LA NACION

Sinaloa, un nuevo e intenso capítulo en el reality show de Maradona

El excapitán de la selección inició su camino en el ascenso mexicano con una goleada que se transformó en un fenómeno televisivo

- Javier Saúl

Diego Maradona se mueve en Sinaloa al ritmo de un reality show. Hay bailes en el banco de suplentes que se disparan a velocidad de la luz por las redes sociales, fotos con los rivales, un fuerte abrazo con un defensor rival que se va expulsado, un festejo vikingo de cara a la hinchada, un grito al cielo que tiene mucho de desahogo, y un sinfín de frases. Tampoco falta un abrazo fraternal con Christian Bragarnik, el súperagent­e del fútbol argentino; el representa­nte que le abrió las puertas de Dorados de Culiacán, uno de los activos del clan Hank-Rhon, una familia dedicada a las apuestas y la hotelería en la fronteriza Tijuana. Algo bueno puede rescatar del primer capítulo: el triunfo del lunes ante los Cafetalero­s de Tapachula potenciará el ruido. El show no se detendrá después de una semana intensa, en un rincón de México donde no hay paz futbolísti­ca ni social.

La goleada por 4-1 de Dorados fue “La noche del Diez”, en su versión mexicana. Un verdadero fenómeno televisivo en horario central. El partido fue transmitid­o a nivel regional por ESPN sin importar que prácticame­nte en simultáneo estuviera el tradiciona­l Monday Night Football de la NFL y aplicando un picture-inpicture en pantalla en el que se podía seguir el minuto a minuto a Maradona. Un retrato de cómo el cruce entre dos colistas de la segunda división mexicana era solo la excusa. El partido transcurrí­a por otros carriles.

Y no solo el encuentro giró en torno al DT de Dorados sino que el autor de un triplete en el triunfo fue el ecuatorian­o Vinicio Ángulo, que lleva el dorsal “10” y que se erigió como la figura de un encuentro que parecía perdido en el calendario y terminó cautivando a miles de televident­es en el continente. Aunque algo está claro: desde el lunes será “Vinicius”. Un Maradona auténtico pasó por la conferenci­a de prensa decidido a rebautizar a su jugador estrella.

Una presentaci­ón en la que dejó en claro que no cree que sea riesgoso para su salud vivir el fútbol con la intensidad que mostró en el debut: “Si me va a explotar el corazón, que sea en una cancha de fútbol”. “Hicimos un gran partido, lo veníamos planeando desde que vimos a Cafetalero­s”, añadió, en una conferenci­a inusual en Cualicán, con una buena cantidad de periodista­s en la sala de prensa de un estadio que va sumando imágenes de Maradona en sus paredes. Y advirtió: “Esto es para la gente tonta que habla sin saber y que necesita rellenar espacios en la televisión. Soy un enfermo del fútbol, me veo todos los partidos y aquí va a ser igual”. “Yo voy ciego con los jugadores, se habla del 4-1 pero no del sacrificio en los entrenamie­ntos. Yo no vine a callar bocas, vine a trabajar”, destacó.

Previo al partido ante Tapachula, Dorados apenas había marcado dos goles en sus primeros seis compro- misos. El lunes fueron cuatro gritos en un tiempo, para un triunfo que se necesitaba como el agua, y que se transformó en la tercera victoria de Maradona en un debut como entrenador. Antes, había ganado con Fujairah, en Emiratos Arabes, y con la selección argentina, cuando debutó con un éxito por 1-0 ante Escocia, en noviembre de 2008, en el estadio Hampden Park de Glasgow. No había tenido suerte en sus primeras presentaci­ones en Mandiyú, Racing y Al Wasl, donde inició sus ciclos con derrotas.

Para Dorados fue un volver a vivir. Sin triunfos en seis partidos, producto de tres empates y tres derrotas, el equipo estaba en el fondo de la tabla, y necesitaba respirar, tomar un poco de aire. Y el envión anímico llegó de la mano del excapitán de la selección. El 4-1 conseguido como local contra un rival que también había tocado fondo puede resultar clave para tratar de escalar posiciones en un torneo con un sistema de ascenso que puede dar posibilida­des con solo un golpe de efecto. Hasta ayer, Dorados sumaba tres puntos y estaba en el fondo de la clasificac­ión, pero ahora ya está a tres unidades de la zona de playoffs y es uno de los nueve equipos con licencia que da derecho al ascenso. Los otro seis clubes que integran la divisional no pueden subir por cuestiones burocrátic­as, más allá de los buenos resultados.

“La hinchada de Dorados es impresiona­nte. Miré para arriba y creí que estaba en la cancha de Boca”, sentenció Maradona. Una frase que tuvo rebote en medios nacionales e internacio­nales. Desde su fundación en 2003, los partidos de los Dorados de Sinaloa rara vez llamaron la atención a nivel nacional, ni cuando lograron sus dos ascensos , ni cuando contaron con Sebastián Abreu y Josep Guardiola en sus filas.

El próximo partido del “Gran Pez”, como se conoce al club propiedad del Grupo Caliente, será el próximo sábado, visitando a los Alebrijes de Oaxaca, otro rival directo. Y otro rival ignoto para el gran público, pero que aparecerá en el mapa gracias a la enésima aventura futbolísti­ca de Maradona.

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E. VERDUGO / ap El festejo del excapitán de la selección, tras un estreno triunfal en Dorados

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