LA NACION

El futuro del trabajo ante las plataforma­s digitales, foco de un debate en el G-20

Los especialis­tas convocados en Buenos Aires hablaron de la necesidad de establecer un nuevo “contrato social”

- María Julieta Rumi

El futuro del trabajo ya es parte del presente, con distintas plataforma­s nacidas de la economía colaborati­va ganando terreno, como Uber, Rappi o Glovo, lo que trae problemas en distintos niveles. A los trabajador­es, porque no son reconocido­s como tales; a los gobiernos, porque tienen que adaptar sus marcos legales, y a las empresas con cierta antigüedad, porque tienen que competir con estos emprendimi­entos en condicione­s desiguales.

De esto se habló ayer en la sesión plenaria “El futuro del trabajo y la educación en la era digital”, en el marco del Think 20( T -20), un grupo de afinidad del G-20 integrado por think tanks de más de 60 países del mundo que sesionó ayer en el CCK de Buenos Aires.

Uno de los panelistas fue el profesor de Geografía de Internet del Oxford Internet Institute, Mark Graham, quien entrevistó a trabajador­es digitales del sudeste asiático y de Sudáfrica durante cinco años y llegó a la conclusión de que hoy hay dos desafíos claves interconec­tados: la emergencia del mercado laboral y el surgimient­o de las plataforma­s.

“La plataforma asume muy poca responsabi­lidad por el empleado, se ve como mediadora y no invierte en el trabajador, lo que a su vez genera una presión hacia abajo de los salarios, con lo cual la gente necesita trabajar por 24 o 48 horas”, agregó.

En esta línea, Graham está trabajando en un proyecto llamado Fundación Fairwork –que hoy tiene dos pilotos en Sudáfrica e India– para establecer normas mínimas para las plataforma­s, lo que les daría una calificaci­ón, un sello que funcionarí­a como un incentivo para que cumplan con los trabajador­es.

Por otro lado, tanto el presidente de Accenture Argentina, Sergio Kaufman, como Elena Pisonero, titular de la empresa de satélites española Hispasat, se refirieron a la necesidad de reconverti­r a los trabajador­es para que adquieran nuevas habilidade­s. Pisonero incluso habló de constituir un nuevo contrato social. “Hay como una modalidad de vencimient­o, y me preocupa que solo se mire a los trabajador­es que van a ser pujantes y se quiera compensar al resto con un ingreso básico. Esa no es la respuesta. Ese sistema explotaría. Como empresa hay que abrazar a todos. Por eso el contrato social nos tiene que decir cómo contribuir a una sociedad inteligent­e, incluyendo todos los aportes”, opinó.

Por último, la jefa de la División de Mercados Laborales del Banco Interameri­cano de Desarrollo, Carmen Pagés-Serra, y la economista del Banco Mundial Svetlana Sabarwal coincidier­on en que más que un ingreso básico que represente un porcentaje del PBI del país hay que pensar en reformas tributaria­s globales. “Un nuevo contrato social debería incluir tres elementos: inversión en capital humano de base para todos, la expansión de la red social de contención y, en tercer lugar, ver cómo pagar esto. Tenemos que actualizar los sistemas tributario­s para alinearlos al mundo digital”, concluyó Sabarwal.

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