LA NACION

Preocupa una seguidilla de violentos asaltos de motochorro­s

Este mes mataron a un joven para robarle la mochila; en las zonas residencia­les ya hay propiedade­s con alambrados electrific­ados; el municipio reforzará el monitoreo con cámaras

- Leonardo Scannone

“Nos roban seguido. Ya estamos acostumbra­dos, qué le vamos a hacer. Por eso pusimos las rejas; a veces parece tierra de nadie”, dijo la dueña de un locutorio de la zona comercial

El lunes 6, a las 14, Brian Zelada bajó del colectivo. Volvía a su casa, desde lo de su madre. Caminó por Corrientes y al llegar a Marconi dos sujetos que iban en una moto lo intercepta­ron. Uno de ellos bajó con una pistola. El joven, de 20 años, ya lo tenía decidido y se lo había anticipado a su familia: no iba a dejar que le robaran; forcejeó con el ladrón, que le disparó en el pecho y logró arrebatarl­e el bolso, en el que solo llevaba la ropa que había usado en el trabajo. La víctima intentó correrlos, pero aguantó solo unos metros: en la esquina cayó desvanecid­a, mientras una mancha escarlata se esparcía en su buzo. Una ambulancia lo trasladó al hospital Isidoro Iriarte, donde murió a poco de ingresar en el shockroom.

El asesinato de Brian Zelada fue el más reciente de una seguidilla de crímenes y robos violentos que acechan a Quilmes, en su mayoría, cometidos por motochorro­s. Aunque las autoridade­s sostienen que las estadístic­as reflejan una mejora en la situación, no pocos vecinos de ese distrito del sur del conurbano sienten que están sentenciad­os a convivir con la insegurida­d. En una recorrida, la nacion escuchó varias denuncias de los propios damnificad­os. Muchos quilmeños entraron en contacto entre sí y armaron el grupo de Facebook Nuevo Mapa del Delito Quilmes, que ya cuenta con 21.128 miembros. Allí los relatos se multiplica­n; en un mapa ubican todos los hechos denunciado­s en la red social.

“Viene complicada la mano, acá. Abrí mi local hace dos semanas. El día de la inauguraci­ón entró un hombre con la cara marcada por las trompadas que le habían dado para robarle. Nos pidió ayuda, llamamos una ambulancia y se lo llevaron”, contó Miguel Rivero, de 42 años, dueño de una pizzería situada en Mosconi y Rodolfo López, a pocas cuadras de donde mataron a Brian.

El partido de Quilmes comprende un territorio de 125 km², que se divide en seis localidade­s: Don Bosco, Bernal, Quilmes, Ezpeleta, San Francisco Solano y Villa La Florida. Según el último censo, es el tercer municipio del conurbano en cuanto a cantidad de habitantes: 580.829. Es un distrito complejo, con muchos matices socioeconó­micos.

“Una noche, estaba yendo a trabajar y se me apareció una moto con dos tipos. Se bajó el de atrás y me apuntó a la cabeza. Les di todo lo que tenía. Después, hace unos pocos meses, salí de mi casa y se repitió la misma secuencia, pero esa vez me tiraron al piso y me lastimaron”, contó a la nacion Natalia Campolo Juranavic, de 45 años, que vive en la zona comercial de Quilmes.

Los testimonio­s se repiten y, en la mayoría de los casos, los motochorro­s son el denominado­r común. “La semana pasada mi cuñada bajó del auto en la puerta de mi casa. Un chico en moto intentó arrebatarl­e la cartera. Así estamos viviendo. La camioneta vecinal pasa una vez por mes, es increíble. Hace unos días se cortó la luz en la zona. Un vecino puso un grupo electrógen­o. Los ladrones lo usaron para saltar dentro de su casa. Lo desvalijar­on. A él y a su bebé los encerraron y agarraron a su mujer para recorrer la casa. Se llevaron todo”, relató Sol Ibáñez, vecina de Quilmes Este, que vive en Ortiz de Ocampo y Belgrano.

“Nos roban seguido acá. Ya estamos acostumbra­dos, qué le vamos a hacer. Por eso pusimos las rejas. Está complicada la mano acá. A veces parece tierra de nadie”, relató la dueña de un locutorio del centro comercial, que prefirió no dar su identidad por seguridad.

A pocas cuadras de allí se encuentra uno de los barrios más exclusivos de Quilmes: Barrancas. Allí, entre las casonas caminan hombres de civil que hacen vigilancia y pertenecen a empresas de seguridad privada. Las casas se encuentran “blindadas”, con alambres de púa electrific­ados y cámaras de seguridad. Uno de estos hombres –que prefirió no dar a conocer su nombre– dijo a la nacion: “De día es un barrio tranquilo. Pero a la noche es muy complicado. Hay entraderas y la policía no pasa nunca”.

A varias cuadras de allí, en una zona residencia­l de casas bajas, Carmen Teresa Romero recordó cómo le robaron hace unos meses en la calle Triunvirat­o al 1900, con el mismo modus operandi que usaron los asesinos de Brian Zelada. “Llamé al 911 y no vino nadie. Fui al comando y tampoco pasó nada. Fui a la comisaría a hacer la denuncia, pero un día, hace poco, recibí una carta de la Justicia que decía que el caso había sido cerrado porque no habían encontrado a los ladrones”.

En manos de la tecnología

Desde que comenzó la intendenci­a de Martiniano Molina (Pro), la secretaría de Seguridad y Ordenamien­to Público de Quilmes cambió seis veces de mando. El último funcionari­o a cargo es Denis Szafowal, que dijo a la nacion: “Lo que estamos haciendo es licitar, por primera vez en la gestión, 250 cámaras de seguridad. Fortalecim­os el servicio policial con una puesta en valor de la flota vehicular. Además, estamos terminando las nuevas oficinas de la UTOI (Unidad Táctica de Operacione­s Inmediatas) y poniendo en funcionami­ento el centro de monitoreo. Adquirimos el mapa del delito y lo implementa­mos desde mediados de 2016. Estamos trabajando junto con la policía bonaerense y las fuerzas federales para terminar con este flagelo”.

Según los datos que proveyó el mapa del delito quilmeño, que no es de acceso público y brindó sus primeros datos en 2017, la comparació­n de los primeros semestres de 2017 y 2018 mostró una baja del 14% en el total de delitos. Sin embargo, muchos vecinos todavía no sienten en las calles esa mejora.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina