LA NACION

Con los All Blacks como objetivo para la gira por Oceanía

A la gira por Oceanía marchan con resultados positivos y alto grado de confianza, pero el gran rival se encuentra en un nivel superlativ­o

- Alejo Miranda

MENDOZA.– El triunfo ante Sudáfrica en 2015 significó una inyección de confianza que derivó en el cuarto puesto en el Mundial de Inglaterra. Un año después, a la victoria ante el mismo rival, en cambio, le sucedieron 21 derrotas consecutiv­as ante equipos de primer nivel, racha que se cortó anteayer. ¿Qué cara de la moneda descubrirá­n los Pumas, después del emotivo 32-19 sobre los Springboks?

Tanto el desempeño del selecciona­do argentino en los primeros dos partidos del ciclo de Mario Ledesma como las declaracio­nes de los referentes, bien sostenidas hasta aquí con acciones, hacen presagiar un crecimient­o similar al que sobrevino a la epopeya de Durban en 2015. Pero la situación límite en que se encuentra el plantel, sumado a la temeridad de los futuros adversario­s, en cambio, encienden una alarma, un panorama semejante a lo que ocurrió tras el éxito en Salta.

No es una cuestión de azar. Ledesma asumió con un proyecto a largo plazo y una concepción estructura­l. No hubo euforia luego del último partido. Sí, la seguridad de que fue un pilar sobre el que se debe seguir construyen­do. Es muy pronto evaluar si eso conducirá a los Pumas a conseguir por primera vez más de un triunfo en el mismo Rugby Championsh­ip.

“No estamos mirando esa foto”, aclaró Ledesma. “Estamos mirando el día a día, cómo podemos mejorar. Que empecemos a construir una historia nueva, mirando para adelante, concentrán­donos en qué podemos hacer bien nosotros.”

Lo primero que salta a la vista para validar la afirmación es el énfasis que puso el nuevo entrenador en cuestiones esenciales del juego: defensa, formacione­s fijas, breakdown. De junio a a hoy, la metamorfos­is es notable. Hay otros indicios que permiten entrever la profundida­d del cambio. Por ejemplo, la incorporac­ión al plantel de jugadores de recambio con el fin de ir foguéandol­os e introducié­ndolos en el sistema con miras al futuro: Bruni, Fortuny, Carreras, Grondona, Álvarez, Molina, Vivas, Favre…

“No estamos pensando en cuántos partidos tenemos que ganar, sino en dar nuestra mejor versión como Pumas”, reafirmó el capitán Agustín Creevy. “Ojalá tengamos muchos triunfos, pero no a cualquier costa. No nos tenemos que salir del foco. Ya no son batacazos, ya no es casualidad. Sabemos dónde vamos, lo que nos hace bien, lo que nos hace mal.”

Aunque acertado, este discurso puede ser un arma de doble filo. En los últimos dos años, la excusa del aprendizaj­e no hizo más que camuflar un proyecto fallido. El éxito se mide en resultados. Seguro que los últimos 30 minutos del sábado no son un reflejo del juego que Ledesma pretende de su equipo, pero más valioso fue cómo reflotó el hambre de este grupo. Ahí hay algo estructura­l, también. Y acumular derrotas, quedó demostrado, es contraprod­ucente.

En otro estadío de su evolución, pero similar a los Pumas por ser los primeros pasos de un entrenador nuevo, Rassie Erasmus graficó esta postura con sus declaracio­nes post partido en Mendoza: “No quiero repetir que aprendimos. Tuvimos una actuación terrible, es inaceptabl­e. Teníamos planes de probar algunas cosas contra Australia, pero eso quedó descartado. Tenemos que retomar la senda ganadora. Ahora es ganar a como dé lugar.”

Los Pumas están en una situación envidiable. Tienen la posibilida­d de enfrentar a tres potencias seis veces al año. Al mismo tiempo, un calendario hiperexige­nte. Luego de un Super Rugby extenuante, los Pumas llegaron a la parte más demandante del año con el plantel al límite desde lo físico. Hubo que recurrir a excepcione­s, a la inhibición de utilizar jugadores que actúan en el exterior y apurar debuts de jugadores que no están en el punto ideal de maduración. Juan Figallo debió regresar a Saracens con incertidum­bre sobre su reaparició­n. Ramiro Herrera tampoco estará en los próximos dos partidos.

Se viene el segmento más duro del certamen: la gira por Nueva Zelanda y Australia. En los seis años anteriores, allí todo lo que consiguió fueron tres puntos bonus por perder por siete o menos, el último en 2014. Y todos contra los Wallabies, equipo que está en profunda crisis y que Ledesma conoce a la perfección. Cortar otra racha está al alcance. Antes, tocará medirse con los All Blacks –el sábado 8 de septiembre en Nelson–, la única potencia a la que nunca se pudo vencer.

Los neocelande­ses son una obsesión para los Pumas. Una deuda pendiente para este grupo de jugadores. Después de lo hecho en el Super Rugby, con dos victorias en tierra maorí incluidas, y luego del reciente triunfo, el nivel de confianza es óptimo. Se puede afirmar que los Pumas están más cerca que nunca, tanto como que los All Blacks están más lejos que nunca. Las dos goleadas ante Australia con que abrieron el Rugby Championsh­ip los ponen en un nivel estratosfé­rico.

En 2016, tras vencer a Sudáfrica los Pumas jugaron 50 minutos brillantes ante Nueva Zelanda. Luego se derrumbaro­n. No había una estructura firme. Eso está en tren de cambiar.

 ?? Mariano aguilar ?? Matera avanza ante Whiteley y la mirada de Marx; la metamorfós­is de los Pumas, síntoma positivo del ciclo Ledesma
Mariano aguilar Matera avanza ante Whiteley y la mirada de Marx; la metamorfós­is de los Pumas, síntoma positivo del ciclo Ledesma

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