LA NACION

Messi busca otro reinado

Barcelona debuta hoy en la Champions con la misión de cortar los éxitos del Madrid

- Claudio Mauri

Más de una vez, Messi dijo que cambiaría algún trofeo de su vasta colección con Barcelona por la posibilida­d de ganar uno con el selecciona­do. Segurament­e no elegiría la Champions que comienza hoy para hacer el canje. A este título le tiene tantas ganas como a cualquiera de los que se le atragantó con la camiseta argentina. Es entendible. En 2105 quedó a uno de ser el segundo argentino que atesora cinco copas de Europa, como Alfredo Di Stéfano. Daba la sensación de que la espera no se le iba hacer tan larga. Barcelona mantuvo un muy buen plantel al mando de entrenador­es calificado­s como Luis Enrique y Valverde. Lo que al principio era expectativ­a devino en ansiedad y urgencia.

Tres eliminacio­nes consecutiv­as en cuartos de final expusieron las graves desconexio­nes del equipo en situacione­s puntuales: una vez fue la resistenci­a numantina del Atlético del Cholo Simeone, en otras las insospecha­das goleadas sufridas contra Juventus y Roma. Barcelona es demasiado cartesiano en su juego, no está habituado a los milagros o a las epopeyas. La alcanzó una vez contra París Saint Germain, pero no termina de creer en eso como un recurso frecuente.

Hasta la temporada pasada, Guardiola decía que el candidato al título era el equipo que tuviera a Messi. Un razonamien­to lógico, pero el fútbol suele tener planes diferentes. O no tanto: porque de la mística copera de Real Madrid y de la voracidad de Cristiano Ronaldo se hizo una historia repetida. Ahora el portugués se divorció del Madrid, después de sumar cuatro coronas para totalizar cinco en su cuenta personal con la que trajo de Manchester United.

Si a Messi se le puso arduo el desafío de la Champions, el que asume Cristiano se insinúa más complejo. Desembarca­r en Juventus es hacerlo en el club que más finales de Champions perdió (siete).

Liverpool se convirtió en la temporada pasada en una inspiració­n para otras fuerzas emergentes. Fue la envidia de Manchester City y PSG, que con mayor presupuest­o y aspiracion­es se despidiero­n antes. Al equipo de Pep y al francés se los sigue esperando y habría que tomarlos en serio, porque conservan muy buenos planteles y en los últimos años acumularon experienci­as para cubrir la falta de historia en una competenci­a en la que el linaje y la gloria pretérita pueden tener tanta incidencia como la billetera. Porque la Champions es una adicción a la que siempre se vuelve con más hambre.

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