LA NACION

“apliqué en mi pelo una receta aprendida en el campo”

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La receta me la enseñó mi madre, una tarde de lluvia después de ir al colegio. Tendría 14 años y junto a mi hermana, dos años menor, solíamos pasar esos días mojados dentro de la cocina, inventando quehaceres para no aburrirnos.

Como vivíamos en el campo, a una hora en auto de General Villegas, nuestras opciones eran bastante limitadas así que mientras jugábamos a estar dentro de un salón de belleza, mi madre me humedeció el pelo y en un bol mezclamos una taza de yogur casero, la clara de un huevo y una cucharada de aceite de oliva.

Luego, mi hermana me esparció la mezcla por todo el pelo, lo cubrió con una bolsa de nailon, esperé media hora y me enjuagué.

Me quedó superbrill­ante, sedoso y, al contrario de lo que imaginaba, no tenía olor a huevo ni a ensalada.

Pero me olvidé de esta mágica receta capilar hasta que a los 18 años me fui a estudiar a Buenos Aires y noté cómo mi pelo se ensuciaba diez veces más que en el campo. Lo veía seco, opaco, igual a la alfalfa que les dábamos a los caballos, pero con olor a gasoil.

Por suerte, a pocas cuadras del departamen­to había una perfumería y lo primero que hice fue probar todas las ampollas disponible­s. Compré aceites, baños de cremas carísimos y más de una vez me senté en una peluquería para hacerme algo así como un shock de nutrición.

No digo que estos productos sean malos pero el efecto dura muy poco. Por eso una mañana me acordé del secreto de belleza de mi madre. Al llamarla me dijo que también podía cambiar la cucharada de aceite de oliva por una de limón, en el caso de notarlo muy grasoso, o por una de miel si lo que buscaba era tenerlo más hidratado.

Desde entonces me hago el baño de crema culinario una vez por mes. Y la verdad es que la gente suele elogiarme el pelo.

Quizás sea porque tengo mucha cantidad y solo con secármelo queda superarmad­o pero si me preguntan qué productos uso, orgullosa digo que a pesar de haberme convertido en una citadina más, conservo mis costumbres campestres y nutro mi pelo con yogur, huevo y aceite.

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