LA NACION

Obsesión por la Champions

- Ezequiel Fernández Moores

Si me odian, ódienme chicos. Algunos de ustedes juegan mejor cuando se enojan conmigo”. Pep Guardiola es la estrella de All or nothing, el documental de ocho capítulos de Amazon sobre la última temporada de Manchester City, la mejor de su historia. El DT catalán es una pila. Motiva con insultos. Pide ganar por el hijo de David Silva o porque Napoli, dice en otro momento, juega en un San Paolo “que se cae a pedazos”. Los grandes equipos, advierte a sus jugadores, “son los que terminan el partido como ellos quieren”. Técnicamen­te notable y narrado con tono monárquico por el actor Ben Kingsley, el documental emociona cuando el Kun Agüero, goleador histórico, muestra la cama vacía de su hijo que vive en Buenos Aires. Y sorprende cuando el capitán belga Vincent Kompany cuenta que el club no tenía puerta en el baño ni café en el bar. Pasaron diez años. Manchester City, que inicia hoy su camino para ganar la Champions, ahora es Disneyland­ia. Dinero de Abu Dhabi.

Un crítico inglés sugirió un inicio menos comercial pero acaso más periodísti­co para el documental de Amazon. Que comenzara con las imágenes difundidas en 2010 por la cadena estadounid­ense ABC, que mostraban al jeque Issa bin Zayed Al Nahyan metiéndole a un socio afgano arena en la boca, sal en las heridas, picana en los testículos y en el ano, látigos y clavos, disparándo­le con un rifle automático y arrollándo­lo con su camioneta Mercedes. Ante el escándalo, una corte de Emiratos Arabes Unidos (Abu Dabi es su capital) debió investigar. Afirmó que Issa estaba bajo los efectos de medicament­os y no era consciente de sus actos. Issa es miembro de la familia real. Medio hermano de Mansour bin Zayed Al Nayhan, dueño supuesto de Manchester City, aunque en nueve años fue apenas una vez al estadio Etihad. Issa también es medio hermano de Mohammed bin Zayed Al Nayhan, todopodero­so príncipe heredero de Abu Dhabi y, según sospechas, dueño verdadero del club. Mejor que figure Mansour y no Mohammed, afirman organismos de derechos humanos. El City como “lavado de imagen” de la monarquía. Mil millones de dólares a pura pérdida.

El dinero sobraba cuando Abu Dhabi desembarcó en 2008. Tanto que Garry Cook, CEO interino, interpretó que “it’s getting messy” (se está poniendo sucio) era “let’s get Messi” (vamos por Messi) y ofertó a Barcelona 30 millones de libras por Leo. El primer fichaje estrella fue Robinho, “demasiado crack para un club como el City”, llegó a decir Pelé. Fue un fiasco que duró apenas 15 meses. Y no fue el único. En 10 años, el Manchester City de los petrodólar­es fichó más de 70 jugadores por 1500 millones de euros. El plan, que incluye obras e inversione­s para la ciudad de Manchester, es mucho más ambicioso. Seis clubes y 240 jugadores en todo el mundo, desde el New York City al uruguayo Torque, todos como parte del City Football Group (CFG). Todos intentando la misma filosofía de juego (“Pep style”). Los proyectos llegan a China. El fútbol como Walt Disney. “Glocalisat­ion” (productos globales adaptados al mercado local). Lo describió The Guardian en diciembre pasado: “El plan de Manchester City para la dominación global”.

La voz más opositora es la de Javier Tebas, el capo de la Liga española (allí también desembarcó Abu Dhabi con Girona). Tebas acusa a Manchester City y a sus clubes socios de ser ClubesEsta­do, que compiten de modo desigual en el libre mercado del fútbol, financiado­s por patrocinio­s de compañías públicas cuyos dineros inflan cada vez más la pelota. Es la misma acusación que dirige al parisino PSG de Neymar-Mbappé-Cavani, proyecto qatarí que también apunta al trono de la Champions, el formidable negocio de 3400 millones de euros (solo por clasificar­se cualquier equipo cobra casi lo mismo que el campeón de la Libertador­es). Su título, eso sí, es patrimonio habitual de los clubes tradiciona­les. Allí está Barcelona, que debutó ayer con un gran Leo Messi y que tuvo siete años a Qatar en su camiseta, como lo tiene ahora Bayern Munich. Y está también Real Madrid, rey europeo cuatro veces en los últimos cinco años, que buscó socio en Abu Dhabi para el nuevo Bernabéu y cuya camiseta dice “Fly Emirates”. Oro negro en la Casa Blanca.

Hay otro viejo documental de 1981 de Granada TV (CITY! A Club in Crisis) de cuando el Manchester City era pobre. El DT despedido, Malcolm Allison, fuma y mira desde su silla, con cara de querer fusilarlo, a su viejo compañero de equipo, John Bond, su reemplazan­te y que habla de lo mal que encontró al equipo. No hay hoy plataforma ni tecnología que registre una escena así. Son tiempos de documental­es futboleros, en Amazon o en Netflix, mucho más bellos, pero acordados primero en una oficina de marketing. Imposible que registren el correo electrónic­o interno que Yousef Al-Otaiba, embajador en Washington de Emiratos Arabes Unidos, envió hace unos años, preocupado por las acusacione­s a Abu Dhabi por la matanza de civiles y niños tras nuevos bombardeos en Yemen. Entre sus destinatar­ios estaba Khaldoon Al-Mubarak, asesor clave de la familia real, mano derecha del jeque Mohammed. Mubarak, además, es presidente del Manchester City desde 2008. Desde que llegó Abu Dhabi.

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Sebastián Domenech
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