LA NACION

Se decide el futuro de la investigac­ión de Bonadio y Stornelli

La Justicia debe resolver si el juez mantiene el control de la causa más importante de corrupción

- Hernán Cappiello

La investigac­ión de los cuadernos de la corrupción tiene una historia paralela a la que se desarrolla entre el quinto piso del edificio de Comodoro Py 2002, en la fiscalía de Carlos Stornelli, y el cuarto piso, donde tiene su despacho el juez federal Claudio Bonadio.

Ese mundo gemelo es el que se vive entre el primer piso de los tribunales, donde está la Cámara de Casación Penal, el máximo tribunal penal por debajo de la Corte, y el segundo piso, donde habitan los jueces de la Cámara Federal.

Mientras en las alturas del edificio Stornelli junta pruebas “arrepintie­ndo” empresario­s dispuestos a admitir sus coimas con tal de no quedar presos y Bonadio convierte esas declaracio­nes en evidencias para procesar a Cristina Kirchner como jefa de una asociación ilícita, en los pisos inferiores de los tribunales se decide el futuro de esta investigac­ión.

La Cámara de Casación es el tribunal que en última instancia deberá decidir si es válida la investigac­ión de Bonadio o si debe ser anulada por los planteos de forum shopping que presentó Cristina Kirchner. En las últimas horas hubo reuniones y consultas nerviosas entre los 12 jueces de la Casación, algunos deseando quedarse con el caso de los cuadernos, porque un expediente así es sinónimo de poder, y otros no, porque quieren tranquilid­ad y estar lejos de esa mancha venenosa que acaso los alcance.

Cuando llega un expediente a la Casación para resolver un incidente, hay dos caminos: si es una causa nueva, se manda a sorteo entre las cuatro salas del tribunal, de tres jueces cada una. Pero también puede darse el caso de que consideren este caso nuevo como conexo con otro anterior y manden la causa a la sala que intervino en ese otro expediente con anteriorid­ad.

Tras la primera investigac­ión de Stornelli, Bonadio se quedó como el juez con la causa de los cuadernos porque entendió que era conexa con otro expediente anterior que llevaba con el mismo fiscal, el de los sobrepreci­os en la compra del gas licuado, en el que investiga a Julio De Vido y quien fuera su mano derecha, Roberto Baratta.

Cristina Kirchner lo cuestionó por eso, pues entendió que no hay conexión entre ambos casos y que se trató de un caso de forum shopping, que consiste en buscar que el caso quede en manos del juez más favorable para el interés de una parte.

Ahora debe resolver la Cámara Federal. De lo que digan los jueces Leopoldo Bruglia y Martín Irurzun dependerá el futuro del caso. Si confirman la conexidad, ratificará­n a Bonadio al frente del caso. La sala de Casación que intervenga resolverá de aquí en adelante todos los incidentes de este caso. Tan decisivo es este momento. El sorteo recayó en la Sala II, a cargo de los jueces Ángela Ledesma, Guillermo Slokar y Guillermo Yacobucci. Ledesma es una jurista defensora de las garantías, apegada al derecho; Slokar está en sintonía con el kirchneris­mo, y Yacobucci es severo y estricto en el cumplimien­to de la norma.

Los jueces de esta sala decidieron no aceptar de inmediato el caso de los cuadernos y Ángela Ledesma mandó a verificar si había otras causas conexas para decidir si les enviaba el expediente. Esta situación se resolverá hoy o mañana. Si la aceptan, todo hace pensar que sí serán ellos los jueces que terminen decidiendo en la causa de los cuadernos. Ahora y para siempre. Esta decisión no es menor: al declarar conexo el caso de los cuadernos con el de gas licuado, Bonadio quedaría confirmado y se desvirtuar­ían los cuestionam­ientos de Cristina Kirchner sobre un forum shopping, siempre que la Cámara Federal también falle en este sentido. Ayer en el primero y segundo piso del edificio de Comodoro Py daban por hecho que iba a haber sintonía entre ambos tribunales.

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