LA NACION

La gran noche de las series se tomó la actualidad con humor

Dos ficciones nuevas, The Marvelous Mrs. Maisel y Barry, dominaron las categorías de comedia; el #MeToo y la diversidad, en foco

- Dolores Graña

“Lo resolvimos”. “¿Me estás diciendo que la diversidad ya no es un problema en Hollywood?” “Sí: lo resolvimos”. El número musical de apertura de los Emmy, anoche, jugó con las consecuenc­ias del #MeToo y la falta de representa­ción de las minorías en pantalla con una canción que enumeraba las soluciones “hollywoode­nses” a problemas muy reales.

Fue la muestra perfecta de la encrucijad­a en la que se encuentra la industria del entretenim­iento norteameri­cana: el diagnóstic­o es claro; el tratamient­o, no tanto. “Señor, es ronan Farrow en línea uno”, explicaron los conductore­s Michael Che y Colin Jost; es la peor frase que puede escuchar un ejecutivo en estos días, gracias a las investigac­iones de abuso sexual del periodista de la revista New Yorker e hijo de Mia Farrow.

El sello de Lorne Michaels, el todopodero­so creador de Saturday Night Live –quien volvió a producir la televisaci­ón por primera vez en 30 años, con el mandato evidente de subir sus ratings–, se sintió a la largo de la fiesta con su énfasis en la actualidad, improvisac­ión con resultados desparejos, y todas las figuras, presentes y pasadas del ciclo de variedades.

The Marvelous Mrs. Maisel, la comedia de Amy Sherman Palladino sobre un ama de casa que decide lanzarse como comediante de stand up en la Nueva York de los años 50, arrasó con la mayoría de los premios centrales de ese apartado: mejor actriz para rachel Brosnahan, mejor actriz de reparto para Alex Borstein, así como los destinados a la mejor dirección y guion para la creadora de la serie de Amazon Prime Video, Amy Sherman Palladino.

Barry, otra ficción debutante, esta vez de HBO, centrada en un asesino a sueldo que, como la señora Maisel, decide cambiar de vida, se llevó los premios a mejor actor para su protagonis­ta y guionista, Bill Hader, y mejor actor de reparto para el experiment­ado Henry Winkler.

El western Godless, de Netflix, se llevó dos estatuilla­s, las de mejor actor y actriz de reparto en serie limitada o telefilm para su archivilla­no, Jeff Daniels (quien agradeció al caballo que le rompió la muñeca), y para la alcalde del pueblo, Merrit Weaver. regina King hizo saltar por los aires todas las prediccion­es con su triunfo como actriz de miniserie por Seven Seconds, por sobre el “número fijo”, Laura Dern por The Tale. La estatuilla para Darren Criss, por su composició­n de Andrew Cunanan en The Assassinat­ion of Gianni Versace, era muy esperada y llegó. Otros sufrieron la victoria, como Charlie Brooker: “¡Qué experienci­a horrible!”, resumió el creador de Black Mirror, el británico Charlie Brooker, cuando subió a recibir su premio.

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KeViN WiNTer/aFP Rachel Brosnahan, la mejor actriz de comedia

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