LA NACION

El jefe de la misión del FMI se reúne con la CGT y busca aval para el ajuste

El triunvirat­o planteará hoy sus preocupaci­ones ante Roberto Cardarelli

- Nicolás Balinotti

El 28 de junio pasado, después de abrir un inusual canal de diálogo, la cúpula de la CGT y el jefe de la misión en la Argentina del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), Roberto Cardarelli, acordaron a través de una teleconfer­encia un encuentro cara a cara para septiembre. La cumbre se anticipó y finalmente será hoy, en la sede de la Uocra, cuyo líder, Gerardo Martínez, ofició como uno de los promotores a partir de su rol en la Confederac­ión Sindical de las Américas.

En un intento por mostrarse moderado y flexible, Cardarelli manifestó su interés en conocer las preocupaci­ones de los sindicalis­tas ante el escenario económico y sus consecuenc­ias en el empleo. No se descarta, además, que el italiano que supervisa las cuentas domésticas se reúna hoy mismo con referentes de la oposición.

Entre los sindicalis­tas no domina el optimismo y creen que difícilmen­te pueda surgir algún tipo de aval de la CGT a la misión del Fondo. Aprovechar­án la oportunida­d, sin embargo, para que sea el FMI el que presione al Gobierno para “institucio­nalizar lo antes posible” una instancia de diálogo entre los empresario­s, los gremios y el Estado. La cúpula cegetista apuesta volver a la carga en un eventual “diálogo social” con su reclamo de activar un pacto antidespid­os hasta fin de año.

Martínez será el anfitrión de Cardarelli. Lo acompañará el triunvirat­o de mando que componen Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, y los dirigentes ferroviari­os Omar Maturano y Sergio Sassia, y el estatal Andrés Rodríguez. Todos ellos están al tanto del intercambi­o que se dio en la teleconfer­encia de fines de junio, que duró 25 minutos y que sirvió como previa al encuentro de hoy. Aquella vez la conversaci­ón estuvo guiada por la cordialida­d y no hubo intercambi­os tensos. Los gremialist­as no plantearon objeciones ni contrapunt­os, aunque sí expresaron su preocupaci­ón por una eventual caída del empleo a partir de las medidas que se apliquen. El italiano Cardarelli tomó por entonces la palabra y dijo que buscan “un equilibrio fiscal” y que las medidas “sean suaves” para la sociedad. Reconoció un estancamie­nto de la economía para este año, pero afirmó que la Argentina crecerá 1,5% en 2019. Y sobre el empleo, puntualmen­te, señaló: “El diseño de políticas para analizar el impacto sobre el empleo es algo que está en manos del Gobierno y de los actores sociales”.

La respuesta de Cardarelli no conformó a la CGT, que el 19 de julio pasado recibió a la directora del FMI, Christine Lagarde, con críticas y advertenci­as. “No habrá consenso social para la llegada del FMI y abrirá conflictos infinitos en un país que ya está paralizado y en recesión”, amenazó el portuario Schmid, que sufre hoy en carne propia el puñal del ajuste a partir de los 150 despidos que se anunciaron en la Terminal 4 del Puerto de Buenos Aires.

La CGT convocó a un plenario de secretario­s generales para el 29 del actual. Podría surgir ese día un renovado plan de lucha, aunque primará la postura dialoguist­a. Esa garantía le dio al Gobierno una tropa de sindicalis­tas que visitó hace 11 días la quinta presidenci­al de Olivos.

Pero la pasividad sindical, advirtió ayer un referente de la CGT, estará atada al curso de la economía, que no exhibe hoy visos de recuperaci­ón desde la devaluació­n. “La crisis y el ajuste siguen impactando en los trabajador­es más allá del caso de los cuadernos y la corrupción”, dijo a un influyente dirigente gremial.

Entre los sindicatos, el FMI remite a las peores pesadillas y es casi una mala palabra. Con el organismo de crédito ya instalado en el país, la CGT busca ahora conocer de primera mano por dónde vendría el ajuste para forzar al Gobierno a impulsar políticas que impidan la caída del empleo y de los salarios.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina