LA NACION

Un camino de oportunida­des

- Pedro Del Piero y Daniel Chaín

Con una inversión de 13.000 millones de pesos se encuentra en plena construcci­ón esta autopista de 83 kilómetros que continúa el Camino del Buen Ayre desde el Acceso oeste hasta la autovía 2. Completará la conectivid­ad de trece municipios de San Isidro a La Plata, pasando por San Martín, Tres de Febrero, Hurlingham, Ituzaingó, Merlo, La Matanza, Ezeiza, San Vicente, Presidente Perón, Florencio Varela y Berazategu­i, configuran­do un tercer anillo de circunvala­ción luego de la avenida General Paz y el Camino de Cintura.

Como ocurre con toda vialidad de importanci­a, su desarrollo generará fuerte impacto en el territorio, que será más o menos virtuoso conforme se gestione el área de influencia, o por el contrario, sin gestión, será perjudicia­l, proliferan­do la ocupación desordenad­a. La autopista, luego de la densidad urbana de Hurlingham e Ituzaingó, recorre una franja de Merlo a La Plata denominada borde periurbano, con baja ocupación urbana, poca ruralidad pampeana e interesant­es condicione­s de expansión. Es el borde de la metrópolis Buenos Aires que sería convenient­e proyectar en equilibrio con el aglomerado que forman la CABA, el primero, el segundo y el tercer cordón del GBA.

De no hacerlo, lo más probable es que predominen impactos inmobiliar­ios no positivos, es decir usos habitacion­ales lejanos al trabajo, de alta y baja gama –léase urbanizaci­ones cerradas y ocupacione­s irregulare­s–, con gran riesgo de reproducir el tercer cordón. Por el contrario, el destino natural de esta amplia área debería ser el abastecimi­ento hortícola del Gran Buenos Aires, profundiza­ndo una actividad de fuerte arraigo, como la desarrolla­da en Pontevedra –capital del espárrago–, Mariano Acosta y Marcos Paz, con origen en colonias de portuguese­s y hoy con perspectiv­as de incorporac­ión de producción de frontera y exportable, como la hidroponía. Además, formalizan­do la produclida­d ción de verduras trabajadas por colonias bolivianas del sur de La Plata y Florencio Varela.

Por otro lado, la logística demanda áreas para ruptura de cargas de abastecimi­ento y consolidac­ión de manufactur­a metropolit­ana para el interior y la exportació­n, con importante­s núcleos aéreos y portuarios interconec­tados por la propia autopista y la red vial que viene a completar. Hemos descripto lo que consideram­os los dos ejes centrales para un desarrollo armónico del área –logística y horticultu­ra–, capaces de crear empleo genuino, pero no descartamo­s otros, en el plano de agregar valor a productos primarios locales y/o de origen nacional, creando trabajo, buen modo de integrar social y económicam­ente a nuestras comunidade­s.

Para llevar a cabo este propósito debe formularse un máster plan participat­ivo de convergenc­ia público-privada y definir un claro rol para los municipios. La Nación y la PBA tienen las mayores responsabi­lidades por titularida­d de la via- y por capacidad regulatori­a del suelo, respectiva­mente. La CABA, beneficiar­ia del ordenamien­to metropolit­ano, debería estar presente. Es fundamenta­l darle al máster plan flexibilid­ad para el aprovecham­iento de oportunida­des y circunstan­cias.

En el plano ejecutivo sería bueno acordar el funcionami­ento de un sujeto que conduzca la concreción del máster plan y sea coordinado­r de competenci­as de las diferentes jurisdicci­ones involucrad­as. Probableme­nte valga utilizar una sociedad del derecho privado y de propiedad estatal cuyo objetivo societario sea el cumplimien­to del máster plan. La oportunida­d está. Los actores públicos y privados debieran reflexiona­r acerca de la convenienc­ia de aprovechar­la dotando a esta intervenci­ón de un carácter de palanca de desarrollo e integració­n.

Presidente y miembro, respectiva­mente, de la Fundación Metropolit­ana

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