LA NACION

La turbulenci­a en los mercados emergentes llegó para quedarse

Con Turquía y la Argentina a la cabeza, varios países en desarrollo sufren por una agitación financiera que podría repercutir en la economía global; Brasil y Sudáfrica también sienten el impacto

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LONDRES.– La turbulenci­a de los mercados emergentes parece que llegó para quedarse. La crisis que se manifestó con más fuerza en la Argentina y en Turquía se transformó en una bola de nieve que hizo colapsar la confianza en otros mercados en desarrollo y puso en evidencia cómo los problemas en una parte del mundo pueden repercutir en la economía mundial.

Mientras Indonesia, la India, Sudáfrica y Brasil luchan por proteger sus economías, otros países podrían verse arrastrado­s por la volatilida­d. El temor es que las grandes pérdidas que puedan sufrir estas naciones afecten el sistema financiero mundial, como ha sucedido en el pasado, en particular a fines de la década del 90, cuando varias naciones asiáticas requiriero­n rescates financiero­s.

Ayer las acciones europeas cerraron con pérdidas en una sesión en la que la creciente preocupaci­ón por algunas monedas de mercados emergentes y las tensiones comerciale­s entre Estados Unidos y China minaron el apetito de los inversores por activos de riesgo.

Se considera que la principal razón de la turbulenci­a de los emergentes es la decisión de la Reserva Federal (Fed) norteameri­cana de subir de a poco las tasas de interés.

La Fed subió su principal tasa en junio entre un 1,75% y un 2%, y se esperan nuevos incremento­s. Las tasas de interés en Estados Unidos han estado casi en 0 por casi una década, alentando a los inversioni­stas a comprar bienes o prestar dinero en los mercados emergentes, con la esperanza de conseguir grandes dividendos.

Los aumentos en las tasas de interés de la Fed hacen que algunos bienes estadounid­enses resulten más atractivos, ante lo cual los inversioni­stas están retirando dinero de los mercados emergentes.

Esto sacó a la luz las vulnerabil­idades de algunos países. La Argentina y Turquía son considerad­os dos de los países más expuestos debido a varios factores. El peso argentino perdió más de la mitad de su valor este año y casi lo mismo sucedió con la lira turca.

Pero también el rand sudafrican­o está en problemas. En lo que va del año, la divisa cayó más del 15% frente al dólar. Además, el país más industrial­izado de África cayó ayer en recesión por primera vez desde 2009, al confirmars­e que su economía se contrajo durante dos trimestres consecutiv­os.

Otros focos están puestos en Brasil, donde el real acumuló una depreciaci­ón del 10% frente al dólar en agosto y un 26% desde comienzos de año. La situación del país sudamerica­no tiene similitude­s y diferencia­s con otros emergentes, por lo que no existe un consenso sobre la intensidad con la que podría contagiars­e la economía más importante de América Latina.

También preocupan a los inversores la rápida caída de la rupia india en agosto –su mayor baja mensual en tres años– y la caída de la rupia en Indonesia, que sufrió su mayor debacle desde la crisis financiera de Asia en 1997.

Retirada

Las devaluacio­nes de las divisas locales hacen además que los inversioni­stas extranjero­s le escapen a las acciones y los bonos de los mercados emergentes. El índice MSCI de Mercados Emergentes bajó un 15% este año. La retirada de los inversioni­stas extranjero­s agrava los problemas de las divisas y aumenta las presiones para que los bancos centrales suban sus tasas de interés, lo que a su vez complica el crecimient­o.

Los bancos centrales de Turquía, Indonesia y la India aumentaron su tasa de interés básica en parte para impulsar las ganancias de los inversioni­stas extranjero­s y renovar la confianza. La Argentina subió la semana pasada su principal tasa un 15%, hasta el 60%, en un esfuerzo desesperad­o por frenar la caída del peso.

En tanto, las crecientes tensiones comerciale­s desatadas por la política de Estados Unidos generan incertidum­bre y hacen que la agitación resulte más fuerte todavía en los mercados emergentes.

Turquía es un buen ejemplo: una de las razones por las que su moneda se devaluó tanto en los últimos meses fue la decisión de Donald Trump de duplicar las tarifas de importació­n del acero y el aluminio turcos, porque esa nación detuvo a un pastor protestant­e estadounid­ense. Y en Irán el rial volvió a tocar fondo ayer a medida que empiezan a tener efectos las sanciones económicas aplicadas tras la salida estadounid­ense del acuerdo nuclear.

El temor de una escalada en la guerra comercial entre Estados Unidos y China contribuye al panorama sombrío de los mercados emergentes. Los indicadore­s económicos presagian una desacelera­ción mayor que la anticipada de la economía china. La guerra comercial agravaría la situación y aumentaría las presiones sobre el yuan y las acciones chinas.

En definitiva, el futuro de las economías de los emergentes –y el posible impacto de sus problemas en otros mercados– dependerá en buena medida de si sus aumentos en las tasas de interés y sus reformas económicas logran estabiliza­r sus divisas en relación con el dólar.

Por ahora, los analistas no anticipan una nueva crisis mundial. Pero algunos países son más vulnerable­s que otros. La Argentina y Turquía sobresalen entre las economías emergentes con más problemas a resolver, como mejorar el presupuest­o, pagar la deuda en divisas extranjera­s y reducir la inflación.

La mayoría de los expertos opinan que las economías emergentes son hoy más fuertes que hace una década, en que la crisis financiera causó estragos en sus mercados.

“La balanza que mide los riesgos está empezando a inclinarse hacia el lado de los mercados emergentes”, dijo Jan Dehn, de Ashmore.

Neil Mellor, estratega de divisas de BNY Mellon, señaló que la situación no parece tan grave como la que enfrentó Asia en 1997, cuando problemas financiero­s parecidos hicieron que varias naciones necesitase­n paquetes de rescate del FMI. “Pero hay temas complejos que podrían afectar la confianza de los inversioni­stas”, expresó Mellor.

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