Contracción
La mala cosecha impactó de lleno en el segundo trimestre; la crisis cambiaria registró sus primeros coletazos
El producto bruto interno (PBI) se contrajo 4,2% interanual en el segundo trimestre del año, por el fuerte impacto de la sequía y los primeros coletazos de la crisis cambiaria.
La sequía, la peor en 40 años, imprimió en los datos oficiales la magnitud de su impacto en la economía. Como consecuencia de ese imprevisto climático –aunque también por el aporte de los primeros coletazos cambiarios–, el producto bruto interno (PBI) se desplomó 4,2% en la medida interanual en el segundo trimestre del año, el peor dato para el mismo período desde 2012.
De esta manera, el nivel de la actividad económica, según los cálculos del Indec, retrocedió al mismo que reflejaba en el cuarto trimestre de 2015, tiempos en los que asumió Mauricio Macri.
La medida desestacionalizada se hundió un 4%, el peor dato desde 2008. En el acumulado del año, los números del organismo registraron una caída de 0,5%, luego de que en el primer trimestre habían mostrado una variación positiva de 3,6 por ciento.
Algunos expertos estimaban ayer que, sin incluir en el cálculo la mala cosecha de este año, el PBI habría reflejado una variación positiva en el trimestre analizado. Las cosas cambiarán, por otra parte, en el tercero y en el cuarto trimestres del año, en los que se espera un impacto menor de la sequía, pero un golpe de lleno de la abrupta crisis cambiaria.
Los especialistas consultados por la nacion además esperan una recesión de cuatro trimestres (hasta el segundo de 2019), más profunda que las vistas en 2014 y 2016, y similar a las de 2008 y 2009. Para el futuro, la pregunta es política. ¿Habrá un conflicto distributivo en momentos de una significativa licuación cambiaria? Pero otra duda se impone en medio de una negociación con el FMI para ampliar el desembolso de dólares: ¿qué ocurrirá en el exterior, cómo afectará a los mercados emergentes y, sobre todo, al flujo de capitales? Sobre esto último hay más optimismo.
No hay dudas entre los economistas privados de que el factor determinante de la fuerte retracción económica fue lo que sucedió en el campo. El sector agricultura se desplomó interanualmente 31,6%. Sin embargo, estimaron que ya se observan fuertes retrocesos en los stocks de las empresas por las subas de las tasas de interés como respuesta a la devaluación.
De acuerdo con la Dirección de Cuentas Nacionales del Indec, el consumo privado –distinto del consumo masivo– subió 0,3%; la inversión aumentó 3,1%, y el consumo público cayó 2,1%. Las exportaciones se hundieron 7,5%, mientras que las importaciones mostraron un alza de 2,7%.
En términos nominales, el PBI llegó en el segundo trimestre del año a $752.791 millones. En las medidas desestacionalizadas, las importaciones mostraron una baja como consecuencia de una recesión que recién comenzaba. En tanto, las exportaciones se desplomaron 14,2%; el consumo privado, 1,1%, y la formación bruta de capital fijo (inversión) cayó 6,9%.
Entre los sectores que más bajaron está la agricultura. La segunda caída entre las más relevantes, según la incidencia, fue la de transporte, que retrocedió 3,8%. Se trata de un sector vinculado al campo. La industria reflejó un retroceso de 1,8% y el comercio, de 1,6%. En tanto, la construcción –el sector que más se expandía– ya comenzó a reflejar una desaceleración, pero con números todavía positivos (+5,5%).
“Este dato cuenta lo que pasó hace unos meses y ya estaba explicado por el EMAE. No hay demasiadas sorpresas”, analizó la economista de Abeceb Elisabet Bacigalupo, que estimó una caída interanual de 4% para el tercer trimestre y de 3,8% para el cuarto. Según sus previsiones, el año concluiría con un retroceso de 2,2%. “En el segundo trimestre domina el impacto de la sequía y se notan los primeros coletazos de las tensiones cambiarias”, estimó, y agregó: “Lo que me llamó la atención en la composición, en términos de la demanda agregada, es que en la caída de 4,2%, un 62% es explicado por la variación de existencias. Lo que te explica el grueso de esa caída es la desacumulación de stocks. Cuando las economías atraviesan una fase recesiva con devaluación, tasas altas y perspectivas de ingresar a una fase peor, las empresas se financian vendiendo stocks”.
“El grueso de la caída es agro. Pero no es lo único. Es un trimestre a medias. La corrida empezó el 24 de abril”, graficó Marina Dal Poggeto, directora de la consultora EcoGo. “En ese trimestre tuvo que haber un desarme de stocks importante por la tasa de interés. Hasta $30 por dólar se frenaron despachos de importaciones, congelaron las líneas de producción y las empresas trataron de vender para limitar el salto cambiario. Tras el movimiento de $30 a $40, el miedo es lo que pase con la cadena de pagos y la prioridad es cancelarle deudas al banco”, explicó la especialista.
“El salto cambiario y la fuerte suba de la tasa de interés son señales muy contractivas. Aunque el nuevo dólar debería dar aire a sectores exportadores, porque la foto de competitividad es mucho mejor mirando bienes, servicios y salarios”, agregó Dal Poggeto, que mencionó como un dato positivo que el Gobierno está “a las puertas” de un acuerdo con el FMI que le dará a Macri solvencia hasta el final del mandato. Además, afirmó que el mercado cambiario parece estar empezando a reaccionar.
“La mayor reversión estuvo en las exportaciones, afectadas por la menor cosecha. La inversión se desplomó 7% trimestral y el consumo privado, 1,1%. Reflejo de una menor demanda agregada y de un precio relativo más alto, las importaciones cayeron 5,4% en el período”, estimó Melisa Sala, economista de LCG. “La sequía que afectó al agro explica buena parte del deterioro interanual. La actividad agropecuaria cayó 32% interanual y restó cinco punto porcentuales de crecimiento interanual en el trimestre. La retracción de la industria y el comercio quitó 0,5 puntos adicionales”, completó.
La política también hizo su análisis. “El consumo privado se mantuvo prácticamente estancado, aunque las mediciones privadas hablan de caídas pronunciadas para los meses de abril, mayo y junio, cosa que se acentúa en los meses siguientes, en la medida en que fueron profundizándose la devaluación y la crisis económica. Esto deberá reflejar el Indec indefectiblemente en la próxima medición, en la que, además, se cristalizará que la Argentina se encuentra técnicamente en recesión tras dos períodos consecutivos de achicamiento de la economía nacional”, afirmó Fernanda Vallejos, economista y diputada nacional por el Frente para la Victoria (FPV).