Cultivos de cobertura al auxilio,
Soy extensionista especializado en el área de Manejo de Cultivos y Suelos de INTA Coronel Suárez. La agricultura permanente y el monocultivo de soja bajo las actuales condiciones de manejo han conducido a un empobrecimiento del contenido de materia orgánica de los suelos y, en consecuencia, a una acentuada degradación de los mismos.
La pérdida de materia orgánica en los suelos bajo esta práctica, comparados con los suelos en rotación con pasturas de Coronel Suárez, es del orden del 30%. En recorridas que realizamos los técnicos del INTA para determinar la superficie ocupada del suelo se observó que las pasturas ocupan solo el 12% del área relevada. En el caso de los suelos con aptitud agrícola, que en la década del 80 y principios de los 90 tuvieron una rotación a base de pasturas perennes, comienzan a sufrir los efectos negativos del monocultivo de soja y/o trigo/soja sucesivos. Ante esta situación resulta prioritario el desarrollo de tecnologías que restituyan fertilidad y disminuyan el deterioro de los suelos.
Una de las amenazas de la agricultura extensiva argentina radica en que muchas decisiones se toman sin considerar el efecto de la rotación de cultivos. Los cultivos de cobertura vienen a suplir esa falta de rotación y son aquellos que no se cosechan, no se cortan, ni se entierran. Encuentran su lugar en los sistemas actuales de producción, cumpliendo en parte, con las funciones que tenían las pasturas de gramíneas y leguminosas en las rotaciones.
El cultivo cobertura protege el suelo de los agentes degradantes (lluvias, vientos) mientras se desarrolla su ciclo vegetativo. Una vez que se suprime el crecimiento, sea mediante métodos mecánicos o químicos, se lo mantiene en superficie, continuando su efecto protector del suelo.
Para muchos suelos agrícolas los cultivos de cobertura ofrecen el solo significado práctico de suministrar la materia orgánica necesaria para mantener el suelo en un alto estado de productividad. En cuanto al balance de agua para el territorio subhúmedo del sudoeste bonaerense (Coronel Suárez), no interesaría mucho el menor contenido de humedad al suspender el crecimiento de los mismos, ya que un suelo con cultivo de cobertura es más eficiente en captar el agua de lluvia en primavera. El cultivo de cobertura en relación con el barbecho desnudo comúnmente realizado por los productores en dicha región ha mostrado tener un costo hídrico de 10 a 30 mm, que no compromete al cultivo siguiente.
La utilización de leguminosas y/o gramíneas invernales contribuirían junto con la siembra directa a mitigar en parte los problemas que afectan a los suelos del área. Las leguminosas invernales podrían restituir nitrógeno a través de la fijación biológica y adicionar materia orgánica. Además, los restos vegetales de estos cultivos constituyen excelentes coberturas que podrían disminuir las pérdidas de agua por escurrimiento y evaporación.
Comisiones viales de algunas provincias ponderaron esta práctica por su efecto regulador en los excesos hídricos que por escurrimiento llegan a la red caminera. Así se pueden reducir los efectos causados por la erosión hídrica y elevar la eficiencia en el uso del agua y del barbecho desnudo.