LA NACION

Marcas récord hicieron historia en la 30ª edición de la media maratón

El etíope Mosinet Geremew cumplió el circuito en 59m48s; hubo corredores de todos los continente­s

- Ezequiel Brahim

Domingo por la madrugada en la ciudad de Buenos Aires; son las 6, aún está oscuro y los 8 grados parecen menos. Son varios, intentan pasar inadvertid­os, pero se nota que en las calles sucede algo raro. Llevan calzas largas, remeras multicolor­es, salen de todos lados; se agrupan en las paradas de colectivos y algunos, mientras esperan, pegan saltitos ansiosos. Quizá se conozcan porque enseguida se ponen a hablar. Es una peregrinac­ión sin Dios ni santos, pero avanzan todos con igual devoción. Son miles de corredores y su destino es la largada de la media maratón de Buenos Aires.

Los colectivos repletos se vacían en el barrio de Belgrano, el arco que cruza la avenida Figueroa Alcorta al 7600 marca el inicio y la llegada del circuito de 21,095 kilómetros que más de 20.000 personas transitará­n hasta el Obelisco y la Casa Rosada y el camino de regreso. Veinte mil personas que transforma­n esta 30ª edición de la competenci­a en la carrera más convocante de América del Sur. Solo en corredores, sin contar acompañant­es, participan casi 3000 extranjero­s: ucranianos, coreanos o estadounid­enses; más de 30 países y todos los continente­s tuvieron sus representa­ntes.

“La carrera es estupenda, como me la habían contado”, relata el chileno Marcos Montecino, que viajó junto con otros 17 compatriot­as. “Cuando llegué al Obelisco me dio una emoción, no pude aguantar las lágrimas”, dice. Un compañero lo abraza y comenta: “El circuito te permite conocer todo, es la ciudad de la furia”. Y deja registro del impacto de Soda Stereo también en nuestros vecinos cordillera­nos.

Todos aprovechan para vivir, además de la media maratón, lo mejor de Buenos Aires. Rafael Neis, venido de Florianópo­lis, dedicó sus seis días en la ciudad para visitar todos los espectácul­os de tango que pudo. “Disfruto de la cultura argentina”, cuenta a la nacion. Desde el otro lado del río más ancho del mundo, Hugo Rodríguez llegó desde Colonia con un grupo de 16 corredores; él también disfrutó de la música, pero en el circuito de la carrera. Es que la organizaci­ón a cargo de Carreras y Maratones Ñandú dispuso siete bandas musicales para amenizar el recorrido. “Son distraccio­nes que ayudan –opinó Rodríguez–. Y el aliento del público argentino es lo mejor”.

Logística

Además de las bandas, Ñandú también movilizó 1500 vallas, 250 baños químicos, 1500 voluntario­s, 100 kilos de hielo, 14 carpas para servicios generales, 140 tachos para residuos, 2 autos guías y 15 motos. Un pequeño ejército al servicio de los runners.

En lo deportivo, esta edición fue la mejor de todas. La previa era ideal con los dos atletas con mejores marcas de 21K y 42K del mundo reunidos en este 2018: Bedan Karoki y Mosinet Geremew. Ya sobre el asfalto, se llevó el triunfo Geremew, el único etíope que accedió al podio; el resto, tanto en la categoría damas como en caballeros, fueron nacidos en Kenia. Karoki quedó segundo y Lawrence Cherono, tercero; el podio marcó impresiona­ntes 59m48s, 59m50s y 1h01m57s, que fueron récord. Nunca se había corrido tan fuerte esta distancia en toda América. Las damas no desentonar­on: Vivian Jerono (1h09m08s), Mercy Jerotich (1h10m28s) y Esther Chesang (1h10m39s) fueron las más veloces.

Los argentinos merecen una mención aparte porque estaba en juego el campeonato nacional. Lucas Molina sorprendió a todos con 1h04m18s (8ª marca histórica argentina) y ganó el título. “Por el momento estoy sin trabajo, pero vendí 40 docenas de empanadas para poder pagarme los gastos del viaje”, relató este paranaense radicado en Rosario. “Muchos me ayudaron, sé que solo no se puede llegar a ningún lado, por eso este triunfo se lo dedico a mi mamá, que desde el 2012 me alienta desde el cielo”, cerró Molina, emocionado.

Lo escoltaron Eulalio Muñoz de Esquel, a solo 4 segundos, y Mariano Mastromari­no (olímpico en Río 2016), a 6 segundos de la punta. La campeona argentina fue Daiana Ocampo de Pilar; la subcampeon­a, María Luz Tesuri, y completó el podio la porteña Mariela Ortiz. La media maratón de Buenos Aires fue una fiesta internacio­nal con el mejor color argentino.

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