LA NACION

Federico Méndez “LOS PUMAS VOLVIERON A SER LOS PUMAS”

El exhooker celebra el cambio de actitud y lo adjudica a los nuevos entrenador­es

- Texto Alejo Miranda | Foto Marcelo Aguilar para la nacion

MENDOZA.– Así como el rugby mendocino es referente de primeras líneas, Federico Méndez es su mejor exponente. Se retiró en 2005 luego de 15 años dejando todo por la camiseta celeste y blanca (75 caps, tres mundiales), tanto que su legado aún perdura y se puede rastrearlo en los hookers que lo sucedieron: Mario Ledesma, primero, y Agustín Creevy, después, hoy entrenador principal y capitán de los Pumas, respectiva­mente.

El sábado pasado, como cada vez que el selecciona­do pisa esta ciudad, Méndez estuvo en el estadio, y entonces fue testigo la épica victoria contra Sudáfrica. Testigo y, de alguna manera, partícipe: una vez que uno viste la celeste y blanca se convierte en puma para siempre, aunque no siempre el espíritu puma aflore en la cancha. Esta vez sí ocurrió. “Viví el partido con una enorme alegría. Por ganar, pero principalm­ente porque los Pumas volvieron a ser los Pumas”, dijo el exhooker para

“Los chicos jugaron con la garra y la tenacidad que había caracteriz­ado a los Pumas siempre. El cambio de actitud fue impresiona­nte: cómo se defendió, cómo se quiso ir para adelante, cómo se aprovechó cada oportunida­d. Sudáfrica, física y técnicamen­te, es superior, pero con la garra que caracteriz­ó a los Pumas por mucho tiempo y poniendo ese extra que da vestir esa camiseta y que supieron transmitir los entrenador­es, se ganó”, destacó Méndez, un jugador importante en la historia del equipo nacional.

–¿Pudiste hablar con el plantel antes del partido?

–Con los entrenador­es. El último con el que había jugado era [Juan Manuel] Leguizamón, pero no estuvo. Ya se cortó la brecha generacion­al. Hablé un rato con Mario [Ledesma], con Nico [Fernández Miranda] y con Queso [Gonzalo Quesada], que son amigos, y me alegra muchísimo que estén entrenando a los Pumas hoy.

–¿Qué te parece su designació­n?

–Para mí es un cambio gigante el de los entrenador­es anteriores a estos, por su experienci­a en los Pumas como jugadores y su trayectori­a como entrenador­es: Mario, con su paso por Francia y Australia; Nico, por tantos años en Hindú, y Quesada, por todos los años en el más alto nivel en Francia. Creo que va a venirles bien a estos jugadores, que necesitaba­n un poquito eso de transmitir el sentimient­o puma. Y es mucho mejor si se lo transmite uno que lo vivió.

–¿Es imprescind­ible que los entrenador­es hayan sido pumas?

–No es una condición necesaria. Hay muy buenos entrenador­es que no jugaron en los Pumas. Pero sí creo que es lo que necesitan los jugadores en este momento. Porque no solamente tuvieron su experienci­a como jugadores, sino que tienen una experienci­a como entrenador­es. Creo que el hecho de que no haya más comisarios políticos que, en vez de ayudar, les hacían muy mal a los jugadores, va a venirles muy bien para que se desarrolle­n. El cambio en Jaguares fue enorme, de años luz de diferencia respecto al año pasado.

–¿Qué te genera ver a los Pumas en tu casa?

–Jugué 15 años, prácticame­nte me formé como persona jugando en los Pumas. Cuando me retiré no imaginaba mi vida sin los Pumas. A mí me p... de todos lados porque en el 96 fui el primero que siendo profesiona­l jugó en los Pumas, y era como la manzana podrida. Ver hoy todo esto me pone muy contento porque ha evoluciona­do muchísimo. No me quedó absolutame­nte nada en el tintero, pero se extraña jugar. Recién pasé por el vestuario: el olor da ganas de meterse y jugar.

–En Durban tienen un gran recuerdo de vos. ¿Cómo recordás tu paso por Natal Sharks? ¿Cuánto cambió el rugby desde entonces?

–Es mi segundo hogar. Voy dos o tres veces por año porque tengo muchos amigos. Ese estadio [el Kings Park] es mi casa. Por supuesto que los cambios en el rugby han sido enormes. Me tocó vivir el rugby internacio­nal 100% amateur; después, la transición, y me retiré en 2005 jugando en Stormers siendo 100% profesiona­l. En los últimos 10 años los cambios han sido enormes, a tal punto que no me imagino haciendo la vida que hacen los jugadores hoy, porque tienen una enorme presión todo el año y todo el tiempo.

–A la Argentina el profesiona­lismo llegó más tarde, y la transición todavía está en marcha. ¿Estás de acuerdo con cómo se está llevándola a cabo?

–Para mí se está sometiendo a demasiada presión a los clubes, sobre todo en Buenos Aires. Yo desarrolla­ría provincias fuertes, como las hay en Sudáfrica. Si falta un pilar en los Pumas, no se puede llamar a uno de la URBA. En el club se tiene que seguir disfrutand­o el rugby. Yo desarrolla­ría un campeonato semiprofes­ional de ocho o diez equipos con los mejores 300 o 500 rugbiers de la Argentina jugando entre sí cada fin de semana. Creo que no va a pasar eso. pero es mi idea de toda la vida. Va a haber que seguir reclutando jugadores del campeonato de Buenos Aires. Lamentable­mente no está más el Campeonato Argentino, que era el de mejor nivel en el país. Fueron matándolo y hoy no está más. No sé por qué razón. Creo que los Pladares están haciendo un buen trabajo en toda la Argentina en la formación de chicos, así que habrá que seguir en esa línea.

–En un momento te postulaste para dirigir la Unión Argentina de Rugby. ¿Seguís con esa idea?

–No se dio y creo que eso fue lo mejor que me pasó, porque tengo tal cantidad de q... de laburo que no tengo ni un minuto. Y hoy es todo profesiona­l, incluso en el nivel dirigencia­l, y entonces uno tiene que tener resuelta su vida. Dirigir una primera es hoy casi un laburo profesiona­l, y por suerte lo lindo para mí era jugar. Lo otro es muy difícil.

–¿Tenés pensado retomar en algún momento?

–No lo descarto. Siempre estoy ligado al rugby, que me dio mucho. De ahora a dos o tres años no creo, pero en algún momento por ahí volvemos.

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