La misión del FMI, conforme con las cuentas
En la primera visita al país para analizar los números macro, relativizó los posibles incumplimientos de las metas del acuerdo; la próxima revisión será en octubre
La primera misión del FMI está en el país. Esa novedad, sin embargo, se pierde entre la turbulencia financiera diaria, los efectos de la recesión y por el impacto –político y económico– que genera la causa de los cuadernos de las coimas y la corrupción del kirchnerismo en la Justicia.
Próximos a concluir ya su visita al país, luego de reunirse en varias ocasiones con los técnicos del Ministerio de Hacienda y Finanzas y el Banco Central (BCRA), y también con la CGT, fuentes del organismo multilateral afirmaron a la nacion que “se están haciendo avances” tras el stand-by agreement (SBA) firmado con el Gobierno por US$50.000 millones y que eso satisface al equipo que está en la Argentina.
“Las señales que hemos notado del Gobierno han sido reconfortantes. Esperamos que continúe siendo así”, expresaron en el FMI, donde además calificaron las reuniones en las diferentes dependencias oficiales como “productivas”. La misión del Fondo terminará en los próximos días, dijeron, aunque no quisieron precisar aún la fecha exacta. La próxima visita al país será en octubre próximo.
La visión positiva de la primera misión llega incluso cuando en la Argentina se está profundizando la recesión que, técnicamente, empezaría a partir del tercer trimestre (ver Página 18). Además, la inflación se mantiene elevada, el mercado cambiario retornó a la inestabilidad luego de algunas semanas de calma, y cuando los temores sobre la deuda argentina vuelven a aparecer entre los analistas. Este temor, contaron, no es un tema debatido en el organismo.
Sin embargo, el FMI ya reconoce públicamente –como también se escucha en off en los pasillos de los ministerios–que este año el Gobierno no alcanzará la previsión de crecimiento de 0,4% (ver página 18).
Quién lo admitió públicamente fue Alejandro Werner, director del Hemisferio Occidental del FMI, que había participado anteayer junto a Roberto Cardarelli, el economista italiano encargado del caso argentino de una nueva reunión junto al ministro Nicolás Dujovne; el secretario de Política Económica, Guido Sandleris, y el secretario de Hacienda y Finanzas, Rodrigo Pena. “Se mostró desde nuestro lado dónde estamos parados en cuanto a lo fiscal, y del otro lado encontramos conformidad con cómo se viene trabajando y los logros fiscales que se están alcanzando”, dijeron cerca de Dujovne, sin dar más precisiones sobre lo que serán las conclusiones del FMI, fundamentales para que el directorio decida destrabar un nuevo tramo del préstamo que debería depositarse, con el visto bueno del FMI, el 15 de septiembre.
Ayer, por caso, Dujovne se reunió con los diputados del interbloque de Cambiemos en Casa Rosada para ofrecer un panorama de cómo avanza el programa con el Fondo, explicar la necesidad de reducir el déficit fiscal, de eliminar “vulnerabilidades heredadas” y la importancia de cerrar el presupuesto 2019.
El ministro repasó las perspectivas de este año y el que viene y, por primera vez, reconoció que la actividad puede no rebotar en el último trimestre, sino a comienzos de 2019. A pesar de la coyuntura, les dijo a los diputados que era optimista, ya que se estaba encarando el esfuerzo de “sanear a la Argentina de las vulnerabilidades”, sobre todo la que tiene que ver con el rojo fiscal. Por eso, el foco en el presupuesto.
En esa lectura hay plena coincidencia entre el Gobierno y el Fondo. En el organismo estiman que la mayoría de los males argentinos son de “dominancia fiscal”. Allí descartan además que hubiera que ofrecer nuevas flexibilidades al BCRA tras el revuelo de la lira turca. “Está claramente definido. El compromiso es que la política cambiaria es un tipo de cambio flotante. Puede haber turbulencias, disrupciones que justifiquen intervenciones”, releyeron la letra del SBA acordado con el país.
En el FMI además aconsejan prudencia a la hora de lecturas sobre posibles incumplimientos de metas. Por caso, la primera revisión que se lleva acabo ahora sólo re pasa números oficiales hasta junio. Un ejemplo es la inflación: hasta ese mes, acumulaba un alza en doce meses de 29,5%, lo que superó la banda inferior de la meta (29%) y requirió una consulta con el staff del Fondo. La próxima en octubre analizará datos oficiales hasta septiembre (con sus respectivas metas). Entonces, es probable que se perfore la meta superior de 32%, lo que derivará en una consulta con el board.