LA NACION

Chile sigue sin encontrarl­e la vuelta a la fuerte desigualda­d

La economía se mantiene firme y la pobreza baja, pero también empeora la distribuci­ón del ingreso

- Víctor García

SANTIAGO, Chile.– Un estudio que mide la situación socioeconó­mica de los hogares y la población reactivó en Chile un debate en torno a la desigualda­d. La encuesta Casen de 2017, cuyos resultados se entregaron la semana pasada, expuso varias realidades: la disminució­n de la pobreza por ingresos; un estancamie­nto en la pobreza multidimen­sional y el empeoramie­nto en la distribuci­ón del ingreso, acaso la grieta más profunda del modelo chileno, uno de los más desiguales de América Latina.

“Son malas noticias”, dijo el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, sobre la muestra, cuyas cifras se compararon con la última medición de 2015.

Según la encuesta, la pobreza por ingresos reportó una tasa de 8,6% y una baja de 3,1 puntos porcentual­es, mientras que la pobreza multidimen­sional marcó 20,7% y disminuyó apenas 0,2 puntos. Con respecto ala des igualdad, los ingresos percá pi ta delos hogares chilenos de menores recursos registraro­n en dos años una suba de 5,4%, mientras que los más ricos lo hicieron un 17,5%. ¿Otro dato? El 20% más acaudalado recibió 13,6 veces el ingreso del 20% más pobre, cuando en 2015 correspond­ió a 11,9 veces.

“Tenemos un estancamie­nto en la distribuci­ón del ingreso y si uno va al mercado del trabajo, uno ve su deterioro. Hay una reducción en el porcentaje del ingreso nacional que reciben los dos primeros quintiles, por lo que pasó en el mercado del trabajo entre los años 2015 y 2017. Entre esos años Chile creció muy poco, un tercio de lo que venía creciendo, y eso afectó el mercado del trabajo de las personas más débiles”, señaló en conversaci­ón con la nacion el ministro Moreno.

“El crecimient­o económico y tener un mercado de trabajo activo y que le dé oportunida­des a la gente es el arma más importante en el desarrollo económico y la que genera el primer impacto. Ahora el factor más importante a largo plazo tiene que ver con la educación. Hace algunas décadas, el 5% de la población iba a la educación terciaria y hoy asiste alrededor del 50%. Ese número es de los principale­s de América Latina y, en el mediano plazo, debería tener un impacto importante en la distribuci­ón del ingreso”, detalló Moreno.

La explicació­n del gobierno generó de inmediato un cruce de declaracio­nes. Marcos Barraza, exministro de Desarrollo Social de Michelle Bachelet, salió al paso de las críticas sobre el escaso efecto de las reformas que implementó su administra­ción. “Solo hablar de números sin hacer una interpreta­ción de la política pública es una manipulaci­ón de datos”, acusó.

Según Osvaldo Larrañaga, director de la Escuela de Gobier- no de la Universida­d Católica y doctor en Economía en la Universida­d de Pensilvani­a, no hay una relación causa-efecto entre crecimient­o económico y la caída en la desigualda­d.

“El crecimient­o económico puede o no reducir la brecha salarial entre trabajador­es calificado­s y no calificado­s, dependiend­o de cómo evolucione­n la tecnología y la oferta de mayor capital humano; en cambio, es claro que el crecimient­o económico entrega recursos tributario­s a los gobiernos y con ello pueden financiar beneficios sociales”, señaló.

¿Cómo se vive con esta desigualda­d? Mireya Valdebenit­o, socióloga de la Universida­d de Chile y especialis­ta en sociología del consumo de la Complutens­e de Madrid, planteó el foco social. “Hay sectores para quienes esta desigualda­d genera frustració­n y desencanto, y las reformas se las ve como algo lejano”.

Para Benjamín Silva, sociólogo de la Universida­d de Chile e investigad­or de la Fundación Sol, el bajo nivel de los salarios también incidió en el fenómeno. “El 50% por ciento de los chilenos que están ocupados hoy tienen ingresos líquidos de 575 dólares o menos. Ese es el panorama que vive la mayor parte de la población ocupada y es una desproporc­ión. Los últimos gobiernos han contribuid­o a que el crecimient­o económico se traduzca en una concentrac­ión de los ingresos y no en una suba de salarios”.

Pese a ciertas críticas y a la discusión que se generó, el gobierno de Sebastián Piñera lució con orgullo las cifras positivas de pobreza por ingresos.

“Chile ha tenido un avance notable. Hace once años esta misma encuesta mostraba una tasa de pobreza por ingreso de más de 28%; es decir, en once años el país sacó de la pobreza al 20% de su población y al 10% de su pobreza extrema”, destacó Moreno.

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