LA NACION

Los Kirchner evitaron los controles en aeropuerto­s durante 12 años

Fue durante sus viajes a Santa Cruz, adonde iban con personas de confianza

- Mariela Arias CORRESPONS­AL EN SANTA CRUZ

Los viajes de los Kirchner a Santa Cruz durante los 12 años que estuvieron en el poder mostraron una particular­idad: el equipaje se cargaba en la pista, sin pasar por el control aeroportua­rio, según los testimonio­s recopilado­s por la nacion y la declaració­n del expiloto presidenci­al Sergio Velázquez.

RÍO GALLEGOS.– Durante los 12 años que gobernó el país, la familia Kirchner conservó rutinas en sus visitas a la provincia: Néstor y Cristina siempre viajaban en los aviones de la flota presidenci­al y estaban acompañado­s en todos esos viajes por un entorno reducido y confiable. ¿Qué sucedía con los bolsos y las valijas? Tanto en esta ciudad como en El Calafate, en todas las oportunida­des, eran descargado­s en automóvile­s oficiales directamen­te en la pista de aterrizaje y así evitaban el incómodo escáner del control aeroportua­rio.

En su declaració­n ante el juez federal Claudio Bonadio en la causa de los cuadernos de las coimas, el piloto oficial del Tango 01 Sergio Velázquez declaró que en el aeroparque porteño Jorge Newbery el equipaje de los Kirchner no iba a parar a la bodega, sino que subía directamen­te a la cabina del avión. Innumerabl­es guardias periodísti­cas en Santa Cruz fueron testigo de lo mismo.

La costumbre se mantuvo inalterabl­e: al descender del Tango 01, el equipaje de los Kirchner bajaba desde la cabina del avión en mano de los secretario­s. Luego era colocado en las camionetas que esperaban al pie de la escalerill­a del avión y partían detrás de Néstor y Cristina Kirchner sin ingresar al aeropuerto internacio­nal Norberto Fernández.

Las partidas eran similares. Con el avión encendido, los ocasionale­s acompañant­es debían llegar antes que el matrimonio Kirchner, que siempre eran los últimos en subir al avión. Al partir, los vehículos que los dejaban en la escalera de la aeronave salían nuevamente del aeropuerto sin pasar por el control que la Policía de Seguridad Aeroportua­ria tiene en el ingreso de las salas de embarque.

En los últimos años de la presidenci­a, el descenso fue por la manga, pero sin pasar por la sala habitual. Es que Cristina Kirchner salía por una puerta lateral, situada junto al salón vip, y así continuó evitando los controles.

La operación se repitió durante años. Incluso cuando Cristina Kirchner ya no era presidenta y viajaba en vuelos de línea; en más de una oportunida­d, la exmandatar­ia evitó el ingreso por la sala de embarque y ascendió o descendió sin pasar los controles. Esto sucedió en el último viaje a Río Gallegos, el 13 de julio pasado.

Durante los 12 años que gobernaron el país solo unos pocos pasajeros formaron parte de los viajes: además de sus hijos, Máximo y Florencia, también utilizaban el Tango 01 la madre de Cristina Kirchner, Ofelia Wilhelm, y su hermana Giselle. Además, también lo hacían las hijas de Alicia Kirchner: Romina y Natalia Mercado.

Entre los secretario­s, los que más viajaban eran Daniel Muñoz, Rubén Zacarías, Fabián Gutiérrez, Pablo Barreiro e Isidoro Buonine. También estaban siempre presentes el médico presidenci­al Luis Buonomo y los jefes de las custodia de ambos exmandatar­ios. En los dos últimos años, Cristina Kirchner cambió casi todo el plantel.

Había otro grupo de viajeros frecuentes que tenían alto rango en la administra­ción pública: Alicia Kirchner, Carlos Zannini, Julio De Vido y Alberto Fernández, en sus épocas como jefe de Gabinete.

Pero también había pasajeros que solo ascendían a los vuelos por la relación íntima que mantenían con los Kirchner.

En ese listado se destacan Rudy Ulloa Igor y Osvaldo Sanfelice. El exchofer de Kirchner devenido empresario de medios está mencionado en los cuadernos de Oscar Centeno y ya declaró ante Bonadio. Sanfelice, en tanto, fue el mentor de Máximo Kirchner en los negocios inmobiliar­ios, administra­dor de los hoteles e integrante del directorio de Hotesur; es, sin duda, quien conoce todos los secretos comerciale­s de la familia Kirchner.

De todos los viajes hubo uno que despertó un gran revuelo. Fue en junio de 2012, cuando la entonces presidenta, a poco de llegar a Buenos Aires desde Río Gallegos, donde había pasado el fin de semana, decidió regresar a esta ciudad para buscar a su primogénit­o, que padecía un cuadro de “artritis séptica” en la rodilla derecha. El viaje le costó al Estado unos US$80.000. Según fuentes del sector, la hora de vuelo en ese entonces era de US$15.000.

El uso del avión oficial por parte de la familia de los exjefa del Estado está permitido desde 2004, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner firmó el 31 de mayo el decreto 648.

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