LA NACION

La carrera de Messi se alarga con la evolución de su juego

- Claudio Mauri

Messi fue capaz de hacer tres goles sin necesidad de ser omnipresen­te en los 90 minutos ni vaciarse físicament­e. Le alcanzaron cuatro remates al arco. Ya con 31 años, administra las energías y no expone el cuerpo en aventuras de riesgo. Tiene pasajes en los que camina la cancha, en los que parece estar estudiando todo, midiendo distancias y calculando tiempos. Una postura que también se le ve en el selecciona­do y muchos relacionan con el abatimient­o y desánimo. En la realidad, la diferencia es que en la Argentina lo que naufraga es todo lo que lo rodea, mientras que en Barcelona hay un entorno más contenedor.

Que en 2022 tenga 35 años es apuntado como un condiciona­nte para que pueda estar en el Mundial de Qatar, siempre que esta pausa que se tomó tras Rusia no derive en un distanciam­iento definitivo por voluntad propia. La edad no debería imponer un límite ni ser una barrera porque esta manera de jugar de Messi lo preserva de severos achaques físicos o de lesiones importante­s.

Contra PSV Eindhoven solo sufrió un foul, y no por esa creencia muy argentina de que en Europa son muy condescend­iente para ir a marcarlo, sino porque su maduración futbolista le enseña a evitar golpes, a desprender­se de la pelota antes de que lo choquen, a no meterse en refriegas innecesari­as. Economiza muy bien su genio, no le hace falta forzar los electrizan­tes esprints de cuanto tenía veintipico de años. Esta versión de Messi se podrá disfrutar en las canchas hasta que él tenga ganas de jugar, no debería retirarlo ninguna lesión seria o un desgaste que le acorte la carrera.

El deseo que le despierta el fútbol, el placer de jugar, de estar en contacto con una pelota, lo mantiene vivo como cuando era un niño. Si ese motor funciona, lo demás depende de las motivacion­es deportivas, de los objetivos que lo movilicen y renueven. En este último rubro no se da por satisfecho. Hace unos meses hizo unas cuentas y el saldo no le cerró ni conformó. Con Barcelona disputó 14 Champions desde 2004 y ganó cuatro. Otros se echarían panza arriba a contemplar semejante obra, pero él eleva el listón. “Podríamos tener algunas más”, expresó hace poco con tono autocrític­o, en Radio Catalunya. La última fue en 2015. En los últimos cinco años, Cristiano Ronaldo obtuvo con Real Madrid la misma cantidad: cuatro. La insatisfac­ción del rosarino estaba planteada. Y aunque le quedan varios años de fútbol, quiere saldar esa deuda cuanto antes.

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