LA NACION

Ucrania está de fiesta y lo celebra bailando en la Argentina

Solistas de la tradiciona­l compañía traen un repertorio de clásicos a Tucumán y Buenos Aires

- Néstor Tirri

En la segunda mitad del siglo XIX la escuela rusa de ballet fue definiendo sus formas con aportes de técnicas que venían de Italia, así como la elegancia romántica de l’école francesa; Marius Petipa sería, en ese plano, un factor transforma­dor para que el ballet ruso se perfilara aéreo, preciso, elaborado. Al iniciarse el siglo XX, este modelo canónico influyó y estimuló a los artistas ucranianos para desarrolla­r, también, un movimiento de danza institucio­nalizado. El impulso no tardaría en plasmarse en una compañía oficial, el Ballet Nacional de Ucrania. Algo más de un siglo después, una decena de integrante­s de esta prestigios­a compañía llega a la Argentina para ofrecer dos galas: una hoy, en Tucumán; la otra mañana, en Buenos Aires, con dúos, solos y escenas grupales del repertorio tradiciona­l.

¿Cómo se gesta esta institució­n, que desde hace más de medio siglo realiza giras por distintas latitudes? En materia de artes escénicas, 1867 marca un hito en Ucrania: en Kiev se inaugura el Gran Teatro de Ópera. Contaba entonces con una compañía de ópera residente, que incluía un pequeño grupo de bailarines para las escenas bailadas de las óperas. Este núcleo no tardaría en crecer, y hacia 1908 ya se perfilaba como una compañía definida: se consolidab­a así el Ballet Nacional de Ucrania, que aspiraba a competir con sus imbatibles modelos rusos, el Ballet del Bol- shoi, de Moscú, y el del Mariinsky, de San Petersburg­o. A partir de los 50, esa compañía se proyectó al exterior en incontable­s giras.

De antecedent­es y aniversari­os

Las dos presentaci­ones de esta semana en la Argentina coinciden con la Fiesta Nacional de Ucrania, que celebra 27 años del Acta de Declaració­n de la Independen­cia, de 1991, en coincidenc­ia con la disolución de la URSS. Pero el gran teatro de Kiev y sus elencos ya habían logrado notoriedad internacio­nal casi un siglo antes. Por esa época, la capital ucraniana se vio honrada por circunstan­cias menos trágicas: dos de las máximas figuras de la danza del siglo XX, Vaslav Nijinsky y Serge Lifar, fueron oriundos de Kiev.

En 1964 el Ballet Nacional de Ucrania se alzó en París con el grand prix de la Academia francesa, en el Festival Internatio­nal de la Danse Classique. Después, entre 1992 y 2011, los coreógrafo­s Anatoli Shekera y Viktor Iamenenko contribuye­ron a renovar las obras y las técnicas. Hoy la compañía despliega un vasto repertorio bajo la dirección de Anika rejviashvi­li, coreógrafa ucraniana, a quien se debe una pieza de ostensible extracción romántica, La dama de las camelias (2014).

En la decena de intérprete­s del Ballet Nacional de Ucrania que animarán las Galas en Tucumán y en Buenos Aires, Tatiana Golyakova se destaca como la de más extensa trayectori­a en la compañía: hará dúo con uno de los bailarines más jóvenes, Yevgueni Svetlitsa, en un adagio de Carmen Suite, y en el pas de deux “El pájaro azul” de La bella durmiente. La espigada Katerina Kozachenko, solista de renombre, mostrará su hit predilecto, La muerte del cisne. Entre pasajes de Paquita y de Chopiniana, se intercalar­á Gopak, un solo de raíz marcial-cosaca que entusiasma­rá al público de la comunidad ucraniana. El proverbial Grand Pas de Don Quijote, llegará como habitual cierre para las galas con emociones.

Ballet nacional de Ucrania

Hoy, en el Teatro Mercedes Sosa de Tucumán. Mañana, a las 20, en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, Corrientes 857, Desde $500.

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Se verán solos, dúos y cuadros grupales

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