LA NACION

Carlos Wagner. Así funcionó el club de la obra pública

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El extitular de la Cámara Argentina de la Construcci­ón y dueño de la constructo­ra Esuco, Carlos Wagner, fue el primer empresario arrepentid­o en dar detalles sobre cómo funcionó el sistema de cartelizac­ión de la obra pública durante el kirchneris­mo. Wagner no solo dio una lista de las empresas que, a través del ente que él controlaba, entregaron sumas de dinero negro para obtener contratos de infraestru­ctura.

También aclaró que con la muerte de Néstor Kirchner el cobro de coimas no finalizó, sino que se hizo hasta “el final del gobierno de Cristina Fernández”. Dijo que ella sabía de la recolecció­n de pagos ilegales. Hasta que declaró como imputado colaborado­r, Wagner mantenía una relación de cercanía con Julio De Vido y también tuvo un estrecho vínculo con el matrimonio Kirchner.

El juez Bonadio citó un extracto de la extensa declaració­n de Wagner frente al fiscal Carlos Stornelli como prueba contra Cristina Kirchner: “A partir del año 2012 se reinició el esquema de requerimie­nto de dinero y las oficinas del Sr. Clarens pasaron a estar en un edificio importante que está detrás del Hotel Hilton de Puerto Madero, el cual también podría identifica­r si hace falta. La recaudació­n se hizo hasta el final del gobierno de Cristina Fernández”.

Además, Bonadio consideró que la descripció­n de Wagner, quien señaló que las empresas que recibían contratos debían abonar el porcentaje de anticipo financiero que oscilaba entre el 10 y el 20 por ciento del total de la obra a modo de retorno, fue “muy ilustrativ­a”.

Declaró por ejemplo que el financista Ernesto Clarens participó de los cobros hasta el fallecimie­nto de Néstor Kirchner y que tenía un “listado actualizad­o de los pagos efectuados por las obras y la determinac­ión de la contribuci­ón que las empresas debían hacer”.

Con su confesión, Wagner incomodó a algunos empresario­s que declararon como “arrepentid­os” antes que él y que solo admitieron haber pagado “aportes de campaña” bajo presión a los exfunciona­rios del Ministerio de Planificac­ión.

Así, condicionó la carrera de arrepentid­os. Él también fue el nexo entre Juan Chediak, también extitular de la Cámara de la Construcci­ón, y el gobierno kirchneris­ta. Chediak mencionó en su declaració­n indagatori­a que Wagner lo reunió con De Vido y que entre ambos lo “presionaro­n” para que pagara si quería seguir trabajando.

Sin embargo, Wagner no quedó a salvo del fallo del juez: fue procesado por ser miembro de una asociación ilícita, delito que puede implicarle una pena de 3 a 10 años de prisión.

Admitió haber contribuid­o a armar el esquema de cartelizac­ión de la obra pública.

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