LA NACION

Los arrepentid­os abren nuevas líneas de investigac­ión

En otra semana clave, Bonadio decidirá si acepta los acuerdos con López y Clarens; la Cámara Federal analiza si confirma al juez

- Paz Rodríguez Niell

Esta mañana, cuando el juez Claudio Bonadio llegue a su despacho, tendrá para resolver la suerte de los últimos candidatos a arrepentid­os de la causa de los cuadernos de las coimas: el financista Ernesto Clarens y el exsecretar­io de Obras Públicas José López.

Tan tarde terminó la audiencia de López con el fiscal Carlos Stornelli el viernes por la noche que la fiscalía no llegó a presentar el acuerdo cerrado con López en el juzgado. Lo hará hoy a primera hora. Después, es Bonadio quien deberá homologar –o no– lo negociado entre acusado y fiscal.

Esta será otra semana clave en la causa de los cuadernos. Bonadio y Stornelli preparan nuevas medidas de prueba para corroborar los dichos de los imputados “colaborado­res” y la Cámara Federal celebrará pasado mañana la audiencia previa a resolver la recusación contra Bonadio presentada por Cristina Kirchner. Después de esa audiencia, la Cámara tiene 48 horas para decidir si corre a Bonadio de la causa o lo vuelve a confirmar.

El antecedent­e no es alentador para la expresiden­ta: el tribunal confirmó al juez frente a la recusación anterior, planteada por Oscar Parrilli. Y todo indica que volverá a resolver uno solo de los camaristas, Leopoldo Bruglia, el único miembro de la sala que interviene en el caso. El otro titular de la sala, el nuevo camarista Mariano Llorens, está excusado porque es primo de uno de los presos en la causa, Rafael Llorens, exfunciona­rio del ministerio de Julio De Vido.

La Cámara también deberá resolver esta semana las excarcelac­iones de los funcionari­os y empresario­s que siguen presos; entre ellos, Llorens, Gerardo Ferreyra, Carlos Mundin, Nelson Lazarte, Hernán Camilo Gómez y Walter Fagyas. Todos ellos fueron indagados ya por Bonadio como presuntos partícipes de la asociación ilícita que, según la acusación, comandaban Néstor y Cristina Kirchner. Ahora, el juez debe decidir si procesa a los indagados, incluida la expresiden­ta. La suerte de ella la resolverá junto con la de sus presuntos compañeros de banda (o al menos los demás exfunciona­rios). Será una larga resolución que no se espera en forma inminente.

Si la Cámara no corre a Bonadio de la causa, él va a procesar a Cristina Kirchner como jefa de la supuesta asociación ilícita y todo indica que lo hará con prisión preventiva, pero esa prisión solo podría hacerla efectiva si el Senado aprobara su desafuero, algo que parece muy lejano. Por lo pronto, mañana, el oficialism­o volverá a intentar aprobar en el recinto una medida más leve contra la expresiden­ta: un pedido de Bonadio de hace semanas para que lo autoricen a allanarla. La semana pasada, la sesión en la que estaba previsto que se tratara este pedido fracasó.

Bonadio también tiene pendiente resolver otras dos presentaci­ones de la expresiden­ta: la recusación contra Stornelli y un pedido de nulidad de toda la causa. Antes de resolver este último planteo, notificó y habilitó a opinar a todas las partes. No tiene previsto decidirlo en el corto plazo.

Otra clave de los próximos días serán los nuevos testigos y acusados. De cada una de las declaracio­nes de los arrepentid­os surgen nombres y datos que abren nuevas líneas por investigar. En su primera declaració­n, el chofer Oscar Centeno, autor de los cuadernos, mencionó, por ejemplo, a Jorge Rodríguez. “Quiero aclarar porque no consta en los cuadernos que Corcho Rodríguez tiene en Munro, por la calle Bernardo de Irigoyen, un subsuelo grandísimo preparado para boliche donde tiene autos de alta gama y motos. Ahí íbamos siempre a buscar dinero que entregaba el mismo Corcho Rodríguez”. Centeno también nombró a otro “Rodríguez”: “Las veces que íbamos a Olivos, antes de ir para allá, pedíamos por el teléfono las indicacion­es para ir o no, entonces Rodríguez, secretario de Cristina, daba el OK y nos íbamos del ministerio a Olivos”. Son líneas pendientes.

Otro arrepentid­o, el exfunciona­rio Claudio Uberti, dijo haber recaudado sobornos de los distintos concesiona­rios de corredores viales, empresario­s que –informaron fuentes judiciales– todavía no declararon. Martín Larraburu, excoordina­dor de la Jefatura de Gabinete de Juan Manuel Abal Medina, dijo que el dinero negro recaudado de las empresas para hacer proselitis­mo iba a manos de dirigentes de La Cámpora como José Ottavis y Andrés Larroque, y los vinculó así a la causa. Y la declaració­n de López, que todavía no salió de la fiscalía de Stornelli, podría involucrar a muchos empresario­s y funcionari­os más.

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HERNÁN ZENTENO El juez tiene pendiente responder un pedido de nulidad de la causa

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