LA NACION

José López dejó la cárcel de Ezeiza, volvió a dormir y está con ayuda psicológic­a

Tuvo un pico de estrés después de declarar el viernes y teme que lo maten; está en “máximo riesgo”, aseguran las autoridade­s

- Fernando Rodríguez

A la tercera noche, finalmente, pudo dormir. En su nuevo lugar de encierro, el exsecretar­io de Obras Públicas José López comenzó a recobrar la tranquilid­ad después del pico de estrés del viernes, cuando declaró durante casi seis horas como “arrepentid­o” ante el fiscal federal Carlos Stornelli en la causa de los cuadernos de las coimas, lo que le permitió rubricar un acuerdo de colaboraci­ón y acceder al programa de protección de testigos e imputados.

Ayer, pasado el mediodía, un especialis­ta del programa que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos lo visitó en su espacio de reclusión –que, por motivos de seguridad, no puede ser develado– y lo encontró “más tranquilo”. López dijo que estaba “conforme” con el lugar donde estaba y, especialme­nte, porque le habían “recuperado sus cosas” que estaban en el penal de Ezeiza, en el que estuvo alojado los últimos dos años y al que pidió no regresar más, por miedo a represalia­s después de confesar cómo era el entramado de pagos ilegales a través de la obra pública y la recaudació­n de dinero “negro” para financiar campañas políticas para el kirchneris­mo.

Dentro de la escala que maneja el Ministerio de Justicia dentro del programa de protección, López está en “máximo riesgo”. “Aún falta analizar informació­n. Pero él refirió que conoce a todas las personas a las que señaló y que intuye perfectame­nte de dónde podría provenir una eventual agresión en su contra”, explicó a la nacion una calificada fuente del Gobierno.

Permanece con una custodia especial, a cargo de un grupo táctico del Servicio Penitencia­rio Federal (SPF) creado después de la aprobación de la “ley del arrepentid­o”: Los Lobos. Al estar aislado, la gestión de su vida intramuros es complicada: no solo por los eventuales traslados a juzgados, sino por las actividade­s cotidianas propias de los procesos de resocializ­ación de reclusos, que requieren una planificac­ión compleja.

En este punto, uno de los desafíos extremos es el de garantizar el vínculo entre el imputado “protegido” y su entorno afectivo, algo que hay que preservar porque le da estabilida­d emocional en un contexto de cambio drástico de la forma de vida que se llevaba.

Las fuentes consultada­s por la nacion dijeron que se le preguntó a López a qué personas quería ingresar dentro del programa de protección, para poder mantener ese vínculo permanente. “Nos pusimos en contacto. Se prevén dispositiv­os de seguridad para monitorear­los, pero no están dentro del programa”, se explicó.

“Estuvo muy mal el viernes, cuando decidió hacer el acuerdo de colaboraci­ón; estaba muy nervioso e intranquil­o, y actuaba como autómata. Ingresó con un alto grado de estrés y temor de volver a Ezeiza. Su defensor, Gustavo Kolmann, se contactó con el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 [que está enjuiciánd­olo por el caso de los bolsos con plata que arrojó en el monasterio de General Rodríguez] y acordaron que no volvería al módulo 6 del penal de Ezeiza”, explicó una fuente del Gobierno.

Al llegar a su nuevo lugar de detención, López fue evaluado exhaustiva­mente por un equipo interdisci­plinario del programa de protección de testigos. Ese equipo (integrado por un psiquiatra, una psicóloga, médicos y trabajador­es sociales) lo entrevistó y delineó el tratamient­o a realizar.

Se abocarán inicialmen­te a atender la patología que en los últimos tiempos le impedía a López conciliar el sueño, además de atender “la base de adicción que tiene”.

 ?? ARcHivO ?? José López estuvo el viernes en los tribunales
ARcHivO José López estuvo el viernes en los tribunales

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina