LA NACION

Patricia Garelik. Es campeona mundial y da clases gratuitas de taekwondo

- Alejandro Gorenstein

En el currículum de Patricia Garelik (40) figura, entre otras cosas, que es quíntuple campeona mundial de taekwondo y es reconocida como una de las mejores competidor­as de la historia por la Internatio­nal Taekwondo Federation. Sin embargo, una de las cosas que más la llenan de orgullo es haber creado Taekwon-do Solidario, un emprendimi­ento que propone acercar esta disciplina a chicos de bajos recursos en forma gratuita.

En diciembre de 2015, un profesor la invitó a conocer a unos chicos que realizaban este deporte en un barrio carenciado en Laferrère, partido de La Matanza. “Cuando fui, me encontré con un grupo de más de 40 alumnos con toda la garra, pero sin dobok [ropa de práctica], en un piso de carpeta que les lijaba los pies y en un club que se venía abajo. Me conmoviero­n y pensé en la posibilida­d de hacer algo. Suponía que esas pequeñas cosas les podían dar esperanzas para soñar con ser mejores”, recuerda Garelik.

Justo venía el campeonato panamerica­no de taekwondo 2016 en Buenos Aires y ella pensó que era una gran oportunida­d para pedir ayuda a la comunidad. Entonces, armó un grupo de Facebook llamado Taekwon-do Solidario y juntó 120 dobok usados y una empresa donó 90 nuevos.

A partir de ese momento, Garelik empezó a buscar otros comedores para replicar el proyecto. Hoy, hay clases en 10 sedes, repartidas entre el Gran Buenos Aires y algunas provincias del interior, en las que participan más de 200 chicos.

Se desarrolla­n en comedores, clubes, sociedades de fomento o espacios al aire libre, una o dos veces por semana. Todos los profesores trabajan ad honorem.

Uno de esos sitios es el comedor Los Patoncitos, de Quilmes, que desde hace 10 años brinda la cena, tres veces por semana a 85 niños. Allí, cada sábado, casi 30 chicos y chicas de entre 5 y 14 años esperan ansiosos la práctica. Se forman en dos filas en la puerta y caminan una cuadra hasta la ribera de Quilmes para la clase. La mayoría son cinturón amarillo; otros, blanco, y algunos, verde.

En el taekwondo, explica Garelik, se enseñan valores, se hace hincapié en una filosofía de ser buena persona, ayudar a los mayores y servir a la comunidad. Esto se transmite a través de los principios de este deporte: cortesía, integridad, perseveran­cia, autocontro­l y espíritu indomable.

“Tengo muchas satisfacci­ones. Se vuelven más educados y empiezan a venir más prolijos. Hay cambios increíbles en pocos meses”, cuenta Garelik, orgullosa. También señala que empiezan a sentirse más seguros y eso les sube la autoestima, “hecho que es fundamenta­l para saber decir que no cuando les ofrecen drogas o para salir bien parados frente a situacione­s de bullying, acoso y abusos”.

El proyecto se sustenta con donaciones. Quienes puedan colaborar pueden visitar la página de Facebook Taekwon-do Solidario. Necesitan comida, ropa, ropa de práctica, guantes de boxeo, zapatillas comunes y piso de goma encastrabl­e.

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Ignacio sánchez Patricia, en plena clase en la ribera quilmeña

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