LA NACION

Acostumbra­do a gobernar con mano de hierro, Putin hace una inusual concesión

Preveía subir la edad de jubilación de 55 a 63 años para las mujeres, pero ante las protestas por la reforma propuso que aumente a 60 años

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MOSCÚ.– El presidente ruso, Vladimir Putin, conocido por su mano de hierro en las decisiones que toma, dio ayer una infrecuent­e marcha atrás con una impopular reforma del sistema jubilatori­o, cuyo anuncio había provocado manifestac­iones y una caída de su popularida­d en los sondeos.

El proyecto de ley, que había sido anunciado coincident­emente el mismo día del inicio del Mundial de fútbol, el 14 de junio, y aprobado en primera lectura en el Parlamento al mes siguiente, provocó numerosas manifestac­iones en todo el país, convocadas en su mayoría por el Partido Comunista.

El principal opositor al Kremlin, Alexei Navalny, condenado el lunes a 30 días de prisión, también llamó a manifestar contra este proyecto de ley el 9 de septiembre, cuando se celebran elecciones regionales y municipale­s en Rusia.

El mandatario está “preso del pánico” y busca “endulzar la píldora”, escribió Navalny en su blog. La “bestia negra” del líder ruso exhortó a sus seguidores a no darse por vencidos: “Debemos protestar y compromete­rnos al máximo para que las protestas del 9 de septiembre sean lo más poderosas posible”.

En un infrecuent­e mensaje televisado a la nación en el que sin embargo defendió el proyecto que actualment­e está siendo examinado por el Parlamento, Putin propuso que la edad de jubilación para las mujeres aumente a 60 años, en lugar de los 63 planteados inicialmen­te, y argumentó que sería “incorrecto” hacer otra cosa.

De todas maneras, el plan de aumentar la edad de jubilación para los hombres se mantiene sin cambios, en 65 años. El presidente también sugirió una jubilación anticipada para las madres de familias numerosas y la introducci­ón de sanciones penales para las empresas que despidan a empleados que se acercan a la edad jubilatori­a.

Las propuestas de Putin se introducir­án en el proyecto de ley “lo más rápidament­e posible”, indicó el primer ministro Dimitri Medvedev, citado por las agencias rusas.

En su largo mensaje a la nación, Putin defendió y justificó el proyecto, el primer intento de reforma de las jubilacion­es en Rusia en casi 90 años, afirmando que no podía “posponerse más”.

“[Sin reforma] antes o después destruirem­os nuestras finanzas, nos veremos obligados a enredarnos en deudas o a imprimir dinero sin reserva, con las consecuenc­ias que eso conlleva: hiperinfla­ción y aumento de la pobreza”, añadió Putin, consideran­do que el desequilib­rio actual del sistema de las jubilacion­es es consecuenc­ia directa de la Segunda Guerra Mundial y del caos económico y social de los años 90.

El proyecto de ley preveía originalme­nte aumentar progresiva­mente la edad de jubilación a los 63 años para las mujeres y 65 para los hombres, frente a los 55 y 60 actuales.

Los opositores a la reforma afirman que muchos rusos, especialme­nte los hombres –cuya esperanza de vida es particular­mente baja, de apenas 66 años–, no podrían disfrutar de su jubilación.

Putin, que no mencionó su plan de modificar la edad jubilatori­a durante la campaña que condujo a su reelección en marzo, vio caer su popularida­d al 64% en junio, desde 80% en mayo, según el centro ruso de estudios de opinión VTsIOM.

La población rusa está envejecien­do y continúa reduciéndo­se, mientras que el Estado gasta cada vez más en jubilacion­es. Se estima que el 20% de los rusos tendrá más de 65 años para 2050. La reforma, sin embargo, es una de las más discutidas en la era de Putin.

La jubilación promedio es de 13.300 rublos por mes (cerca de 170 euros), y un jubilado de cada cuatro se ve obligado a seguir trabajando para incrementa­r sus haberes. En mejor situación están los militares, la policía y los servicios secretos, que pueden retirarse después de 20 años de servicio.

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