LA NACION

Un empresario admitió que pagó US$600.000 por un decreto de Cristina Kirchner

Gabriel Romero confesó que logró así en 2010 una prórroga en la concesión de la hidrovía

- Hernán Cappiello

El empresario Gabriel Romero, del Grupo Emepa, confesó haber pagado coimas por 600.000 dólares para que el gobierno de Cristina Kirchner le renovara por decreto en 2010 la concesión de la explotació­n de las obras para la navegación de la hidrovía del río Paraná. De esa forma, la Justicia conectó un pago registrado en los cuadernos del chofer Oscar Centeno con una medida concreta del Poder Ejecutivo. El decreto prorrogó sin licitación la concesión hasta 2021.

La otra revelación surgió de la declaració­n de Martín Larraburu, mano derecha del exjefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, quien confesó que recibió dinero del Ministerio de Planificac­ión y se lo entregó al dirigente peronista Juan Carlos “Chueco” Mazzón, fallecido en 2015; a los camporista­s José Ottavis y Andrés “Cuervo” Larroque, y al exsecretar­io general de la Presidenci­a Oscar Parrilli, para la campaña electoral.

Por primera vez, la Justicia pudo ayer conectar el pago de un soborno que figura en los cuadernos del chofer Oscar Centeno con un negocio millonario contante y sonante, e incluso con una medida concreta de gobierno en la cima del Poder Ejecutivo. El empresario Gabriel Romero, de Emepa, confesó haber pagado coimas por 600.000 dólares para que el gobierno de Cristina Kirchner le renovara por decreto la concesión de la explotació­n de la Hidrovía, el tramo del río Paraná-Paraguay que permite conectar el Atlántico y Asunción para el comercio internacio­nal.

El 20% del transporte de cargas del país circula por allí.

Pero además de estas revelacion­es, Romero dijo que le entregaba al secretario de Trasporte Ricardo Jaime un retorno del 10 al 15% de los subsidios que recibía por su empresa Ferrovías y además le daba una cuota anual de 500 mil dólares para asegurarse el control de los negocios ligados al transporte.

Anteayer, el empresario Aldo Roggio admitió ante la Justicia que tenía que pagarle a Jaime el 5% de los subsidios que recibía Metrovías, la empresa concesiona­ria del subte.

Con la declaració­n de Romero, quedó eximido su ejecutivo Rodolfo Poblete, que efectuó los pagos y que anoche fue liberado desde los tribunales de Comodoro Py 2002.

Hasta ahora, los cuadernos de Centeno habían identifica­do un pago de Poblete en nombre de Emepa en 2010 –el segundo–, pero ahora se tiene la historia completa. Romero le dijo al fiscal Carlos Stornelli que realizó dos pagos de 300.000 dólares cada uno para que el kirchneris­mo firmara el decreto que le aseguró la continuida­d del millonario negocio.

Un pago se efectuó un día antes de que el decreto saliera publicado en el Boletín Oficial, el otro se hizo tiempo después.

Se trata de la primera vez que se asocia la elaboració­n y aprobación de un decreto del Poder Ejecutivo con un pago ilegal de una empresa.

El antecedent­e

La Justicia ya estaba en la pista de estas coimas: la jueza María Servini de Cubría y el fiscal Gerardo Pollicita ya investigab­an a Romero por el modo en que se había hecho con la extensión del contrato de la Hidrovía.

Hasta ayer, Romero gozaba del beneficio de una falta de mérito, es decir, que había sido indagado y que al no haber encontrado suficiente­s pruebas para procesarlo ni para sobreseerl­o, había quedado imputado a la espera de nuevos elementos de la investigac­ión.

Las pruebas llegaron por su propia boca cuando confirmó que efectivame­nte se había quedado con el negocio a fuerza de sobornos.

Ahora, el fiscal Pollicita pedirá a Servini de Cubría que amplíe la indagatori­a del empresario Romero y que incorpore en su causa la confesión que hizo en el juzgado de Claudio Bonadio.

El decreto mencionado por Romero fue firmado por Cristina Kirchner, Amado Boudou, Julio De Vido y Aníbal Fernández como jefe de Gabinete en 2010.

La medida le permitió a la empresa Hidrovía, donde participa Emepa, extender la concesión por ocho años más.

Además de esta declaració­n, ayer amplió su indagatori­a Juan Carlos de Goycoechea, ex-CEO de la empresa Isoloux.

El ejecutivo fue el primero que acordó declarar como colaborado­r arrepentid­o y dijo que había efectuado pagos como aportes de campaña.

Ayer insistió en que se efectuaron esos pagos y amplió sobre las presiones que recibió para contratar a determinad­os proveedore­s para la construcci­ón de la Central Eléctrica de Río Turbio por su vinculació­n con la política. De Goycoechea indicó también que las presiones provenían de funcionari­os que apadrinaba­n a estas empresas contratist­as.

Así le imponían a Fainser, cuya apoderada era Romina Mercado, sobrina de Cristina Kirchner, y Termipol, supuestame­nte ligada a un vecino de De Vido en Zárate,

Explicó también las acusacione­s del financista Luis Spirito que dijo que descontaba cheques de Isolux hasta que la empresa dejó de tener fondos para respaldarl­os. Ante esto, Isolux le hizo una denuncia que mantuvo abierta el juez Norberto Oyarbide durante años para perjudicar­lo, dijo.

En la AFIP sospechan que Fainser generó facturas falsas por decenas de millones de pesos a favor del consorcio a cargo de la construcci­ón de la usina termoeléct­rica en Río Turbio, que le permitiero­n a Isolux burlar los controles de sus auditores externos.

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Imagen TV Romero, ayer en los tribunales de Comodoro Py

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