisíaco.

Del mismo modo en que cosechó varios estilos musicales (pop, folk, electrónic­a, dub, trance, ritmos latinos, rap y R&B), Madonna cultivó su imagen. Desde su tercer disco, los diseños de portada de los álbumes estuvieron a cargo de genios en el arte de la imagen: Herb Ritts para True Blue, Mario Testino para Ray of Light, Jean-Baptiste Mondino para Music, Michael Amzalag y Mathias Augustynia­k para American Life, donde la estrella aparecía como una sucedánea del Che Guevara, y Steven Klein para Confession­s on a Dance Floor, donde posa como reina de la noche. Algo similar ocurre con los músicos invitados: Prince, Lenny Kravitz, Kanye West, Meshell Ndgeocello y Justin Timberlake participar­on en discos de Madonna desde fines de los años 80 hasta hoy.

En la biografía de J. Randy Taraborrel­li, fuente de consulta de todos los “madonólogo­s” del planeta, se insinúa que Madonna tuvo la suerte de comenzar a trabajar en compañías discográfi­cas modestas. Si en ese entonces hubiera caído en manos de Warner o EMI, su carrera tal vez hubiera perdido singularid­ad. La “ambición rubia”, como bautizó a su gira de 1990, tendría para siempre el control de su obra. Desde Like a Prayer, obra maestra de 1989, todos los álbumes de Madonna fueron compuestos bajo su imperio y, en cierto sentido, se volvieron discos sobre Madonna. Like a Prayer, que aúna psicodelia con negro spiritual, fue considerad­o por la crítica el segundo mejor disco pop de la historia (el primero de esa lista era Revolver) y Madonna lo dedicó a la memoria de su madre, quien le había enseñado a rezar. Erotica, de 1992, fue editado directamen­te por Maverick, sello creado por la artista para desarrolla­r proyectos propios y de otras figuras como Alanis Morissette, The Prodigy y, años después, la gran sucesora de Madonna: Britney Spears.

En simultáneo, Madonna publicó Sex, libro de fotografía­s concebido como un fetiche sexual. Mientras asumía la personalid­ad de Mistress Dita, posaba para la cámara de Steven Meisel en escenas sexuales con Isabella Rossellini, Big Daddy Kane, Naomi Campbell y Vanilla Ice, su pareja del momento. Primero, el libro fue censurado, luego elogiado y por último juzgado como una obra de arte. Junto con el álbum, donde aparecen canciones emblemátic­as como “Deeper and Deeper”, “Secret Garden” y “Rain” (con Ryuichi Sakamoto al piano), la publicació­n de Sex provocó una nueva oleada de escándalos que no hizo otra cosa que posicionar a la artista. Pocos años después, Madonna grabó un disco más personal e intimista, Bedtime Stories (1994). Considerad­o un disco de transición a la música electrónic­a, contó con la colaboraci­ón de Björk, Nelle Hooper y Babyface.

En 1998, cuarenta años después de su nacimiento, Madonna se convierte en madre con Lourdes, y la primera canción del luminoso Ray of Light (1998) alude a un éxito de 1958: “Little Star”, de The Elegants. En ese álbum, producido por William Orbit y Pat Leonard, se refiere a distintas prácticas espiritual­es, como la cábala, y canta incluso un tema en sánscrito, “Shanti/Ashtangi”.

En el año 2000 le sigue Music, con un sonido renovado que entrecruza la electrónic­a, la música funk y el folk. Uno de los temas, “Don’t Tell Me”, fue compuesto por un artista de culto: Joe Henry, cuñado de Madonna. En el nuevo milenio, Madonna grabará al menos un disco extraordin­ario después de Music. Ese álbum fue Confession­s on a Dance Floor (2005), donde regresa a las canciones bailables con un espíritu retrospect­ivo levemente paródico, como se observa en los videos de promoción, luego del fallido y contestata­rio American Life.

Sin que eso afecte su fama, en los tres álbumes restantes grabados hasta ahora por Madonna predomina un aire de mixtura millennial que no termina de convencer por completo: hip-hop, trap, electrónic­a, drum and bass y rap se suceden de un tema a otro con una caravana de artistas invitados: Nicki Minaj, Kanye West, M.I.A. Fue esta última la que le sugirió a Madonna el título de su penúltimo disco, MDNA (2012), donde con el nombre de la cantante se condensan el de una droga sintética creada para bailar y hacer el amor y la sigla del ADN. Madonna, a los 60 años, ya forma parte del código genético de la cultura global.

 ??  ?? 1998 Electrónic­a, la Madonna de Ray of Light debuta en nuevo rubro: el de mamá de Lourdes
1998 Electrónic­a, la Madonna de Ray of Light debuta en nuevo rubro: el de mamá de Lourdes
 ??  ?? 1989 Con Like a Prayer cierra la década escandaliz­ando a la Iglesia Católica
1989 Con Like a Prayer cierra la década escandaliz­ando a la Iglesia Católica
 ??  ?? 1992 Erótica, el disco, y Sex, el libro: un decálogo de fantasías sexuales
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 ??  ?? 1994 Con Bedtime Stories luce como una Jean Harlow de fin de siglo, siempre sensual y polémica
1994 Con Bedtime Stories luce como una Jean Harlow de fin de siglo, siempre sensual y polémica
 ??  ?? 1984 Sale Like a Virgin y la “chica material” empieza a imponerse en la era del videoclip
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 ??  ?? 2008 En Hard Candy regresa su lado más erótico, con Pharrell y Timbaland como aliados
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 ??  ?? 2003 En días de American Life luce guerriller­a y lista para librar nuevas batallas
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 ??  ?? 2005 La Reina del Pop se confiesa, pero fiel a su estilo lo hace en una pista de baile
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 ??  ?? 2000 El oeste siempre estuvo cerca y explota en Music con Madonna la vaquerita
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 ??  ?? 2012 Dispara sobre el público en el MDNA tour, su última visita a Buenos Aires
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 ??  ?? 1996 En Evita, en los días de un supuesto romance con el expresiden­te Menem
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 ??  ?? 2007 En Malawi, con Lourdes y David Banda, el niño que adoptó en aquel país
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 ??  ?? 2008 Como una cowgirl, en su gira Sticky & Sweet
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 ??  ?? 1989 Con Like a Prayer cierra la década entre polémicas
1989 Con Like a Prayer cierra la década entre polémicas

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