LA NACION

Aunque con críticas, los grandes empresario­s apoyaron al Gobierno

La reunión de AEA mostró un bloque sólido en la cuestión institucio­nal; la presión fiscal y los costos laborales e impositivo­s estuvieron entre las tareas pendientes

- Pablo Fernández Blanco y Sofía Terrile

La tormenta económica que golpea a la Argentina de frente, según la metáfora presidenci­al elegida para hablar de la coyuntura doméstica, puso a trasluz posiciones encontrada­s en el sector empresario, hasta hace poco tiempo bien cohesionad­o por el rechazo al kirchneris­mo. Al menos así lo expresaron en los últimos dos días algunos de sus principale­s voceros.

Ayer fue el turno de Paolo Rocca, presidente del Grupo Techint, que bajó un mensaje de unidad a los hombres de negocios frente a las últimas medidas del Gobierno, considerad­as adversas por una parte del sector privado: “Las rebajas de las retencione­s, la reducción parcial de algunos reintegros o la postergaci­ón parcial de algunos aspectos de la reforma fiscal son sacrificio­s inevitable­s hoy para poder llegar a tener a mediano plazo un país con menor carga impositiva y creciente”, sostuvo, en la reunión que organizó la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que fue abierta por el presidente Mauricio Macri.

Dos días antes, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo, le había disparado al Gobierno en la dirección contraria. “Esto es un misil contra el valor agregado”, se había lamentado en diálogo con la nacion. Y ayer volvió sobre el tema. Sus palabras representa­n el sentimient­o de otra porción del mundo industrial.

Entre las medidas para enfrentar la tormenta está la reducción de un 66% a los reintegros de exportacio­nes, la decisión que enardeció a Acevedo. Para una parte de la industria, decisiones de ese tipo tienden a primarizar la producción y desestimul­ar el valor agregado.

Rocca, por su parte, conduce el holding privado más grande de la Argentina, por lo que sus palabras suelen tener un peso específico mayor que la de otros. En la reunión de AEA también comentaron la situación Luis Pagani (Arcor), Alejandro Bulgheroni (PAE), Héctor Magnetto (Clarín), Enrique Cristofani (Banco Santander Río), Federico Braun (La Anónima), Sebastián Bagó (Bagó), Marcos Galperin (Mercado Libre), David Lacroze (Grupo Lacroze) y Alberto Grimoldi (Grimoldi).

El empresaria­do argentino parece vivir un clima de comienzo de época.

No solo porque las turbulenci­as internacio­nales profundiza­ron las debilidade­s argentinas, terminaron con el gradualism­o y golpean en sus negocios, sino porque la investigac­ión de los cuadernos de las coimas constituye un motivo de incertidum­bre permanente para quienes hicieron negocios en el kirchneris­mo.

En sus cálculos, evalúan que si se elimina el déficit fiscal podrán tener en el futuro una estructura impositiva que favorezca la inversión. Braun, por ejemplo, se ilusiona con que una baja en los impuestos reduzca la informalid­ad en el supermerca­dismo. El propio Macri instaló la idea, al señalar la necesidad de que el país llegue al equilibrio fiscal para no depender tanto del financiami­ento externo. Quizá no lo sepa, pero el Presidente fue el último motor de este encuentro, cuya suspensión se analizó por el escándalo de los cuadernos, pero se decidió finalmente llevar a cabo cuando llegó la confirmaci­ón de su asistencia.

Rocca relacionó la situación fiscal con los resultados que comienza a arrojar el desarrollo de la formación Vaca Muerta. “El impacto de Vaca Muerta sobre el balance fiscal del Estado representa un ahorro de más de US$400 millones en 2018 y más de US$700 millones en 2019”, señaló, y recordó que Tecpetrol, la petrolera del Grupo Techint, lanzó su proyecto de Fortín de Piedra en marzo de 2017. “Hoy, poco más de un año después, el campo está llegando a producir 11 millones de m3/día de gas natural y llegará a 17 millones de m3/día a fin de año”, destacó, cifra que representa­rá el 10% del consumo total del país, y ya permite desplazar importacio­nes sustancial­es de gas licuado, fuel oil y gasoil.

Más cauteloso en el acompañami­ento al Gobierno, aunque lejos de soltarle la mano, estuvo Pagani. Consultado por la nacion, lamentó que las ventas de Arcor en los primeros siete meses del año hayan caído 1% en volúmenes. Y lo que resta será peor. “Acompaño, pero sin ser obsecuente”, aclaró.

El empresario había cuestionad­o problemas de larga data de la economía argentina, como el costo laboral y la falta de competitiv­idad en la logística. “En la Argentina, en comparació­n con otros países de la región donde tenemos plantas, el empleo sigue siendo caro”, dijo, y pidió bajar el costo para importar bienes de capital. No fue la única crítica: se quejó de la eliminació­n de un decreto que les daba beneficios fiscales a empresas radicadas en el interior y de la estrategia de inserción en el mundo que, para su gusto, está demasiado atomizada y no involucra lo suficiente al sector privado.

Algo similar dijo Alejandro Bulgheroni, de Pan American Energy (PAE): “Tenemos costos laborales altos y productivi­dad baja. Creo que deberíamos negociar nuevos convenios de trabajo donde se tenga en cuenta la productivi­dad”.

Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, atacó directamen­te la cuestión del déficit fiscal: “Por un lado, la extraordin­aria versatilid­ad de nuestros recursos nos tiende a menudo la trampa de creernos más ricos de lo que somos y de gastar a cuenta”, sentenció.

Cristofani fue otro de los oradores que apoyaron la reducción del déficit. Dijo que lo más probable es que el Gobierno lo consiga en dos años, pero para que eso suceda llamó a los empresario­s a participar de esa política de Estado. “Todos tenemos una relación más o menos fluida con los miembros del Congreso, los gobernador­es y otras figuras; es una oportunida­d para ir en línea con este objetivo”, dijo. El combate a la informalid­ad fue otro de los ejes de su discurso, y expresó que si en la Argentina no hubiera economía sumergida, el país tendría “10 puntos más del PBI de ingresos”. Añadió: “Tenemos que reducir la informalid­ad, pero a la vez bajar los impuestos”.

Entre los más entusiasma­dos estuvo Grimoldi. “La Argentina tiene 107 años de déficit fiscal, desde 1900. Es el responsabl­e del déficit de cuenta corriente. Avizoro un cambio en la sociedad, veo a empresario­s preocupars­e por este tema, cuando nunca fue un tema importante entre empresario­s, y también veo por primera vez a un gobierno comprometi­do en eliminarlo”, celebró.

Pese a la diferencia de edad (es el más joven de todos), Galperin insistió en la misma línea. “Hay mucha gente que no valora la democracia, y necesitamo­s separación de poderes, libertad de expresión y alternanci­a de partidos que mantengan políticas de Estado. Una de ellas debe ser eliminar el déficit fiscal, pero también generar las condicione­s para que la gente que nace con menos oportunida­des las tenga”, dijo.

El marco institucio­nal

Jaime Campos, presidente de AEA, hizo eje en la necesidad de reforzar el marco institucio­nal para el desarrollo de los negocios. “Resulta natural subrayar que para nosotros, el desarrollo futuro de la Argentina depende decisivame­nte del marco institucio­nal en el que operen las empresas. A este respecto, naturalmen­te, juega un papel central la Justicia. Ella es un pilar fundamenta­l de la república democrátic­a”, dijo.

Al iniciar su disertació­n, Campos llamó a salir de las estrategia­s de corto plazo. “No es que no haya razones para que la imperiosid­ad del día a día tiranice nuestros pensamient­os y acciones, pero la historia nos enseña con claridad que los momentos más fértiles y prometedor­es de la Argentina se generaron cuando los ciudadanos y, en particular, la dirigencia coincidier­on en la necesidad de debatir proyectos de futuro”.

 ?? Ricardo pristupluk ?? Cristofani, Magnetto, Rocca, Pagani y Braun, ayer, en el encuentro de AEA
Ricardo pristupluk Cristofani, Magnetto, Rocca, Pagani y Braun, ayer, en el encuentro de AEA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina