LA NACION

La CGT convocó a un paro y dijo que el Gobierno “está a la deriva”

La huelga será el 25 de septiembre y adhieren las dos CTA y los gremios disidentes, que se movilizará­n un día antes a la Plaza de Mayo

- Nicolás Balinotti

En un plenario de secretario­s generales en el que hubo numerosas ausencias, el triunvirat­o de la CGT cerró ayer filas para avanzar en una huelga general que se realizará el 25 del mes próximo. El paro, que será el cuarto contra la gestión de Mauricio Macri, será en rechazo del plan económico y del acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI).

Los sindicatos, además, acordaron un documento común titulado “Una peligrosa deriva”, en el que advirtiero­n sobre los riesgos de la caída del empleo, la escalada de la inflación y el impacto de la reforma previsiona­l en las “paupérrima­s” jubilacion­es. También se rechazó “cualquier intento de reforma laboral” y se mencionó “el momento trágico” que atraviesa la educación, en un claro gesto de respaldo a la movilizaci­ón de hoy de los docentes universita­rios y del paro de los maestros bonaerense­s.

La fecha del paro fue anunciada por Juan Carlos Schmid, uno de los tres referentes de la CGT. “Para mí el 24 de septiembre hay que ir a un paro nacional”, anunció el portuario. Luego se rectificó y dijo que la medida de protesta será el 25. La huelga será de 24 horas y sin movilizaci­ón.

La hoja de ruta de protestas se debatió en un plenario que se desarrolló en el gremio La Fraternida­d.

El encuentro escenificó como pocas veces la división sindical, ya que no asistieron los sectores disidentes, a los que se sumó Hugo Moyano, al retirar el lunes pasado

a los camioneros del consejo directivo de la CGT.

El gremio de Moyano se sumó a los reclamos que anunciaron ayer las dos CTA, que también impulsaron un paro, aunque de 36 horas. La protesta de las centrales que encabezan Hugo Yasky y Pablo Micheli comenzará el 24 de septiembre con una movilizaci­ón a la Plaza de Mayo y al día siguiente adherirán a la convocator­ia de sus pares cegetistas.

Presionado por los disidentes, el triunvirat­o de mando de la CGT resolvió con cierta urgencia la fecha de la huelga, para evitar más fugas como la de Moyano. Será el cuarto paro general contra el gobierno de Macri.

Durante el plenario, entre los dirigentes que oficiaron de oradores hubo una gran mayoría que se inclinó por apurar la medida de fuerza. Pero hubo algunas excepcione­s. Una de ellas fue el ferroviari­o Omar Maturano, quien se jactó un tanto vanidoso de que la CGT es la garante de la “gobernabil­idad” y de que “continúen la democracia y la paz social”. Y avivó su pelea con Moyano, a quien acusó de querer tumbar al Gobierno. “No vamos hacia ninguna unidad de entidades que no pueden ni siquiera estar juntas entre ellas”, se diferenció de la construcci­ón multisecto­rial que construye el jefe camionero con las CTA y los movimiento­s sociales.

Como Maturano, tampoco estaban convencido­s de avanzar con la huelga el mercantil Armando Cavalieri y los estatales Andrés Rodríguez y José Luis Lingeri. Este tridente, que conserva su cercanía con el macrismo, intentó hasta ayer ser dique de contención y evitar el enfrentami­ento con el Gobierno. Pero no hubo caso. Cavalieri se resignó y bajó los brazos cuando se enteró ayer del cierre de sucursales del supermerca­do Wallmart y del intento oficial de acelerar una baja de costos laborales.

En los alrededore­s del Teatro Empire, donde se realizó el plenario sindical, apareciero­n afiches: “No al acuerdo con el FMI. La CGT de la traición”. Leandro Fabre, dirigente gremial de la Anses, firmó los mensajes. Fabre fue el blanco de las críticas de sus colegas: “Que ponga esa plata que gasta [en los afiches] en ollas para los trabajador­es”, lo cruzó Schmid.

La convocator­ia al paro tal vez unifique fugazmente a los cinco sectores en los que está hoy dividida la CGT. Un primer paso en ese sentido lo dio ayer la UOM. Antonio Caló, su jefe, asistió al plenario y anunció que su gremio regresará a la central. “La calle está tan difícil que ahora hasta los ateos van a pedir a las iglesias. Hagamos un paro y después nos volvemos a sentar para ver cómo seguimos con el plan de lucha”, planteó el metalúrgic­o.

Un paso similar dio la Corriente Federal, que lidera el bancario Sergio Palazzo. Envió ayer una tropa minúscula de dirigentes para dejar firme su postura. “Tenemos que discutir cómo seguir, y no me estoy refiriendo solamente al recambio de autoridade­s, sino a un plan de lucha”, dijo el bancario Eduardo Berrozpe.

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el triunvirat­o de mando de la cGT, ayer, al anunciar la huelga
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Fernando massobrio

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