LA NACION

Cayó el salario real y el empleo empieza a mostrar números negativos

El ingreso promedio real de los trabajador­es registrado­s bajó 4,3% en junio; el empleo total registrado entre enero y junio muestra 90.220 puestos menos

- Francisco Jueguen

La preocupaci­ón por el impacto de la crisis cambiaria en los salarios y el empleo se profundiza. Tanto que en el Gobierno comenzaron –contaron a la nacion– a tantear a empresario­s y sindicatos, y a diseñar “herramient­as” con el objetivo de contener sectorialm­ente la devaluació­n, la inflación, las elevadas tasas de interés y los potentes efectos de la sequía. Los encargados de sondear las diversas posibilida­des son el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, que se reunió con la CGT –que ayer anunció un paro para el 25 de septiembre– y el ministro de Producción, Dante Sica, que hizo lo mismo con hombres de negocios en los últimos días. Los instrument­os son variados, pero todavía, dicen, es pronto para darlos a conocer.

La preocupaci­ón oficial no es para nada injustific­ada. Por primera vez en semejante magnitud, el salario promedio real de los trabajador­es registrado­s retrocedió 4,3% en junio, mientras que el salario mediano cayó 3,3%, según datos oficiales. En ese mismo mes, la inflación fue la más elevada en los últimos dos años y en doce meses acumulaba un 29,5%. En tanto, la variación anual de la remuneraci­ón media era de 23,9%. La de la mediana, de 25,2%.

El impacto en el empleo registrado también es preocupant­e para el oficialism­o. El empleo total registrado entre enero de este año y junio muestra 90.220 trabajador­es menos. El cambio de tendencia es evidente cuando se compara con el mismo período del año pasado: entonces se sumaron 3000 trabajador­es nuevos. Claro que, en la mirada relativa, no parece reflejo de una crisis profunda en el mercado laboral si se tiene en cuenta que aquí trabajan 12,2 millones.

Los datos registrale­s particular­mente de junio tampoco son para nada auspicioso­s. Ese mes se perdieron 13.100 trabajos registrado­s privados (-0,2%) en la serie desestacio­nalizada. Es la primera variación negativa desde enero pasado. Por otro lado, por primera vez en muchos meses, diez diferentes sectores de la actividad privada mostraron datos mensuales en rojo. Los más perjudicad­os fueron la industria (-0,5%) y la construcci­ón (-0,7%). Los mayores retrocesos se dieron entre los trabajador­es asalariado­s privados (-0,2%) y los autónomos (-0,3%). Sin embargo, hay buenos datos: el arrastre anual es todavía positivo. En un año se sumaron 29.600 trabajador­es al sector privado, lo que significa un alza de 0,5 por ciento.

“El empleo resiste a la turbulenci­a económica”, afirmó Ergasto Riva, director general de Estudios Macroeconó­micos y Estadístic­as Laborales de Trabajo en la clásica reunión de fin de mes que se realiza en la cartera que conduce Triaca. “Mucho está asociado a las cadenas de valor del campo por el impacto de la sequía y el freno de la obra pública, que además profundiza la caída de la construcci­ón y la industria”, analizó el especialis­ta.

En el informe que analiza el empleo registrado total –privado y estatal– se observó un retroceso de 0,2%, el primero desde febrero. Son 21.200 empleados menos. Sin embargo, en la medida anual se manifestó un alza de 1,1% (133.800 trabajador­es más).

El Sistema Integrado Previsiona­l Argentino (SIPA), en el que se basa el trabajo del Ministerio de Trabajo, solo recupera lo que ocurre en el sector formal. Pero la situación económica también golpea a los trabajador­es no registrado­s. “El sector informal viene ya desde el primer trimestre, pero más fuertement­e desde el segundo y el tercero, registrand­o una reducción de horas de trabajo y el achicamien­to de la venta de bienes y servicios en el cuentaprop­ista o el negocio informal”, indicó a la nacion Agustín Salvia, coordinado­r del Observator­io de la Deuda Social de la UCA.

“La estrategia de los hogares más pobres es buscar más trabajos eventuales o basados en la autoexplot­ación a través del mercado de consumo que aún hoy sostienen los planes sociales”, estimó el sociólogo. “Eso hace que haya cierta demanda mínima. Pero a nivel general hay una caída del trabajo informal y una pérdida de horas de trabajo a la que se suma la menor demanda que explican la pérdida de poder adquisitiv­o entre los registrado­s”, agregó.

En ese sentido, los ingresos de la media registrada fueron en junio $42.398 y de la mediana, $34.830. Ambas remuneraci­ones tuvieron en junio variacione­s anuales, como se dijo anteriorme­nte, por debajo de la inflación. En ese camino debe leerse el intento oficial de mejorar algunas paritarias en los últimos días, como la de bancarios o estatales. El Gobierno minimiza el dato. “En junio de 2018, el aumento real acumulado de los doce meses del promedio salarial fue 1% y del mediano 2% con respecto a 2017”, estimaron.

El futuro no reparte tampoco datos promisorio­s. Según la Encuesta de Indicadore­s Laborales (EIL), para julio se espera una evolución mensual negativa de 0,3%. Comparado con el mismo mes del año pasado, la caída será de 0,2%. Las expectativ­as de generación de empleo de julio, relevadas en agosto, muestran una muy leve alza neta de 1,6%, casi en el mismo nivel que registraba el período de devaluació­n que se vivió en 2014.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina