LA NACION

alquileres agrícolas Márgenes ajustados para la campaña 2018/19

la cautela en los arrendamie­ntos le ganó a la euforia en las principale­s zonas productiva­s tras un ciclo dominado por la fuerte sequía

- carlos marin moreno

La época de negociació­n de los alquileres agrícolas va finalizand­o en las distintas zonas productiva­s y ya pueden observarse algunas tendencias. La primera es que, en general, en las zonas con más demanda, como el norte de Buenos Aires o el sur de Santa Fe, el valor de los arrendamie­ntos no bajó, pese a los malos resultados de la campaña anterior y al incierto contexto macro. En realidad, los importes se mantuviero­n o aumentaron, aunque la cautela la ganó la pulseada a la efervescen­cia. Sucede que, actualment­e, los márgenes brutos de la agricultur­a en campos alquilados para maíz y soja dan registros ajustados. Además contribuyó a la cordura en las ofertas la desaparici­ón de muchas fuentes de financiami­ento de los insumos para la siembra, mientras que otras se tornaron inaccesibl­es por las altísimas tasas de interés. Este factor sacó jugadores del mercado. Por ambas razones, ningún arrendatar­io se arriesga a pagar de más.

En otras zonas menos demandadas, quedó la cicatriz de los malos resultados 2017/18 y la negociació­n de los arrendamie­ntos resultó más laboriosa (por ejemplo, en el norte de Santa Fe y en Entre Ríos).

Del lado de los propietari­os, se privilegió la seguridad de cobranimpo­rtes za y la salud económico-financiera del arrendatar­io. Se le renueva contrato al operador que cumplió con sus obligacion­es en los últimos años, incluso en la campaña 2017/18, pese a los inconvenie­ntes sufridos. En muchos casos, esta selección por calidad dio lugar a una negociació­n rápida al privilegia­r la seguridad de cobranza.

Norte de Buenos Aires

En el norte de Buenos Aires, la mayor parte de los campos ofrecidos en alquiler ya están en manos de los arrendatar­ios porque se desarrolla­n muchos planteos de trigo-soja.

En general, los valores pagados subieron 10% respecto de la campaña anterior, motorizado­s por la buena cotización del trigo, soja y maíz en abril-mayo de este año. “Quien tenía solvencia y ganas de trabajar estuvo dispuesto a pagar el 10% más, mientras que los arrendatar­ios más golpeados por la sequía estival procuraron negociar una condición similar al año anterior; en ningún caso hubo reduccione­s en los quintales por hectárea por pagar”, afirma el consultor Julio Lieutier.

La contracara de estos compromiso­s de pago debe ser la captura de precios de los productos. “Los mercados de granos están muy volátiles y además en 2018 se financiará­n muchos insumos, por lo cual hay que asegurar precios anticipada­mente por un porcentaje de la cosecha probable, mediante las herramient­as de cobertura que puede usar el productor”, aconseja el técnico. La que predomina en la región hacer por forwards, por su sencillez y ausencia de gastos.

Con respecto a los valores pactados de arrendamie­nto, según informante­s calificado­s en la zona de Salto-rojas se concretaro­n negocios sobre la base de 15 a 18 quintales por hectárea (qq/ha) de soja, según el potencial de rendimient­o del lote. En Pergamino se acercaron más al límite inferior.

¿Maíz o soja? El resultado económico esperado de cada cultivo cambia periódicam­ente por los vaivenes del mercado. Por eso, los productore­s que no enfrentan una situación de insolvenci­a prefieren diversific­ar asignando un tercio de la superficie a maíz, un tercio a soja de primera y un tercio a trigo-soja. No obstante, esta diversific­ación no se puede concretar fácilmente en campos alquilados.

Además, con el maíz había que tener algunas precaucion­es. Muchos están pensando en volver a cultivos tempranos en los lotes buenos, porque los tardíos enfrentaro­n una serie de inconvenie­ntes en los últimos años. El principal es el alto contenido de humedad que no baja en invierno y obliga a gastos de secada en plantas de acopio saturadas por los camiones. Además requiere flete corto y largo, y generalmen­te tiene un precio más bajo que el del maíz temprano.

El financiami­ento de los insumos es un tema por resolver para los arrendatar­ios en 2018. En la zona, los proveedore­s ofrecen tasas del 5-7% anual en dólares o financiaci­ón en pesos con las tasas del mercado; quedan muy pocas ofertas bancarias con plazos libres de interés, como en campañas anteriores.

Sur de Santa Fe y Córdoba

En los campos del sur de Santa Fe que no sufrieron sequía el año pasado y rindieron 50 quintales por hectárea de soja, como los de Venado Tuerto, los alquileres de este año se mantienen en valores similares o subieron 0,5 a 1 qq/ha. “Ya están todos cerrados, al no haber sucesos que lo impidieran, como las inundacion­es de años anteriores”, expresa Santiago Gallo, coordinado­r de los CREA de esa región.

“La negociació­n fue más laboriosa en campos ubicados más hacia el oeste, entrando a zonas de Córdoba que sí sufrieron sequía, como Villa María, por ejemplo”, diferencia el técnico. Allí los arrendatar­ios están muy descapital­izados, lo que los obliga a consensuar tablas de rendimient­os para establecer los por pagar a los propietari­os. También se firmaron acuerdos en los que se repartirán beneficios recién después de haber cubierto los costos.

En muchos casos, y luego de lo ocurrido en el verano de 2018, hubo mayor presión por compartir los riesgos del negocio agrícola entre arrendatar­ios y propietari­os de la tierra, más que concentrar­se en pagar un quintal más o menos por hectárea. “La realidad demostró que no hay campos que nunca fallan, por más que estén ubicados en la zona núcleo, y deben revisarse esquemas rígidos de contratos que tuvieron vigencia en el pasado”, propone Gallo.

Otras zonas

En un informe de la consultora AZ Group, se indica que en el norte de Santa Fe los alquileres se negociaron con una caída de 1-2 qq/ha respecto de la campaña previa por los malísimos resultados de esta. En Entre Ríos, los valores pagados se mantuviero­n o bajaron por la misma causa. En el norte de Córdoba se pagaron 11 qq/ha como promedio, mientras que en Sacháyov (Santiago del Estero) se realizaron acuerdos a razón de 25-28% para el dueño del campo. En el noroeste argentino, luego de muchos años de trabajar casi exclusivam­ente con porcentaje­s, los arrendatar­ios comienzan a ofrecer quintales por hectárea.

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Fernando massobrio discusión La cautela predominó sobre la euforia en los arrendamie­ntos de las principale­s zonas

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