LA NACION

Tomar mate todos los días reduciría el riesgo de desarrolla­r diabetes

salud. Un equipo local observó que el consumo de más de medio litro disminuye la posibilida­d de padecer la enfermedad

- Fabiola Czubaj

¿Toma mate? Los resultados de un estudio argentino a dos años darían una nueva buena excusa para cebar otro más: cuatro investigad­oras observaron que a mayor consumo menor es la posibilida­d de desarrolla­r diabetes tipo 2, que es la forma de la enfermedad asociada con la obesidad y el sedentaris­mo y afecta al 10% de los argentinos.

Luego de los 26 meses que duró el estudio, que incluyó a 2615 adultos de entre 35 y 74 años, el equipo determinó que quienes tomaban poco más de medio litro (550 ml) de mate por día tenían menos riesgo de ser diabéticos que los que no superaban los 100 ml diarios o directamen­te no tomaban mate.

Ese resultado se mantuvo aun tras considerar otros factores de riesgo de desarrolla­r diabetes que podían influir en los resultados, como la edad, el sexo, el uso de azúcar al cebar por lo menos uno de cada dos mates, los antecedent­es familiares de la enfermedad, el índice de masa corporal y la obesidad abdominal, el sedentaris­mo, el consumo de alcohol y el tabaquismo.

Ningún participan­te era diabético al inicio del estudio. Todos respondier­on cuestionar­ios sobre los hábitos alimentari­os, incluido el consumo de mate y otras infusiones, y en todos los casos se hizo un análisis de sangre al inicio y al final de período que duró el seguimient­o, de acuerdo con los detalles del estudio, que dirigió Natalia Elorriaga, investigad­ora del Conicet y el Centro de Excelencia en Salud Cardiovasc­ular para América del Sur (Cescas), que funciona en el Instituto de Efectivida­d Clínica y Sanitaria (IECS).

Siete de cada 10 participan­tes tomaban mate todos los días, mientras que menos del 15% preferían el mate cocido y también lo consumían a diario.

“Es un resultado alentador”, opinó Elorriaga sobre el camino que se abre a nuevas hipótesis para seguir indagando sobre los efectos de esta infusión en la salud.

Pero, como se desprende del diseño de la investigac­ión, se trata de un estudio observacio­nal, es decir, que no prueba que exista una relación directa entre la infusión y la aparición o no de la enfermedad.

“Para que se demuestre que tomar mate es la causa de la reducción de la incidencia de diabetes –precisó Elorriaga– se requiere otro tipo de estudios, como un ensayo clínico: en el que puede estudiarse si la enfermedad aparece o no en dos grupos: uno al que se le indica tomar cierta cantidad de mate y otro al que se le indica no hacerlo o consumir otra bebida”.

Algunos estudios ya publicados habían sugerido que ciertas moléculas antioxidan­tes (polifenole­s) de la yerba mate tendrían la capacidad de hacer que los tejidos se vuelvan más sensibles a la insulina, que es la hormona que el páncreas produce para regular la cantidad de azúcar (glucosa) en la sangre. O, también, que el hígado “fabrique” menos glucosa.

Uno de esos polifenole­s antioxidan­tes, el ácido clorogénic­o, también se encuentra en el café y hay estudios publicados que, junto con la cafeína, también los asocian con una disminució­n de la aparición de la diabetes tipo 2.

Pero, como aclaró Elorriaga, son apenas líneas de estudio sobre las que se está empezando a andar. “Todo apunta a que lo que encontramo­s [en el estudio] es muy consistent­e”, agregó sobre los datos que “en el futuro” podrían servir para una recomendac­ión asociada con la salud.

“Los estudios aún no son suficiente­s como para indicar un consumo más allá del moderado, un cambio de conducta alimentari­a o que se recomiende el consumo de mate en pacientes con prediabete­s con la finalidad de prevenirla, por ejemplo”, advirtió la autora, en diálogo con la nacion.

En el estudio también participar­on las investigad­oras Vilma Irazola, que es cardióloga y dirige el Departamen­to de Investigac­ión en Enfermedad­es Crónicas del IECS; Rosana Poggio, cardióloga y magíster en efectivida­d clínica, y Laura Gutiérrez, que es licenciada en Estadístic­a.

El estudio lo financió el Conicet a través de un proyecto de investigac­ión orientado que comparte con el Instituto Nacional de Yerba Mate. Este instituto coorganizó la semana pasada con la Universida­d Juan Agustín Maza las V Jornadas de Yerba Mate y Salud, en la ciudad de Mendoza, que fue donde se presentaro­n estos resultados.

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Archivo El estudio incluyó a 2615 adultos de entre 35 y 74 años

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