LA NACION

Faustino Benítez. Es enfermero y ayuda a un niño con piel de cristal

- Pedro Colcombet

“Desde el momento en que lo conocí, busco la mejor forma de ayudarlo. Es un chico con un potencial enorme, pero su enfermedad y el contexto en el que le tocó vivir hacen todo más complicado”, cuenta Faustino Benítez, enfermero del Hospital Narciso López de Lanús. Alan, de ocho años, tiene una enfermedad severa, poco frecuente y muy dolorosa llamada epidermoli­sis bullosa, conocida como “piel de cristal”, que afecta la superficie de los tejidos de su cara, rodillas, codos y torso, generando ampollas y erosiones que luego pueden derivar en lesiones abiertas.

Al vivir en una casilla precaria ubicada en un asentamien­to del barrio 9 de Abril, en el partido de Esteban Echeverría, está expuesto constantem­ente a focos infeccioso­s por la contaminac­ión. Esto impide que se puedan higienizar sus lastimadur­as correctame­nte, haciendo que se enferme reiteradam­ente. Por esta razón, Faustino, junto a la organizaci­ón social Saun, está llevando adelante una campaña solidaria para que Alan y su familia tengan una nueva casa.

La historia del enfermero, de 35 años, y Alan comenzó hace dos años, cuando Faustino estaba sentado en la puerta de su casa y vio pasar a una madre junto a su hijo. Le llamó la atención que, en un día tan caluroso de verano, el chico esclasific­a tuviese completame­nte tapado por ropa, incluyendo su cara. “Le pregunté a la madre por qué él estaba así y me contestó muy angustiada: ‘Se le cae la piel’. Cuando vi que las lastimadur­as de la cara estaban muy infectadas, automática­mente los hice pasar a mi casa para revisarlo”, recuerda.

A partir de entonces, Faustino siempre buscó la forma de ayudar a Alan. Lo llevó al hospital donde trabaja para que los pediatras pudieran tratar sus lastimadur­as. Durante casi dos años, le facilitó el acceso a los medicament­os y cremas necesarios. Sin embargo, el principal problema para su enfermedad seguía siendo su vivienda. “Literalmen­te vivía rodeado de basura y barro. El piso de su casita es de tierra. No son condicione­s para alguien como Alan”, explica.

Por esta razón, hace tres meses, Faustino decidió llevar a Alan y a su madre, Carmen, de 47años, a vivir temporalme­nte a su casa. “Lamentable­mente, no es muy grande, y con mi pareja les pusimos dos colchones en la cocina”, comenta.

A partir de un video, filmado y subido por Faustino a su Facebook, con más de 6000 reproducci­ones, donde se puede ver la casa de Alan, la organizaci­ón social Saun se puso en contacto para ver de qué forma podían ayudarlo.

“Un tercero nos donó una casa prefabrica­da. Ahora tenemos que conseguir el lugar para instalarla”, asegura Gonzalo Erize, presidente de Saun. La campaña “Un terreno para Alan” (saun.org) tiene como objetivo conseguir 300.000 pesos para comprar el espacio donde se ensamblará la nueva casa.

“Yo también tuve una infancia muy humilde. Cuidaba coches en la puerta de una iglesia de Lanús. Pude salir adelante y quiero que Alan tenga la misma posibilida­d, es un chico muy inteligent­e”, concluye.

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Gentileza saun Alan (8) y Faustino (35) se conocieron en la calle

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