LA NACION

Del teatro a la inspiració­n televisiva

- Natalia Trzenko

Conocido por su exitosa y prolífica carrera como dramaturgo y por la adaptación de muchas de sus obras teatrales más exitosas al cine, la contribuci­ón de Neil Simon a la comedia televisiva norteameri­cana como la conocemos es fundamenta­l. De hecho, el creador de obras como Descalzos en el parque –su primer gran suceso teatral, que luego trasladó al cine con Robert Redford y Jane Fonda como protagonis­tas– comenzó su carrera en la adolescenc­ia escribiend­o para las primeras comedias televisiva­s. Un trabajo que realizó durante años y que tuvo su punto más alto cuando, a mitad de la década del cincuenta, se sumó a los programas de variedades del comediante de vodevil vuelto estrella de la TV Sid Caesar, donde compartía tareas con otros gigantes de la comedia, como Mel Brooks, Carl Reiner y Woody Allen. De hecho, aunque con estilos y aspiracion­es artísticas disímiles, Simon y Allen construyer­on sus carreras utilizando su punto de vista de hijos de familias judías en Nueva York como inspiració­n y constante fuente de referencia. Si Allen, luego de su paso por el stand up y la sala de guionistas del ciclo televisivo, apuntó al cine y a una comedia cada vez más sofisticad­a, Simon tomó la ruta de Broadway y el humor más costumbris­ta y popular. Un camino que eventualme­nte le hizo pegar la vuelta y regresar a la TV cuando una de sus obras más reconocida­s, Extraña pareja, fue convertida en una sitcom en los años setenta y marcó el rumbo del género. Como señala el obituario de Simon publicado en The New York Times: “Se puede trazar un lazo entre las concisas líneas argumental­es de las primeras comedias de Simon –un desordenad­o chanta y un obsesivo del orden que forman una especie de matrimonio en Extraña pareja; los recién casados peleando en su nuevo departamen­to en Descalzos en el parque; la crisis de un hombre echado de su trabajo en El prisionero de la Segunda Avenida– y la comedia inspirada en la ‘nada’ y la queja constante de los personajes de Seinfeld, la sitcom fundamenta­l de los años noventa”. Nominado a cuatro premios Emmy por su trabajo en televisión y a cinco Oscar por los guiones adaptados de Extraña pareja, California Suite y La pareja despareja y por La chica del Adiós (una de sus creaciones originales para el cine), Simon nunca consiguió esos galardones. Lo que sí logró fue que sus trabajos fueran referente y regresaran como inspiració­n o remake a las pantallas, como sucedió con Relaciones prohibidas (1972), que volvió al cine como La mujer de mis pesadillas, o Perdidos en Nueva York, que tuvo su primera versión en 1970 y regresó en 1999 con Steve Martin y Goldie Hawn, un tipo de pareja como solo Simon podía haber escrito.

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