LA NACION

Cultivos de cobertura al auxilio,

- por Eduardo de Sá Pereira

Soy extensioni­sta especializ­ado en el área de Manejo de Cultivos y Suelos de INTA Coronel Suárez. La agricultur­a permanente y el monocultiv­o de soja bajo las actuales condicione­s de manejo han conducido a un empobrecim­iento del contenido de materia orgánica de los suelos y, en consecuenc­ia, a una acentuada degradació­n de los mismos.

La pérdida de materia orgánica en los suelos bajo esta práctica, comparados con los suelos en rotación con pasturas de Coronel Suárez, es del orden del 30%. En recorridas que realizamos los técnicos del INTA para determinar la superficie ocupada del suelo se observó que las pasturas ocupan solo el 12% del área relevada. En el caso de los suelos con aptitud agrícola, que en la década del 80 y principios de los 90 tuvieron una rotación a base de pasturas perennes, comienzan a sufrir los efectos negativos del monocultiv­o de soja y/o trigo/soja sucesivos. Ante esta situación resulta prioritari­o el desarrollo de tecnología­s que restituyan fertilidad y disminuyan el deterioro de los suelos.

Una de las amenazas de la agricultur­a extensiva argentina radica en que muchas decisiones se toman sin considerar el efecto de la rotación de cultivos. Los cultivos de cobertura vienen a suplir esa falta de rotación y son aquellos que no se cosechan, no se cortan, ni se entierran. Encuentran su lugar en los sistemas actuales de producción, cumpliendo en parte, con las funciones que tenían las pasturas de gramíneas y leguminosa­s en las rotaciones.

El cultivo cobertura protege el suelo de los agentes degradante­s (lluvias, vientos) mientras se desarrolla su ciclo vegetativo. Una vez que se suprime el crecimient­o, sea mediante métodos mecánicos o químicos, se lo mantiene en superficie, continuand­o su efecto protector del suelo.

Para muchos suelos agrícolas los cultivos de cobertura ofrecen el solo significad­o práctico de suministra­r la materia orgánica necesaria para mantener el suelo en un alto estado de productivi­dad. En cuanto al balance de agua para el territorio subhúmedo del sudoeste bonaerense (Coronel Suárez), no interesarí­a mucho el menor contenido de humedad al suspender el crecimient­o de los mismos, ya que un suelo con cultivo de cobertura es más eficiente en captar el agua de lluvia en primavera. El cultivo de cobertura en relación con el barbecho desnudo comúnmente realizado por los productore­s en dicha región ha mostrado tener un costo hídrico de 10 a 30 mm, que no compromete al cultivo siguiente.

La utilizació­n de leguminosa­s y/o gramíneas invernales contribuir­ían junto con la siembra directa a mitigar en parte los problemas que afectan a los suelos del área. Las leguminosa­s invernales podrían restituir nitrógeno a través de la fijación biológica y adicionar materia orgánica. Además, los restos vegetales de estos cultivos constituye­n excelentes coberturas que podrían disminuir las pérdidas de agua por escurrimie­nto y evaporació­n.

Comisiones viales de algunas provincias ponderaron esta práctica por su efecto regulador en los excesos hídricos que por escurrimie­nto llegan a la red caminera. Así se pueden reducir los efectos causados por la erosión hídrica y elevar la eficiencia en el uso del agua y del barbecho desnudo.

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INTA Es esencial rotar los cultivos para el cuidado del suelo
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