Brasil, ante una batalla de extremos
Haddad, del PT, se afianza como rival de Bolsonaro, de ultraderecha
RÍO DE JANEIRO.– A todo o nada. Mientras la campaña para las elecciones del 7 de octubre en Brasil se encuadra cada vez más en un duelo entre el ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Fernando Haddad, los otros tres principales candidatos de centro intensificaron sus ataques a los representantes de los extremos para romper la temida polarización. Una encuesta de Ibope divulgada anteanoche reforzó a Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), en la delantera, con 28% de intención de voto, y afianzó a Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), en el segundo lugar, con 19%.
El ascenso del exalcalde de San Pablo se produjo apenas una semana después de que fue elegido para reemplazar en la fórmula al encarcelado expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, impugnado por estar cumpliendo una condena a 12 años de cárcel por corrupción en una causa vinculada a la operación Lava Jato.
Así, estos dos aspirantes al Palacio del Planalto se alejaron del pelotón del resto de los candidatos y se perfilan hoy con mejores chances para disputar el ballottage del 28 de octubre.
Relegados a un distante segundo escalón de las preferencias quedaron el exgobernador de Ceará Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), con 11% de la intención de voto; el exgobernador de San Pablo Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con 7%, y la ecologista Marina Silva, de la Red Sustentabilidad (Red), con 6%.
“Quiero ayudar a la población a poner fin a esa división y violencia odiosa, a ese sectarismo y radicalización en la política que lamentablemente está llevando nuestra economía para el pantano”, resaltó a la prensa Gomes, que rechazó la idea del “voto útil” al que tanto apelan las campañas de Bolsonaro y Haddad; la primera, para evitar “el regre- so del petismo”; la segunda, para “salvar a Brasil de una dictadura”.
Luego de los comentarios de Haddad, anteayer, de que espera contar con el apoyo de Gomes –ministro de Integración Nacional de Lula entre 2003 y 2006– para vencer a Bolsonaro, el político laborista rechazó de plano desistir de su candidatura. “Ni a palos –dijo–. Yo no cedo la responsabilidad con mi país por una encuestadora”.
Sin embargo, de acuerdo con el sondeo de Ibope, el 32% de los electores señalaron como “muy alta” o “alta” la probabilidad de votar por un candidato que no sea su preferido para evitar que otro gane la contienda.
Expectativa
Con una gran máquina electoral a su disposición y el mayor tiempo en el horario gratuito de propaganda en radio y televisión, el socialdemócrata Alckmin también cuestionó la idea de que los brasileños tengan que elegir solo entre Bolsonaro o Haddad para la primera vuelta. Según él, los comicios anteriores han demostrado que la gente decide su voto mucho más cerca del día del sufragio que semanas o meses antes.
“Quedo preocupado al ver a Brasil ir para los extremos, creo que eso puede ser muy malo –señaló Alckmin–. La campaña está abierta y va por olas. Ya tuvimos la ola de Marina, la de Ciro y ahora la de Haddad. Lo que vale es la ola final”.
De cualquier forma, pronosticó que Haddad pasará al ballottage del 28 de octubre, aunque duda que lo consiga Bolsonaro, un exmilitar que justifica la última dictadura y aboga por la libre portación de armas como forma de controlar la criminalidad.
“La curva del candidato del PT es ascendente; la de Bolsonaro, no. Él ya está en su techo y deberá caer”, opinó el exgobernador paulista, para quien el apoyo que tiene el diputado ultraderechista “no es de él, sino que es anti-PT”.
En ese sentido, todos sus nuevos anuncios de propaganda llaman a no dejarse seducir por “el grupo rojo (color del PT) que quiere el fin de la operación Lava Jato para encubrir el mayor escándalo de corrupción del mundo” ni por el “grupo de la revuelta y la intolerancia, del odio a todo y todos”.
Fiel a su estilo más suave, la ecologista Silva evitó referirse por sus nombres a los dos contendientes que monopolizan hoy el debate en la campaña brasileña, pero no se privó de criticar las posturas que defienden sus rivales.
“No tenemos que quedarnos entre el autoritarismo nostálgico y la idea de la connivencia con la corrupción. ¿Qué país queremos para nuestros hijos? ¿Un país que banaliza la corrupción? ¿Un país que banaliza la violencia?”, se preguntó la candidata de Red.