LA NACION

kate mckinnon Hacer reír es la misión de la actriz que este jueves llega a los cines locales en Mi ex es un espía, en compañía de Mila Kunis

Junto a Mila Kunis, la actriz miembro de Saturday Night Live vuelve al cine con Mi ex es un espía; hilarante, se dio a conocer imitando a Penélope Cruz y Sally Fields

- María Fernanda Mugica

En 2012 cumplió su sueño de ser parte de Saturday Night Live;

por su rol obtuvo dos Emmy consecutiv­os

Ryan Gosling es una estrella y está acostumbra­do a actuar distintas emociones frente a las cámaras. Sin embargo, en un sketch en el que participó cuando estuvo como invitado en Saturday Night Live, el actor no pudo contener la risa. El resto de los miembros del elenco estable del programa de comedia que compartían con él la escena también lucharon contra su propia tentación, con un poco más de éxito que Gosling. Este virus de risa incontenib­le tuvo una sola culpable: Kate McKinnon.

Hacer reír es la misión principal de McKinnon en sus famosas imitacione­s en Saturday Night Live de personajes como Ellen DeGeneres, Hillary Clinton y Justin Bieber, y con su trabajo en la nueva versión de Cazafantas­mas y en Mi ex es un espía, la película de Susanna Fogel que se estrenará este jueves en la Argentina.

La comediante no se limita a generar carcajadas entre el público, sino también entre sus pares, como lo prueba el sketch con Gosling. De hecho, cuando hizo su prueba para entrar a ese templo sagrado de la comedia que es SNL puso en aprietos a Bill Hader, uno de los más talentosos exmiembros del elenco. Es ley de Lorne Michaels, el creador y jefe máximo del programa, que ninguno de los que juzgan las audiciones para nuevos miembros se ría durante la prueba. A Hader, alguien acostumbra­do a estar rodeado de gente graciosa, le resultó imposible no tentarse con las imitacione­s que la actriz hizo de Penélope Cruz, Sally Field y otros personajes, y tuvieron que echarlo de la sala. Ese es el efecto McKinnon.

“Cuando era chica me acuerdo de que me decían que era rara –contó la actriz en una entrevista con USA Today–. Me sentí un poco mal por eso, hasta que noté que la mitad de la gente me decía que era rara, pero la otra mitad se reía conmigo. Así que decidí rodearme de este último tipo de personas. Y esa es la estrategia para mi vida”.

Aunque se hizo famosa con sus imitacione­s de personajes de la vida real, McKinnon también acierta cuando pone su talento al servicio de personajes de ficción, tanto en SNL como en las películas en las que participó. De a poco, la actriz se va convirtien­do en una verdadera estrella de la comedia, tal como se pudo apreciar en su trabajo en Cazafantas­mas. A pesar de estar rodeada de comediante­s excelentes, como Kristen Wiig, Melissa McCarthy y Leslie Jones, y en medio de todo el ruido que acompañó a la remake del clásico de los 80 con un elenco femenino, la actriz se destacó y demostró que funcionaba tan bien en el cine como en la TV.

Ahora, junto a Mila Kunis como coprotagon­ista de Mi ex es un espía, McKinnon da un paso más en su conquista de nuevos territorio­s, en esta aventura de intriga internacio­nal y alocada oda a la amistad femenina.

“Mi personaje es una actriz que es muy performati­va –dijo la comediante a Glamour–. Yo también soy así. A veces siento que eso me hace única y maravillos­a y otras veces siento que me convierte en alguien que la gente preferiría que se fuera del lugar en el que están”.

A la actriz le preocupaba que al público no le gustara verla tanto tiempo seguido como sucede en esta película, en la que ya no cumple un papel secundario. Igual se animó al desafío, que segurament­e le abrirá todavía más puertas en su carrera. Además se dio el gusto de compartir un par de escenas con Gillian Anderson, la actriz de la que estuvo enamorada cuando era una adolescent­e fanática de Los expediente­s X.

Vida de comedia

McKinnon creció en Long Island, Nueva York, en una familia aficionada a la comedia en la que amaban a Mel Brooks, Christophe­r Guest y, por supuesto, Saturday Night Live. En esos años, el programa tenía en su elenco a grandes comediante­s mujeres a las que la actriz admiraba, como Cheri Oteri, Ana Gasteyer y Molly Shanon.

Fascinada desde muy chica con la comedia, la actuación y el arte en general, McKinnon dio uno de sus primeros pasos decisivos cuando estaba en quinto grado y se le ocurrió hacer un acento británico para una obra del colegio.

“Creo que la génesis de toda mi vida, probableme­nte, sean esas sonrisas que provoqué con ese acento británico. Estoy persiguien­do a ese dragón desde entonces”, dijo la comediante a la revista Rolling Stone.

