LA NACION

Lejos de la Champions, cerca del corazón

- Francisco Schiavo

la Copa Libertador­es tiene algo. nadie sabe explicar qué es, pero se volvió un objeto de veneración para los equipos del continente. Casi de culto. Mucho más para los argentinos, que en los últimos años dejan todo por ganarla. Y pensar que en los comienzos fue despreciad­a y hasta San Lorenzo vendió la condición de local en la semifinal que perdió con Peñarol –a la larga el campeón–, en 1960, en el partido desempate jugado en el estadio Centenario. El Ciclón se lamentó por décadas hasta que, en 2014, pudo por fin ganarla.

Las leyendas de Independie­nte, el Rey, con siete trofeos, se exhiben en cada presentaci­ón del certamen. Boca traga saliva con sus seis conquistas y se desvive por la séptima por una cuestión de orgullo. River toma aire y, con tres títulos, se siente confiado tras el estímulo internacio­nal que le dio Marcelo Gallardo. Son los principale­s protagonis­tas de los cuartos de final de un certamen que tiene una sorpresa: Atlético de Tucumán. Si el conjunto del norte elimina a Gremio, último campeón, la Argentina se asegurará un finalista.

La Copa Libertador­es exige, desgasta. Sobre todo a los que menos tienen. Lanús estuvo a punto de ganarla el año pasado, pero perdió la final con Gremio. En aquel entonces descuidó el torneo local y hoy no levanta la vista. El promedio quedó esmirriado. Cuesta decirlo, pero el riesgo del descenso se corporiza fecha tras fecha. no es el caso, claro, de River, Independie­nte y Boca. El éxito o el fracaso. La adrenalina o la angustia. El presente y el futuro. Todo estará en juego para tres de los más poderosos a partir de hoy. Hay duendes dando vueltas por ahí. Son a los que se encomienda­n Holan e Independie­nte, con las presencias de históricos como Ricardo Bochini por los entrenamie­ntos. Recurren a ellos Guillermo Barros Schelotto y Boca, con la voz de Carlos Bianchi de fondo. Los invocan Gallardo y River, en esta mística de los 2000.

La Copa Libertador­es seduce. Tanto por el cartel, los premios y por la visibilida­d que logra el campeón, que a fin de año disputará el Mundial de Clubes con alguna potencia europea, como lo fue Real Madrid en los últimos tres años. Y aquí entramos en el terreno de las comparacio­nes. ¿odiosas? no. Realistas. Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, dijo en una entrevista con la nacion que una final de la Copa Libertador­es mejor que la de la Champions League era posible. En este mismo medio contestó Aleksander Ceferin, mandamás de la UEFA, en enero pasado: “Es bastante atrevido pensar que la Copa Libertador­es pueda ser mejor que la Champions”.

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