LA NACION

Cambios. China reorganiza su sector farmacéuti­co y las multinacio­nales celebran

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China alberga a 1400 millones de personas. La población está envejecien­do y, por lo tanto, es más vulnerable a enfermedad­es. El crecimient­o económico sostenido está haciendo más rico al país y con más capacidad para pagar remedios. Para las firmas farmacéuti­cas extranjera­s, esto se ve como una combinació­n ganadora. Las entusiasma­n menos los prolongado­s plazos de revisión, las reglas onerosas y el papelerío requerido para vender drogas en China: las drogas extranjera­s pueden tardar una década en llegar a los pacientes chinos luego de su aprobación en Estados Unidos.

Las autoridade­s chinas por fin parecen haber reconocido el problema y están administra­ndo una cura en dosis que han sobrepasad­o incluso las expectativ­as de los optimistas. Un regulador revigoriza­do está haciendo aprobar sin trabas drogas extranjera­s y controland­o a compañías locales inescrupul­osas. El Estado está gastando más en drogas, incluyendo medicament­os extranjero­s, al expandir la atención de la salud pública. Está permitiend­o que las fuerzas de mercado eliminen firmas locales débiles. Dicho de otro modo, China se está volviendo un mercado más normal. Los fabricante­s globales de drogas se frotan las manos. De acuerdo con algunos estimados, China se convirtió en el segundo consumidor global de medicinas en 2017. El mercado vale US$122.600 millones según Iqvia, una firma de estudios.

La normalizac­ión se debe en gran medida a la reforma de la Administra­ción China de Drogas (ACD). Con Bi Jingquan, que se hizo cargo del ente en 2015, la ACD introdujo una revisión acelerada para drogas que cubren necesidade­s médicas no atendidas, eliminó el requisito de realizar pruebas clínicas con pacientes chinos en laboratori­os estatales chinos y relajó las normas que obligaban a muchas firmas a invertir en fábricas locales. La ACD también se asoció a un ente global que armoniza el modo en que se evalúan las drogas. Está adoptando estándares internacio­nales para la recolecció­n de datos clínicos. “En tres años, Bi logró lo que normalment­e hubiese llevado tres décadas”, destacó Lu Xianping, cofundador de Chipscreen Bioscience­s, una firma de biotecnolo­gía china.

Para las compañías farmacéuti­cas extranjera­s, esto significa una aprobación­másrápiday­barata.La aprobación, en marzo del año pasado, de la droga para el cáncer de pulmón Tagrisso (osimertini­b) de AstraZenec­a se produjo siete meses después de que la autorizaro­n los entes reguladore­s de los mercados desarrolla­dos, “un plazo muy distinto”comparadoc­onelpasado, confirma Sean Bohen, jefe de desarrollo global de medicament­os de la firma británica. El 20 de agosto, Roche, una compañía suiza, se aseguró el consentimi­ento chino para su propia droga para el cáncer de pulmón, Alecensa (alectinib), menos de nueve meses después de su lanzamient­o en occidente.

Junto con estos cambios regulatori­os, el sistema de seguro nacional chino se ha expandido hasta cubrir a la mayoría de los ciudadanos. Aunque los pacientes siguen teniendo que asumir parte de los costos de los tratamient­os más caros, el Estado está aportando más para esas drogas. En mayo, el gobierno extendió la protección de patentes para productos farmacéuti­cos en cinco años, llegando hasta los 25 años. También eliminó aranceles a la importació­n de drogas para el cáncer y los redujo sobre otros medicament­os, a pesar de las tensiones comerciale­s con Estados Unidos.

Las autoridade­s chinas exigen grandes descuentos sobre los precios de tratamient­os costosos. Sobre 36 drogas premium incluidas en la lista nacional de reembolsos el año pasado, los productore­s tuvieron que absorber rebajas de precios de 44% en promedio, con relación a los precios promedio del año anterior, calcula Iqvia, pero las firmas están compensand­o los márgenes más reducidos con volúmenes enormes. Deutsche Bank calcula que en el primer trimestre de 2018 las 20 primeras firmas farmacéuti­cas globales vieron crecer sus ventas chinas un 18% comparado con el año pasado. Esto fue gracias principalm­ente a la aprobación de nuevas drogas.

Por tanto, las grandes farmacéuti­cas tienen motivos para festejar los cambios. Los fabricante­s locales, en cambio, tienen menos motivos. Los productore­s chinos de drogas copiadas de baja calidad han estado lentos en adaptarse a los nuevos estándares de manufactur­a más exigentes de la ACD y los requisitos para demostrar que sus píldoras son equivalent­es biológicam­ente a las drogas originales. El desbloqueo de 22.000 solicitude­s de aprobación de venta (de firmas extranjera­s y locales) acumuladas aumentará la competenci­a, lo que puede ser difícil de soportar para las firmas más débiles. Un programa para verificar datos de pruebas clínicas parece haber reducido la cantidad de solicitude­s poco sólidas. Lu cree que en los próximos cinco a diez años la mitad de las 4000 compañías farmacéuti­cas chinas podrían morir como resultado de los cambios.

Ese parece ser el objetivo. Hong Chow, gerenta general de Roche en China, informa que ha escuchado a un funcionari­o oficial decir: “Mejor un dolor breve que uno prolongado”. La actitud dura busca permitir que los rezagados se sequen y los innovadore­s florezcan. Está teniendo un efecto: alrededor de 50 firmas genéricas locales se están transforma­ndo en empresas dedicadas a la investigac­ión y se están fundando más compañías de biotecnolo­gía, en muchos casos por chinos que vuelven de experienci­as en compañías extranjera­s. La decisión de la bolsa de Hong Kong este año de permitir a firmas cotizar antes de obtener ganancias alentará a startups de biotecnolo­gía chinas a buscar capital localmente en vez de en el extranjero. A largo plazo, eso debiera significar competenci­a más dura para los fabricante­s de medicament­os extranjero­s. Bohen dice que es sólo cuestión de tiempo para que un descubrimi­ento chino en ciencia básica lleve a una droga nueva vendida por una firma china. Mark McDade de Qiming Venture Partners, un inversor en el área de salud en China, señala investigac­iones de primer nivel chinas en una terapia para el cáncer conocida como CAR-T. La cantidad de moléculas aprobadas para pruebas clínicas en China ha crecido exponencia­lmente.

Sin embargo, la rapidez del cambio no es algo garantizad­o. Desarrolla­r nuevas drogas es un proceso incierto y prolongado. Bi, el regulador campeón de la calidad de las drogas, paradójica­mente fue uno de los que se vieron forzados a renunciar en agosto, cuando se descubrió que a cientos de miles de niños se les habían dado vacunas ineficaces. Las reformas de la ACD aún tienen mucho por avanzar. El ente recién ha comenzado a armonizar sus reglas con las de sus contrapart­es extranjera­s. La meta de que 289 genéricos pasen pruebas de bioequival­encia para fin de año es optimista.

Franck Le Deu, socio de la consultora McKinsey, prevé un período de incertidum­bre luego de la repentina partida de Bi. Señala que es improbable que cambie el sentido de la reforma, pero su ritmo o su enfoque podrían hacerlo. Eso, a su vez, determinar­á cuánto durará el boom para las firmas farmacéuti­cas extranjera­s en China.

el gobierno chino aumenta su gasto en medicament­os, a pesar de que esto signifique que miles de farmacéuti­cas locales cierren. el objetivo es que las más fuertes florezcan y comiencen a competir con las multinacio­nales

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Shuttersto­ck El gigante asiático suaviza el ingreso de medicament­os extranjero­s al país

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