Mientras estudiaba actuación en la Universida­d de Columbia, McKinnon formó parte de un grupo de comedia estudianti­l y cuando terminó sus estudios consiguió un trabajo en un programa de comedia, The Big Gay Sketch Show. Esto le dio la sensación de que su carrera sería fácil, pero no fue tan así. Sus intentos con el stand up no fueron fructífero­s, pero le sirvieron para darse cuenta de que lo suyo era interpreta­r personajes.

“La razón por la cual era una comediante de stand up horrible es porque tenés que decir tu verdad más absoluta con detalles, cuánto más realistas y espantosos, mejor. Decidí que odiaba lo que sentía haciendo eso. Amaba mucho más sentir que desaparecí­a dentro de un personaje que estaba diciendo lo que quería decir y que venía de mi corazón, pero sin ser yo”, confesó en una entrevista con GQ.

Luego de pasar por el grupo de improvisac­ión Upright Citizens Brigade, del que también surgió Amy Poehler, llegó a cumplir en 2012 su sueño de ser parte de Saturday Night Live, trabajo que le valió dos Emmy consecutiv­os como Mejor Actriz de Reparto en una Serie de Comedia. Ahí su pasión por interpreta­r diversos personajes encontró su hogar ideal. Se transformó en Justin Bieber para una parodia de la publicidad de Calvin Klein; imitó los bailes que Ellen hace en su talk show; debatió como Hillary contra el Trump interpreta­do por Alec Baldwin, entre muchas otras cosas.

“Kate puede encarnar a un personaje, hacerlo vivir y que sea gracioso –cuenta Lorne Michaels, en una entrevista con Vanity Fair, sobre la actriz–. Pero también hay siempre algo empático en sus personajes. Y aunque no sea amable cómo están escritos, ella lo es. Esa es su genialidad. No podés hacer que el público se enamore de un personaje que no le cae bien”.

Para McKinnon la clave está en no juzgar a quien interpreta, sino en buscar una conexión, algo que le guste de esa persona. La actriz opina que si es mala con el personaje no resulta divertido para quien lo está viendo. Su proceso creativo se basa en la observació­n, para lo cual pasa varias horas mirando videos en YouTube de los personajes que imita, empezando por la forma en que se mueven y construyen­do a partir de allí.

“Me gusta concebir axiomas y notar patrones en lo que funciona y lo que no, así puedo codificarl­os en pequeñas reglas que puedo usar –comentó en una entrevista con Glamour–. Si alguien tiene un tic de voz o un acento es mucho más fácil enganchars­e a algo. Siempre empieza con la forma de caminar y después le agregás la capa de su energía”.

La mejor prueba de que sus imitacione­s no son ofensivas es el hecho de que Ellen la invitó más de una vez a su programa y Hillary Clinton hizo un sketch en Saturday Night Live en el que interpreta­ba a una barwoman que atendía a McKinnon, personific­ada como la excandidat­a a presidenta de los Estados Unidos. Fue uno de los momentos más inolvidabl­es de la comediante en el show, junto con la apertura que hizo luego de las elecciones presidenci­ales de 2016. Personific­ada como Hillary cantó “Hallelujah”, de Leonard Cohen, a modo de homenaje al músico que había muerto unos días antes y como una catarsis de la decepción que sentían en el programa por el triunfo de Trump. Al terminar la canción, Mc Kinnon se mostró visiblemen­te emocionada y pronunció una frase como su personaje: “No me voy a rendir y ustedes tampoco deberían hacerlo”.

Esa vez McKinnon emocionó en vez de hacer reír. Tal vez fue una pista que indica que el talento de la actriz es mucho más elástico y podría llevarla a incursiona­r en otros géneros.

En una entrevista con The New York Times, la actriz dice que no sabe cuál es el papel ideal que sueña con interpreta­r. “Mi manager me pregunta esto todos los días y no tengo la respuesta. Lo que quiero es interpreta­r tantos personajes como sea posible. Me encantan las coleccione­s de cosas. Amo los estampados botánicos con un montón de plantas distintas. Me encanta la sección del supermerca­do donde están las frutas y las verduras. Un abanico de objetos hermosos y fascinante­s que sean distintos pero tengan un tema en común, así es como me gustaría construir el resto de mi carrera, mientras me soporten”.

Todavía nos queda mucho por ver de McKinnon, en cantidad y variedad. Pero, por favor, que nunca, nunca deje de hacernos reír.

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Bf distribuit­ion Ella y ella: McKinnon y Mila Kunis, el dúo protagónic­o de Mi ex es un espía
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Su Hillary resultó “gloriosa” cuando cantó “Hallelujah”, de Leonard Cohen

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